Un retrato de Stalin y el escudo soviético presidieron el histórico monumento en octubre de 1937 con motivo del 20º aniversario de la Revolución Rusa
La Unión Soviética apenas había alcanzado la
adolescencia cuando en la electa República Española, a las puertas de la
Guerra Civil, brotaba la «curiosidad, simpatía y expectación» por ese
gigantesco Leviatán del que se adivinaba su cobijo en tales
circunstancias; ávidos por conocer cómo, «con esfuerzos inauditos», se
había levantado en aquel vasto territorio «el acontecimiento económico y social más formidable del mundo moderno».
Sobre tales afirmaciones o creencias, tan
irrefutables para una parte como cuestionadas y cuestionables en el
todo, se asentaba el nacimiento de la Asociación de Amigos de la URSS,
según su texto fundacional. Creada en 1933 como espacio de intercambio y
debate, se constituyó tiempo después como un contrapunto a la
propaganda franquista, además de un instrumento que «garantizara la
veracidad» del eco procedente de Pravda.
La devoción por la «República obrera rusa»,
como la definía el citado escrito, era tan evidente como su entrega
total a la misma. Sólo unos meses después del inicio de la Guerra, y
cada vez más asentada la retaguardia republicana en Madrid, se produjo
un acontecimiento que confirmó esa premisa.
Stalin en Alcalá
Bajo este contexto, años después, en octubre de
1937 y con motivo del 20º aniversario de la Revolución Rusa, la Puerta
de Alcalá rindió un homenaje unilateral a la Unión Soviética. Si bien no
se trató de una iniciativa oficial e institucional de parte del
Ayuntamiento, y sí de la Asociación de Amigos de la URSS, el popular e
histórico monumento madrileño, usurpado para tal caso, cambió su
aspecto; sometido al blandir de la hoz y el martillo soviético.
Un gran escudo de la URSS -ver imagen superior- tapó la inscripción superior a la vez que un gigantesco retrato de Josef Stalin presidía los arcos junto a los propios de Maksiv Litminov y Kliment Voroshilov.
Dicho suceso, como otros homólogos
relacionados, estuvieron expuestos y explicados en la muestra «Los rusos
en la guerra de España», del Centro Cultural Conde Duque de Madrid en
el año 2009. Entonces se desveló, entre otros apuntes históricos, que no
hubo una ayuda tan abrumadora de la URSS a la República como Francisco
Franco se encargó de exagerar y extender.