Carlos Manuel Acuña – Por María Lilia Genta / Mario Caponnetto
Este amor estuvo presente siempre. No le fue ajeno ningún modo, ningún lugar donde podía expresarlo. La academia, el periodismo, artículos y libros, discursos en almuerzos y cenas en toda clase de lugares, las plazas y las acciones callejeras.
“Sin alarde y sin miedo” estuvo en todas. Amigo de sus amigos y enemigo implacable de todos los malos bichos que habitan nuestra tierra, de los peores y más peligrosos canallas. ¡Qué lo diga Verbitsky!
Con humor nunca exento de picardía matizaba y hacía soportable las meditaciones sobre la tragedia argentina.
Lo vimos por última vez el 3 de octubre en la Plaza San Martín. Apoyado en su bastón, con el mismo señorío con que entraba a disertar al COFA. Así hasta el final. Si en los últimos tiempos faltaba a algún acto testimonial, seguro porque estaba internado. Pero no por eso faltaban sus crónicas dictadas desde la cama de enfermo.
Algunos “viejos” nos sentimos desertores si no vamos a las plazas. Carlos Manuel era de estos.
Señor y patriota. Nada más y nada menos.