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18 May 2013 01:02 AM PDT
Don Camilo contó esta
fabulita:
–Un lobo feroz recorriendo hambriento los
campos, llegó a un prado cercado por una valla altísima de red metálica.
Y, dentro del recinto, pacían tranquilas las ovejitas.
El lobo recorrió todo el cercado para descubrir
alguna malla que por casualidad se hubiera aflojado en la red, pero no
encontró ningún agujero. Cavó con las patas para intentar hacer un hoyo en
la tierra y pasar bajo la red, pero todo esfuerzo fue vano. Probó saltar
la red, pero no conseguía llegar siquiera a mitad de ella. Entonces se
presentó en la puerta del recinto y gritó: “¡Paz! ¡Paz! ¡Todos somos
criaturas de Dios y debemos vivir según las leyes de Dios! Las ovejitas se
acercaron, y entonces el lobo dijo con voz inspirada: “¡Viva la legalidad!
¡Acabe de una vez el reinado de la violencia! ¡Hagamos una
tregua!”.“¡Bien!” contestaron las ovejitas. “¡Hagamos una tregua!” Y
volvieron tranquilamente a comer el pastito.
El lobo se acostó delante de la puerta del
recinto, muy buenito y allí se quedó entreteniéndose en cantar
alegremente. De vez en cuando se alzaba e iba a comer el pasto que estaba
al pie de la red metálica.
“¡Uh, mira qué cosa!”, dijeron asombradas las
ovejas. ¡También él come el pasto como nosotros! Nunca nos habían dicho
que los lobos comen pasto”.
“¡Yo no soy un lobo!, contestó el lobo. Yo soy
una oveja como ustedes. Una oveja de otra raza”. Luego explicó que las
ovejas de todas las razas debieran unirse, hacer causa
común.
“¿Por qué?, dijo al fin. ¿Por qué no fundamos un
Frente Ovino Democrático y le denominamos Movimiento Ovino Renovador y
Estandarizador de las Normas Animales o con sus iniciales "MORENA"? Yo
acepto con gusto, y aunque la idea no es mía, no pretendo ningún puesto de
mando. Es hora de unirse para hacer causa común contra el común enemigo
que nos esquila, nos roba la leche y después nos manda al
matadero”.
“¡Qué bien habla!, observaron algunas ovejas.
¡Hay que hacer causa común!”. Y adhirieron al Frente Ovino
Democrático "MORENA", y un buen día abrieron la puerta al lobo, que entró
en el cercado, y vuéltose jefe del pequeño rebaño, empezó, en nombre de la
Idea, la depuración de todas las ovejas antidemocráticas, y las primeras
que cayeron bajo sus colmillos fueron naturalmente las que le habían
abierto la puerta. Al fin la obra de depuración concluyó, y cuando no
quedó ni una oveja, el lobo exclamó triunfalmente: “¡Mirad por fin a todo
el pueblo unido y acorde! ¡Vamos a democratizar otro
rebaño!”.