Sociedad
Las 10 últimas apariciones marianas reconocidas por la Iglesia
Día 25/11/2013 - 09.10h
El Papa Francisco advertía hace unos días que «la Virgen no es la jefa de Correos que envía mensajes todos los días» y ponía en guardia a los fieles ante supuestas visiones. Éstas son las últimas aprobadas por la Santa Sede
1Nuestra Señora de Laus
El domingo 4 de mayo de 2008, el obispo de Gap (Francia) 
anunciaba durante una Misa celebrada en la villa alpina de Laus, la 
aprobación oficial de la Iglesia de las apariciones marianas 
atestiguadas en esta villa de los altos Alpes franceses por la vidente Benoîte Rencurel entre 1664 y 1718. Eran las primeras apariciones marianas reconocidas oficialmente en el siglo XXI por el Vaticano.
«Nadie está obligado a creer en las apariciones, incluso en aquellas reconocidas oficialmente;
 pero si son una ayuda en nuestra fe y nuestra vida diaria ¿Por qué 
habría que rechazarlas?», señaló entonces monseñor Jean-Michel di Falco,
 que animó a los fieles a orar en el santuario de Nuestra Señora de Laus. El lugar ya atraía entonces a unos 120.000 peregrinos al año.
Benoîte Rencurel era una joven pastora analfabeta de 17 
años cuando al parecer se le presentó la Virgen con el niño sobre un 
peñasco. Durante cuatro meses se le mostraría cada día conversando con 
familiaridad y sencillez con ella. Benita se lo relató a la dueña del 
rebaño, que no le creyó en un principio, pero la siguió en secreto hasta
 el valle de Fours. No logró ver a la Virgen pero sí oyó sus palabras, 
advirtiéndole de que tenía una mancha en la conciencia y debía hacer 
penitencia. La necesidad de conversión sería el mensaje fundamental que 
dejaría la Virgen a Benita.
El 29 de agosto, la Virgen se presentaría a Benoîte : «Mi 
nombre es María». Seguiría viendo a menudo a la Virgen en Laus durante 
el invierno de 1664-1665, mientras se difundía entre la gente la noticia
 de las apariciones. 
La autoridad diocesana reconoció las apariciones el 18 de 
septiembre de 1665, cuando Benoîte tenía dieciocho años, y comenzó la 
construcción de una iglesia para los peregrinos cada vez más numerosos 
que deseaban convertirse.
Desde los orígenes de las peregrinaciones, «las curaciones 
físicas y morales fueron reconocidas en gran número, especialmente por 
las unciones del aceite de la lámpara del Santuario aplicadas con fe, 
según el consejo que la Virgen María misma ofreció a Benoîte», señala la
 web Catholic.net . 
Benoîte, que se convirtió en miembro de la Tercera Orden 
dominica. murió a los 71 años. Reconocida como «venerable» por el Papa 
Benedicto XVI, está en proceso de beatificación.