El Papa condenó el aborto, la eutanasia y la boda gay
Eutanasia, aborto y matrimonio gay son, para el Papa, graves amenazas para la paz. En el mensaje por la Jornada Mundial de la Paz (que se leerá en todas las parroquias el próximo 1 de enero), el Papa exhorta a perseguir la paz, difundiendo los derechos fundamentales del hombre, como el trabajo y la libertad religiosa, y defendiendo los valores de la vida y de la familia. “Quien quiere la paz no puede tolerar atentados a los derechos contra la vida”, dijo Benedicto XVI.
En el texto, el Pontífice afirma que “toda lesión a la vida, en especial en su origen, provoca inevitablemente daños irreparables para el desarrollo, la paz y el medio ambiente”.
“¿Cómo puede pensarse -pregunta el pontífice a las autoridades del mundo- en realizar la paz, el desarrollo integral de los pueblos y la misma salvaguarda del medio ambiente sin que se proteja el derecho a la vida de los más débiles, comenzando por lo no nacidos aún?”.
Para Benedicto XVI, “aquellos que no aprecian lo suficiente el valor de la vida humana y, por consiguiente, apoyan por ejemplo la liberación del aborto, tal vez no se den cuenta que en tal forma proponen la persecución de una paz ilusoria”.
Sobre el matrimonio gay, el Papa reiteró que es “entre un hombre y una mujer”, y pidió defenderlo frente a los intentos de equipararlo con formas radicalmente diversas de unión, que son “una ofensa contra la verdad de la persona humana” y “una herida grave que se inflige a la justicia y la paz”.
“Los intentos para convertir a la estructura natural del matrimonio, reconocida como la unión entre un hombre y una mujer, en formas diversas de unión, la dañan en realidad y contribuyen a su desestabilización, oscureciendo su carácter particular y su papel social insustituible”, dijo en forma textual.
En cuanto al derecho al trabajo, el pontífice señaló que “entre los derechos sociales amenazados hoy figura el derecho al trabajo”.
“El trabajo -señaló el Papa en su escrito dado a conocer ayer- es considerado hoy una variable dependiente de los mecanismos económicos y financieros cuando en realidad es necesario perseguir como una prioridad el objetivo del acceso al trabajo y a su mantenimiento, para todos, y para esto son necesarias políticas nuevas y valientes para todos”.
Sobre la paz, dijo para concluir, “no es un sueño, no es una utopía, es posible. Para convertirnos en auténticos agentes de la paz son fundamentales la atención a la dimensión trascendental y el diálogo constante con Dios”. Según el pontífice, “así el hombre está en condiciones de vencer el germen de la oscuridad y la negación de la paz que es el pecado en todas sus formas”.