Una de las abogadas del caso AMIA, amiga del fiscal encontrado muerto, cree que lo prioritario ahora «es revisar el material, ocuparse de su custodia, preservar las pruebas y garantizar la seguridad de las personas que las tienen»
Marta Nercellas
Marta Nercellas conoce a fondo la causa del atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina).
Abogada en el juicio del mayor ataque a la colectividad judía tras la
II Guerra Mundial, Nercellas supo «hace meses» por boca del propio
fiscal especial, Alberto Nisman, la denuncia que este preparaba contra
la presidenta de Argentina y varios de sus colaboradores a los que acusó
de «organizar, negociar y acordar la impunidad de los acusados
iraníes», a cambio de favores comerciales. «Tenía miedo de que le
mataran», recuerda. Como medida de precaución le contó que «guardaba en
tres lugares diferentes copia de toda la investigación».Argentina está en «shock» por la muerte del fiscal, pero ahora lo inmediato respecto a la investigación, observa la abogada, «es revisar el material, ocuparse de su custodia, preservar las pruebas y garantizar la seguridad de las personas que las tienen. Hay secretarios del Juzgado que saben tanto o más que el propio Nisman». Afectada por la noticia, Nercellas repite: «Nisman me dijo en reiteradas ocasiones que estaba amenazado. Temía por su vida y por eso, según me contó, tenía guardado todo en tres lugares diferentes».
-¿Cree en la hipótesis del suicidio?
-Hay que dejar que trabaje la Justicia. No dispongo de elementos de
juicio necesarios para sostener esa teoría ni ninguna otra. Lo que le
puedo decir es que la personalidad de Alberto Nisman y su conducta
previa no se condicen con las de un suicida. Hasta el sábado por la
noche estaba trabajando en su despacho y preparando la reunión con la
Comisión del Congreso de hoy (por ayer). ¿Qué pasó en ese tiempo? Nisman
hablaba con todos sus colaboradores, preparaba su intervención, estaba
asiendo el toro por los cuernos... Nadie, ninguno, notó algo extraño.
-¿Alguien más le ha dicho abiertamente que no cree en el suicidio?
-Esta madrugada estuve en contacto con varios jueces, ninguno dudó.
El primer mensaje en mi móvil fue de uno de ellos: «Lo mataron -me
escribió-. Lo habrán hecho por mano propia o ajena, le habrán inducido,
pero lo mataron».
-¿Cuándo se enteró de la denuncia que tenía preparada el fiscal contra la presidenta del Gobierno?
-Me lo contó hace meses. Estaba ultimando los detalles. Sabía dónde
se metía, la gravedad del asunto, aunque desconozco las razones que le
impulsaron a presentarla en este momento (se habla de que la presidenta
lo quería desplazar del cargo).
-Desde el Gobierno descalificaron a Nisman y su investigación…
-Creo en la absoluta veracidad del informe y de las pruebas de Nisman.
-Nisman presentó la denuncia en un juzgado cuyo
titular está de vacaciones. Su remplazo o subrogante, María Servini de
Cubría, no «habilitó la feria judicial» para tratar el asunto. ¿No era
lo suficientemente importante como para darle curso?
-La juez hizo lo que tenía hacer. Decidió esperar a que volviera el
juez Ariel Lijo (ayer anunció su incorporación inmediata) porque le
corresponde a él la causa. No había una medida urgente que adoptar y es
Lijo el que tiene que decir qué hace y cómo aborda el asunto, no Servini
de Cubría.
-Pero el fiscal imputa a la presidenta de
Argentina, a su ministro de Asuntos Exteriores, Héctor Timerman, y a
otros colaboradores…
-Nisman no necesitaba ni solicitaba un allanamiento (registro) ni
otra medida urgente. La petición para citar a indagatoria (como
imputada) a la presidenta la tiene que decidir el juez que entiende de
la causa. La intervención de Servini de Cubría no habría sido correcta.
-La acusación a la presidenta es muy grave…
-En las escuchas telefónicas que tenía Nisman se anticipan y
confirman hechos de imposible conocimiento si no hay línea directa y
aprobación de la presidenta. Se habla de la enfermedad de la presidenta
(el coágulo en la cabeza) antes de que se haga público, y en ese
contexto, Timerman le niega al Gobierno de Israel las reuniones
celebradas con Irán que luego se confirman y que antes se intentaron
concretar con los exministros de Exteriores Rafael Bielsa y Jorge
Taiana. En las escuchas, los imputados hablan de la Comisión y del
memorándum que luego el Gobierno organiza… No creo que ninguno de los
personajes de la causa ni nadie en este Gobierno pueda tomar esas
decisiones sin que salgan de la presidenta.
-¿Este escenario y la muerte de Nisman amedrentan o animan para seguir investigando?
-Hay gente que forma parte de la investigación que está asustada.
Creen que no fue un suicidio y se dicen: si esto le pasó a él, en el
barrio más seguro de Buenos Aires, en un edificio con vigilancia y con
custodia propia, ¿qué nos puede pasar a nosotros? Al mismo tiempo, los
jueces consideran que no pueden callar. Se han cruzado todos los límites
desde el principio.