UN CLIMA QUE SE TENSÓ CON UNA ALUSIÓN A
LAS BÓVEDAS
La radical Montero inquietó al kirchnerismo al hablar de los lugares donde se guarda
dinero. Fueron apenas un par de segundos, pero varios kirchneristas
quedaron paralizados ante la posibilidad de tener que salir al cruce de las
denuncias sobre el lugar en el que el matrimonio Kirchner
atesoraría dinero proveniente de la corrupción.
POR GUSTAVO YBARRA - LA
NACION
Un frío glacial corrió por la espalda de
los senadores oficialistas y de los cinco miembros del equipo económico
presentes en el Salón Azul de la
Cámara alta cuando la radical Laura Montero (Mendoza)
preguntó qué iba a pasar con "los dólares que están en la bóveda".
Fueron apenas un par de segundos, pero varios
kirchneristas quedaron paralizados ante la
posibilidad de tener que salir al cruce de las denuncias sobre el lugar en el
que el matrimonio Kirchner atesoraría dinero
proveniente de la corrupción.
El susto mayúsculo se terminó cuando la
senadora aclaró, en respuesta a un casi inaudible "¡¿qué?!", que se
estaba refiriendo a los dólares que los argentinos tienen atesorados "en
bóvedas, en el colchón" y no a los que el ex vicegobernador santacruceño
Eduardo Arnold y Miriam Quiroga, ex secretaria de Néstor
Kirchner, han mencionado en los últimos días. Montero
provocó, casi sin querer, el momento de mayor tensión y zozobra de la extensa
reunión.
Hasta ese momento, lo más destacado de la
reunión había sido el esfuerzo que varios de los funcionarios invitados
realizaron para no trenzarse en una dura discusión -como le ocurrió en más de
una oportunidad al ministro de Planificación, Julio De Vido-
con los senadores de la oposición, que los azuzaron en varias oportunidades
buscando esa reacción.
Así, el viceministro de Economía, Axel Kicillof, dejó de lado su
habitual tono de docente universitario y apenas si se animó a hacerse el que no
entendía cuando el radical Mario Cimadevilla (Chubut) lo chicaneó preguntándole qué medidas pensaba tomar
el Gobierno "además de mentir con los índices del Indec
y del control de precios" para controlar la inflación. El senador debió
repetir tres veces la pregunta, que igual Kicillof no
respondió.
Si bien esta vez no usó el "me
quiero ir" que lo hizo famoso, el ministro de Economía, Hernán Lorenzino, debió soportar que en varias oportunidades los
legisladores radicales se refirieran a Kicillof como
si fuera el verdadero jefe económico.
Otro que pareció contenido y mordiéndose
los labios para no mostrarse tal cual es fue el secretario de Comercio,
Guillermo Moreno, quien apeló a todo tipo de eufemismos para no reconocer la
existencia de la inflación y de un dólar paralelo. Así, ante una pregunta sobre
de qué había hablado con el dueño de Casa Piano, utilizó una larga parrafada
para explicar que "se habló de lo que técnicamente había que hablar"
y agregar, acto seguido, que "como no escapa al conocimiento popular que
las brujas no existen, pero que las hay, las hay".