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La última conversación del Che Guevara con su captor, antes de ser ejecutado
Día 08/10/2013 - 15.12h
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El exgeneral boliviano Gary Prado Salmón, que capturó al guerrillero en 1967, cuenta hoy cómo fueron sus últimas horas y de qué charlaron antes de entregarlo para que fuera fusilado. «Sí, tal vez nos equivocamos», le confesó
«Ernesto “Che” Guevara parece
que ha sido herido y capturado por tropas del Ejército en un sangriento
combate ocurrido a unos siete kilómetros al norte de la localidad de
Higueras, en Bolivia», contaba ABC el 10 de octubre de 1967. El hombre que había llevado a cabo tamaña acción y que se convirtió en el encargado de vigilar al legendario guerrillero hasta entregarlo a sus superiores fue el entonces capitán Gary Prado Salmón.
Convertido en uno de los militares más respetados de la Fuerzas Armadas bolivianas,
este exgeneral de 73 años ha contado en una entrevista realizada por la
fundación Instituto Prisma, cómo fueron las últimas horas del Che bajo
su cautiverio y las conversaciones que mantuvieron antes de que fuera ejecutado.
Prado Salmón, que tenía entonces 28 años y dirigía la compañía Ranger,
era uno de los 1.500 hombres que el Ejército había destinado a combatir
a la guerrilla de Guevara, que luchaba en la montaña y la selva para
derrocar a la dictadura militar del general René Barrientos.
«Los guerrilleros estaban deambulando en un territorio que no conocían,
con actitudes rarísimas –cuenta el ex general–. El Che se pasaba horas
cada día intentando que sus combatientes aprendieran quechua, en una
zona donde se hablaba guarané. ¿De qué les iba a servir el quechua si
los campesinos hablaban guarané o castellano?».
«¿Cómo le fue en África, Che?»
Fue posiblemente ese mismo desconocimiento del terreno el
que le hizo fracasar un año y medio antes en el Congo, aunque el Che no
parecía ser de la misma opinión a juzgar por las conversaciones con
Prado Salmón: «Salió de África decepcionado porque no pudo hacer nada.
Cuando estuvo prisionero conmigo, yo se lo pregunté: “¿Cómo le fue en
África?”. Y él me contestó: “No, allá están colgados de los árboles
todavía. Fueron problemas tribales de África, no ideológicos”».
Tras fracasar en el Congo –«no hubo un solo rasgo de grandeza en esa retirada», escribió en su diario de 1965– Guevara se marchó a Bolivia
con el objetivo de seguir apoyando a los movimientos revolucionarios
más allá de Cuba. Pero fracasó una vez más; esta vez, por última.
«Al Che lo abandonaron. Fue un abandono total –asegura
Prado Salmón–. Según las versiones que han circulado, el Che era muy
incómodo en Cuba, por su actitud, un poco prepotente, violenta». El 8 de
octubre de 1967, Guevara fue acorralado y herido de bala en su pierna izquierda durante el combate de Quebrada del Yuro. Prado Salmón y su compañía lo capturaron poco después, junto a otros guerrilleros bolivianos como Simeón Cuba, y lo trasladaron a La Higuera, donde fue recluido en la escuela.
«¿Qué ha venido a hacer a Bolivia?»
«A lo largo de las horas que estuvo bajo mi responsabilidad
después de ser capturado, y hasta que lo entregué al comandante de la
división, tuvimos varios episodios de conversación», cuenta el general
ya retirado, quien debía ir «durante toda la noche, cada una o dos
horas, a ver cómo estaba, qué necesitaba, y a darle cigarros, café,
comida».
Fue en esos encuentros en los que Prado Salmón aprovechó
para hacerle algunas preguntas, en una conversación que, según el
exgeneral, transcurrió tranquila y con alusiones a Fidel:
–Prado Salmón:
«¿Qué ha venido a hacer a Bolivia?, ¿no supo usted que habíamos tenido
ya una revolución acá y ya hicimos la reforma agraria?».
–Che: «Sí, lo supe. Ya había venido yo aquí… estuve en Bolivia en el 53. Pero había mucho que hacer».
–Prado Salmón:
«Claro, pero déjenos hacer a nosotros. Una cosa que no nos gusta es que
nos vengan a decir de afuera lo que tenemos que hacer».
–Che: «Sí, tal vez nos equivocamos».
–Prado Salmón: «Bueno, pero, ¿quién tomó la decisión de venir a Bolivia? ¿Usted?».
–Che: «No. No fui yo... otros niveles».
–Prado Salmón: «Pero, ¿qué otros niveles? ¿Fidel?
–Che: «Otros niveles…», respondió sin querer precisar más.
«Va a ser juzgado»
Cuenta el general exgeneral que desde la tercera o cuarta
conversación, «agarramos un poco más de ritmo, viendo él que lo
tratábamos con todo respeto y con toda tranquilidad». En un momento
dado, el Che quiso saber qué iban a hacer con él: «Va a ser juzgado», le
contestó Prado Salmón sin saber que realmente sería ejecutado. «Hasta
entonces –cuenta–, todos los prisioneros que habíamos capturado estaban
siendo juzgados en Camiri, como (el francés) Regis Debray y (el boliviano) Ciro Bustos. No se había ejecutado a nadie, se estaban cumpliendo todas las normas».
Cuenta Prado Salmón que le tuvo que explicar al Che que él, sin embargo, no iba a ser juzgado en Camiri, sino en Santa Cruz,
lo que a su juicio «le levantó el ánimo», porque era allí donde se
realizaban los juicios militares: «A usted lo ha capturado el pelotón de
la Octava División, y la corte marcial están en su sede, en Santa Cruz», le contó.
Sin embargo, el entonces presidente René Barrientos y el
alto mando militar tomaron la decisión de ejecutarlo. No deseaban que un
eventual juicio desencadenara una ola mundial de manifestaciones a favor del famoso guerrillero. Por ello no fue trasladado a Santa Cruz, donde se encontraba la corte militar.
«Después de informar al Che de que lo iban a juzgar en
Santa Cruz, me ordenaron salir para continuar con las operaciones
militares y, cuando volví, ya estaba muerto», confiesa. Según cuenta, el
Guevara le había dejado en préstamo «dos relojes Rolex» para que los
otros soldados no se los quitaran, como habían hecho ya en una ocasión: «Cuando me enteré que lo habían matado y se normalizaron las relaciones con Cuba se los mandé a su familia», concluye.
El cuerpo del Che Guevara no fue encontrado hasta mediados de 1997,
tres décadas después, en el pequeño poblado de Vallegrande, al este de
Bolivia. Se encontraba en una fosa común, junto a otros seis compañeros
de lucha.