La traiciòn de Judas
continùa en la historia.Homilia
del P. T¡RRaniero Cantalamessa-
l dinero motivó la traición de
Judas, como continúa hoy motivando tantas traiciones a Cristo, pero el traidor
enseña una lección: la importancia de confiar en la ilimitada misericordia de
Dios. Lo destacó el predicador de la Casa Pontificia, el padre Raniero
Cantalamessa en la homilía de la celebración de la
pasión del Señor este viernes en la
Basílica de San Pedro.El Papa Francisco le escuchó atento, y presidió la celebración. Después de su llegada con saludos y bendiciones a las personas que le esperaban en el camino hasta la Basílica vaticana y de la primera oración, el Papa llegó al altar y se prostró por tierra.
El padre Raniero Cantalamessa pronunció su homilía, en un ambiente de recogimiento espiritual profundo. Reflexionó sobre la figura de Judas Iscariote el traidor y destacó la importancia de confiar en la misericordia de Cristo.
“Judas no había nacido traidor y no lo era en el momento de ser elegido por Jesús; ¡llegó a serlo! Estamos ante uno de los dramas más sombríos de la libertad humana”, afirmó el padre capuchino.
El padre Cantalamessa aseguró basándose en los Evangelios que la motivación de la traición de Judas fue el dinero.
Y añadió: “¿Acaso no ha sido casi siempre así en la historia y no es todavía hoy así? Mammona, el dinero, no es uno de tantos ídolos; es el ídolo por antonomasia; literalmente, «el ídolo de metal fundido»”.
“¿Quién es, objetivamente, si no subjetivamente (es decir en los hechos, no en las intenciones), el verdadero enemigo, el competidor de Dios, en este mundo? ¿Satanás? –planteó-. Pero ningún hombre decide servir, sin motivo, a Satanás. Quien lo hace, lo hace porque cree obtener de él algún poder o algún beneficio temporal”.
“Jesús nos dice claramente quién es, en los hechos, el otro amo, al anti-Dios: «Nadie puede servir a dos amos: no podéis servir a Dios y al dinero » (Mt 6,24). El dinero –es una definición de Shakespeare esta- es el «Dios visible»[11], a diferencia del Dios verdadero que es invisible”, añadió.
“¿Qué hay detrás del comercio de la droga que destruye tantas vidas humanas, detrás de la prostitución, del fenómeno de la mafia y de la camorra, la corrupción política, la fabricación y el comercio de armas, e incluso —cosa que resulta horrible decir— de la venta de órganos humanos extirpados a niños?”, cuestionó.
“Y la crisis financiera que el mundo ha atravesado y este país aún está atravesando, ¿no es debida en buena parte a la «detestable codicia de dinero», la auri sagrada fames[12], decía Virgilio por parte de algunos pocos?”, añadió.
Después invitó a pensar en el Judas que toda persona tiene dentro y aseguró: “Traiciona a Cristo quien traiciona a su esposa o a su marido; traiciona a Jesús el ministro de Dios infiel a su estado, o quien, en lugar de apacentar el rebaño que se la confiado se apacienta a sí mismo; traiciona a Jesús todo el que traiciona su conciencia”.
El padre Cantalamessa invitó a aprender la lección de “nuestro hermano Judas”: rendirnos a aquel que perdona gustosamente, arrojarnos también nosotros en los brazos abiertos del crucificado.
Destacó que sólo existe una diferencia entre Pedro y Judas: la confianza en la misericordia de Cristo. “El mayor pecado de Judas no fue haber traicionado a Jesús, sino haber dudado de su misericordia”, dijo.
Y deseó “que la mañana de Pascua podamos levantarnos y oír resonar en nuestro corazón las palabras de un gran converso de nuestro tiempo, el dramaturgo y poeta Paul Claudel:
Dios mío, ¡he resucitado y estoy aún contigo!
Dormía y estaba tumbado como un muerto en la noche.
Dijiste: «¡Hágase la luz! ¡Y yo me desperté como se lanza un grito! [...]