Pequeño
diccionario papal.
“Hagan lío”,
“no balconeen la vida”, “sean callejeros de la fe”: en su paso por
Brasil, Francisco dejó una
estela de expresiones, algunas muy coloquiales,
pero siempre llenas de sentido. Un
repaso de las más impactantes.
Crédito foto: AFP
"Este Papa parece nacido para Twitter",
decía el Washington
Post hace unas semanas. Y
es verdad que su lenguaje está sembrado de frases simples pero muy
efectistas.
Como era de esperar, el viaje a Brasil
dejó un
nuevo lote de giros papales. Algunos son conceptos ya conocidos
pero, según él, “pasados de moda”, como la solidaridad. Otros, expresiones
muy coloquiales que llevan la marca de su condición de argentino
y porteño.
A continuación, una muestra del “lexicón”
papal:
Hagan lío.
Quiero lío en las diócesis; quiero que se
salga afuera, que la Iglesia salga a las calles. Las parroquias, los
colegios, las instituciones son para salir, si no salen se convierten en
una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!
No balconear la
vida.
Queridos jóvenes, por favor, no balconeen la
vida, métanse en ella, Jesús no se quedó en el balcón, se metió, no
balconeen la vida, métanse en ella como hizo Jesús.
Callejeros
de la fe.
(A los jóvenes hay que) educarlos en la
misión, a salir, a ponerse en marcha, a ser callejeros de la fe. Así hizo
Jesús con sus discípulos: no los mantuvo pegados a él como la gallina con
los pollitos. No podemos quedarnos enclaustrados (cuando) tantas personas
están esperando el Evangelio.
Sudar la camiseta.
Cuando se suda la camiseta tratando de vivir
como cristianos, experimentamos algo grande: nunca estamos solos, formamos
parte de una familia de hermanos que recorren el mismo camino, somos parte
de la Iglesia.
Cristianos
almidonados.
Sé que ustedes quieren ser cristianos en
serio, no cristianos a medio tiempo, no cristianos “almidonados”, con la
nariz así, que parecen cristianos y en el fondo no hacen nada. No
cristianos de fachada (sino) cristianos auténticos.
Libertad chirle.
Sé que ustedes no quieren vivir en la
ilusión de una libertad chirle que se deja arrastrar por la moda y las
conveniencias del momento. Sé que ustedes apuntan a lo alto, a decisiones
definitivas que den pleno sentido a sus vidas.
Contracorriente.
Les pido que se rebelen contra esta cultura
de lo provisional que, en el fondo, cree que ustedes no son capaces de
asumir responsabilidades, que no son capaces de amar verdaderamente. Yo
tengo confianza en ustedes, jóvenes, y pido por ustedes. Atrévanse a ir
contracorriente.
Periferias existenciales y discípulos
misioneros.
La posición del discípulo misionero no es
una posición de centro sino de periferias: vive tensionado hacia las
periferias… (…). Habitualmente tenemos miedo a salir del centro. El
discípulo-misionero es un des-centrado: el centro es Jesucristo, que
convoca y envía. El discípulo es enviado a las periferias
existenciales.
Pasado de rosca.
Esta civilización mundial se pasó de
‘rosca’, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero que estamos
presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de
la vida (jóvenes y ancianos) que son las promesas de los
pueblos..
Cultura del descarte y
exclusión.
En este humanismo economicista que se nos
impuso en el mundo, se ha abierto paso una cultura de la exclusión, una
cultura del descarte. No hay lugar para el anciano ni para el hijo no
deseado; no hay tiempo para detenerse con aquel pobre en la calle. A veces
parece que, para algunos, las relaciones humanas están reguladas por dos
dogmas: eficiencia y pragmatismo.
Corrupción
y esperanza.
Queridos jóvenes, ustedes tienen una
especial sensibilidad ante la injusticia, pero a menudo se sienten
defraudados por los casos de corrupción, por las personas que, en lugar de
buscar el bien común, persiguen su propio interés. Nunca se desanimen, no
pierdan la confianza, no dejen que la esperanza se apague. La realidad
puede cambiar, el hombre puede cambiar.
Exclusión y
dignidad.
El porcentaje de jóvenes sin empleo es muy
alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada
por el trabajo; o sea esta civilización nos ha llevado a excluir dos
puntas (jóvenes y ancianos) que son el futuro nuestro.
Jóvenes y ancianos.
Por favor, no se metan contra los viejos,
déjenlos hablar, escúchenlos. Sepan que en este momento ustedes los
jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: exclusión. No se
dejen excluir, ¿está claro?
Eutanasia cultural.
Hay una especie de eutanasia escondida, es
decir, no se cuida a los ancianos, pero también hay una eutanasia
cultural. No se los deja hablar, no se los deja actuar.
Abuelos.
En estas Jornadas de la Juventud (…) los
jóvenes saludan a los abuelos con mucho cariño y les agradecen el
testimonio de sabiduría que nos ofrecen continuamente.
La fuerza de Dios.
Llevar el Evangelio es llevar la fuerza de
Dios para arrancar y arrasar el mal y la violencia; para destruir y
demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia y el odio; para edificar
un mundo nuevo.
Diálogo, diálogo,
diálogo.
Entre la indiferencia egoísta y la protesta
violenta, siempre hay una opción posible: el diálogo. Un país crece cuando
sus diversas riquezas culturales dialogan de manera constructiva: la
cultura popular, la universitaria, la cultura artística y tecnológica, la
cultura económica, de la familia y de los medios de
comunicación.
Jesús y la oración.
¿Yo hablo con Jesús? ¿Yo le pregunto: qué
querés que haga? ¿Qué querés de mi vida? Esto es entrenarse. Pregúntenle a
Jesús, hablen con Jesús. Y si cometen un error en la vida, si se pegan un
resbalón (…), no tengan miedo. Jesús, mirá lo que hice: ¿qué tengo que
hacer ahora? Pero siempre hablen con Jesús, en las buenas y en las malas.
(…) ¡No le tengan miedo! Eso es la oración.
Falsos ídolos.
Muchos jóvenes experimentan fascinación por
tantos ídolos que se colocan en lugar de Dios y parecen dar esperanza:
dinero, poder, éxito, placer. Frecuentemente una sensación de soledad y
vacío entra en el corazón de muchos y conduce a la búsqueda de
compensación de estos ídolos pasajeros.
Jugar para
adelante.
Chicos y chicas, por favor: no se metan en
la cola de la historia. Sean protagonistas. Jueguen para adelante. Pateen
adelante, construyan un mundo mejor. Un mundo de hermanos, un mundo de
justicia, de amor, de paz, de fraternidad, de solidaridad (…) No dejen que
otros sean los protagonistas del cambio. Por ustedes entra el futuro en el
mundo.
Alegría.
El cristiano es alegre, nunca está triste.
Dios nos acompaña. Tenemos una Madre que intercede por nosotros. No a los
cristianos con cara de “luto”. (Sintamos) la alegría de que ha dado a su
Hijo Jesús por nuestra salvación.
Solidaridad.
El encuentro y la acogida de todos, la
solidaridad, es una palabra que la están escondiendo en esta cultura, casi
una mala palabra; la solidaridad y la fraternidad, son elementos que hacen
nuestra civilización verdaderamente humana.
Amor y
misericordia.
La Cruz nos deja la certeza del amor
indefectible de Dios. Es un amor tan grande que entra en nuestro pecado y
lo perdona, entra en nuestro sufrimiento y nos da fuerza para
sobrellevarlo, entra también en la muerte para vencerla y salvarnos. En la
Cruz de Cristo está todo el amor de Dios, su inmensa misericordia. Y es un
amor del que podemos fiarnos, en el que podemos creer, porque ¡Él nunca
defrauda a nadie!
Valores
inmateriales.
(Los jóvenes) no precisan sólo de cosas,
sino sobre todo (de) aquellos valores inmateriales que son el corazón
espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo. En este santuario (de
Aparecida) que forma parte de la memoria del Brasil podemos casi
palparlos: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia,
fraternidad, alegría. Se trata de valores que encuentran su raíz más
profunda en la fe cristiana.
Vayan, sin miedo, para
servir.
Vayan, sin miedo, para servir: siguiendo
estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza es evangelizado,
quien transmite la alegría de la fe, recibe alegría. Queridos jóvenes, no
tengan miedo de ser generosos con Cristo, de dar testimonio del
Evangelio.
Recen por
mí.