En el 520 aniversario de la liberación España, una oración para rezar por todos los hispanos |
Celebramos
la conmemoración del 520 aniversario de la recuperación del territorio
peninsular del invasor musulmán. En una nación que no estuviera sometida
a un Sistema y un Estado enfermo sería Fiesta Nacional.
Aunque quizá ahora haya más musulmanes que en 1492 (en la época seguro que no había alrededor de seis millones de musulmanes en toda la península). El día de la liberación coincide, 2 de enero, con el de la venida de la Virgen en carne mortal a Zaragoza Aprovechando ambos acontecimientos y otro viaje a una casa familiar quiero volver a hacer una propuesta que en tiempos lanzó el P. Abad (de apellido). La primeras palabras escritas en español son las siguientes: "Con la ayuda de Nuestro Dueño Dueño Cristo, Dueño Salvador el cual Dueño está en la gloria y Dueño que tiene el mando con el Padre, con el Espiritu Santo en los siglos de los siglos. CÓDICE EMILIANENSE 60, PÁG. 72 donde aparece el citado texto (la glosa es la anotación en el lateral derecho) Por eso el P. Abad nos propone que oremos con ellas. Siempre ha sido sagrado el primer escrito conservado y conocido en cada uno de los idiomas.
En 842 el rey de los francos orientales Luis el Germánico (hoy Alemania) y el de los occidentales Carlos el Calvo (hoy Francia), pronunciaron ante sus respectivos ejércitos el juramento de EstrasburgoPlacito CapuanoEl documento francés es politico, el italiano administrativo, el español religioso.Dámaso Alonso, en su momento Presidente de la Real Academia de la lengua, comentó así el dato:
"No puede ser azar, no [*****] .
O, si acaso lo es, dejadme esta emoción que me llena al pensar que las
primeras palabras enhebradas en sentido, que puedo leer en mi lengua
española, sean una oración temblorosa y humilde.
El César bien dijo que el español
era lengua para hablar con Dios. El primer vagido del español es
extraordinario entre sus lenguas hermanas. No se dirige a la tierra: con
Dios habla, y no con los hombres".
De las cuarenta y tres palabras del primer texto escrito en castellano es preciso destacar las catorce últimas.Las ventinueve anteriores, es decir, la profesión de fe en el misterio de la Santísima Trinidad, son una tradución del texto latino de al lado, aunque se trate de una tradución libre y ampliada. Las catorce siguientes son una oración totalmente original. Podemos decir que el monje anónimo de San Millán es, en el primer caso glosador, y en el segundo verdadero y legítimo autor. Autor original de catorce palabras, de apenas dos líneas. Pero a un autor no se le mide por la cantidad, sino por la calidad. Y la oración que plasmó el monje riojano creemos que es de una calidad y de una fuerza insuperable. "Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amen"
¿No debíamos los de habla española aprender de memoria y repetir con frecuencia esta oración, que son a la vez las primeras palabras del idioma castellano?.
También la Salve es de autor español, pero fue redactada originalmente en latín.
La breve oración del anónimo monje riojano
del siglo X es totalmente española y se ajusta, pensamos, como anillo al
dedo, al estilo y al talante del espíritu religioso del idioma español.
Santa Teresa de Jesús y San Ignacio de
Loyola concebían el cristianismo como "un servicio" casi castrense, como
una lucha en campo de batalla. El fundador de la "Compañía", nombre
tomado de la milicia terrena, velaba sus armas ante la Virgen de
Monserrat antes de emprender su servicio y su aventura hacia Dios; y el
Duque de Gandía, posteriormente San Francisco de Borja, juraba ante el
cadaver de la emperatriz, empuñando la espada, "no más servir a señor
que se me pueda morir".
El monje de San Millán junta la bravura española del "servicio" con la humildad cristiana de la "súplica" y con la aspiración esperanzada de la recompensa, que también es muy español y muy cristiano.
Y todo en catorce palabras, en un suspiro.
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[*]
El primer testimonio recogido de un texto escrito en español primitivo
aparece en el Monasterio de San Millán de la Cogolla, en territorio del Reino de Pamplona Nájera, a 15 kilómetros de esta última población
[**] Una
cuestión que es prueba de la españolidad de otras lenguas, que ahora se
quieren emplear como elementos de división, es que en este mismo Códice
en que aparece el primer escrito en español, aunque en otras páginas,
se recogen también dos anotaciones, hechas por el mismo monje, en
vascuence.
Se trata del más antiguo testimonio escrito conservado de dicha lengua.
En vasco aparecen dos glosas: la glosa 31 y la glosa 42 que dicen:
Izioqui dugu
guez ajutu ez dugu
"izioqui dugu" = "isiotu (piztu) dugu"/"adorez eskatu dugu" / "salbatuak izan gara".
"guec ajutu ezdugu" = "ez dugu laguntzarik" / "ez gara ausartzen".
Cuya traducción sería:
Hemos sido puestos a cobijo,
hemos sido salvados a nosotros no se nos ha dado ayuda Interpretaciones análogas en http://www.vallenajerilla.com/berceo/aznar/glosasemilianenseseneuskera.htm
[***] Los
Juramentos de Estrasburgo (Sacramenta Argentariae) son unos juramentos
de ayuda mutua prestados el 14 de febrero de 842 entre dos de los nietos
de Carlomagno, Carlos el Calvo y Luis el Germánico, contra su hermano
Lotario, donde se encuentra el primer testimonio de una lengua romance
hablada en Francia, ya claramente distinta del latín, que marcan el
nacimiento de la lengua francesa.
Los Juramentos de Estrasburgo fueron declarados y redactados en este protofrancés y en teudisca lingua, (lengua germánica), por cada uno de los dos monarcas en la lengua del otro, y después por sus tropas, de modo que todo el mundo pudiese comprenderlo. Fueron transcritos por Nitardo, otro nieto de Carlomagno Escrito en protofrancés, claramente distinta del latín, pero sin muchos de los rasgos que distinguen al francés de los primeros textos literarios. Pronunciado por Luis el Germánico.
Pro deo amur et pro christian poblo
et nostro commun salvament, d´ist di in avant, in quant deus savir et
podir me dunat, si salvarai eo cist meon fradre Karlo et in aiudha et in
cadhuna cosa, si cum om per dreit son fradra salvar dist, in o quid il
mi altresi fazet, et ab Ludher nul plaid nunquam prindrai, qui meon vol
cist meon fradre Karle in damno sit
Traducción al español del texto en romana lingua
Por el amor de Dios y por el pueblo
cristiano, y por nuestro bien común, a partir de ahora, mientras Dios
me dé sabiduría y poder, socorreré a este mi hermano Carlos con mi ayuda
y cualquier otra cosa, como se debe socorrer a un hermano, según es
justo, a condición de que él haga lo mismo por mí, y no tendré nunca
acuerdo alguno con Lothario que, por mi voluntad, pueda ser perjudicial
para mi hermano Carlos.
[****] El Placito Capuano, que se remonta a 960 A. D. comúnmente se considera el nacimiento del italiano vulgar.
Es parte de un grupo de registros de las actuaciones producidas entre 960 y 963 relativas a la controversia relacionada con la posesión de ciertas tierras, incluyendo la abadía benedictina de Monte Cassino y el propietario Rodelgrimo de Aquino. Lo que hace este documento particular es la intención con que se utiliza la lengua vernácula. El testimonio en favor de los benedictinos, de hecho, no se registra en latín vulgar o contiene errores con respecto a la norma, sino que es una lengua autónoma, un lenguaje nuevo y propio, que por primera vez tiene la dignidad necesaria para aparecer en un documento.
Esto es lo que la parte escrita en la lengua vernácula en el texto latino:
« Sao ko kelle terre, per kelle fini que ki contene, trenta anni le possette parte sancti Benedicti. »
(Capua, marzo 960)
[*****] Igual que no puede ser azar, no
que, a diferencia de la primera película de cine francés fue la salida
de la fábrica Renault, la primera película del cine español fue la
salida de Misa de doce, de la Basílica del Pilar
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La Caridad sin Verdad sería ciega, La Verdad sin Caridad sería como , “un címbalo que tintinea.” San Pablo 1 Cor.13.1