La Iglesia de Inglaterra votó: no habrá mujeres obispo
El Sínodo General se expidió hoy sobre la reforma, una de las mayores de los últimos años y le dijo no a que las mujeres puedan alcanzar los honores más altos entre los anglicanos.
Si se hubiese aprobado hubiera sido una de las reformas más grandes de su historia. Pero no podrá ser y las mujeres deberán esperar. La Iglesia de Inglaterra votó hoy sobre la ordenación de mujeres obispos, un tema espinoso que dividía desde hace décadas a anglicanos tradicionalistas y liberales en todo el mundo. Tras horas de debate y más de 100 discursos a favor y en contra, las tres cámaras de los anglicanos votaron y la respuesta fue no.
El Sínodo General de la iglesia madre de la Comunión Anglicana, que cuenta con 470 miembros, se pronunció pasadas las 15 de Argentina sobre el texto final de esta importante reforma, que hubiese constituido el mayor cambio en la iglesia de Inglaterra desde la aprobación de la ordenación de mujeres sacerdotes en 1992.
El documento tenía el apoyo del saliente y poderoso Arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, y del actual obispo de Durham, Justin Welby, que lo reemplazará como primado de la Iglesia de Inglaterra a partir de enero, así como de 42 de las 44 diócesis totales.
Pero su aprobación requería una mayoría de dos tercios en cada una de las cámaras -obispos, clérigos y laicos- que componen el sínodo y eso no ocurrió.
Los observadores calculaban que si bien esta mayoría debía ser fácilmente alcanzable entre los obispos y los clérigos, era más difícil de obtener entre los laicos a pesar de que las mujeres representan actualmente una tercera parte del clero, y se espera que esta proporción crezca en los próximos años.
Precisamente, 74 de 206 laicos votaron en contra de las mujeres obispos y dieron vuelta la balanza. Los obispos que apoyaron a sus colegas mujeres fueron 44 de un total de 49 y el resto del clero votó 148 a favor y 44 en contra.
La votación se llevó a cabo tras años de arduas negociaciones sobre la manera de introducir en la Iglesia la ordenación episcopal femenina, cuyo principio fue aprobado en 2008, ante la oposición del ala más tradicionalista y ortodoxa de la iglesia.
La mayor dificultad radicó en hallar una solución para cuando las parroquias tradicionalistas no acepten la autoridad de una mujer obispo en una diócesis.
El texto sometido a votación del sínodo preveía que en caso de "objetores", la mujer obispo delegara sus poderes a un obispo hombre, una concesión que no convencía a los grupos que promueven la igualdad de derechos.
Según la prensa británica, 944 de las 12.792 parroquias de la Iglesia de Inglaterra rechazan actualmente tener un párroco mujer.
En una carta dirigida la semana pasada al diario The Times, 300 clérigos de la gran mayoría de diócesis del país señalaron que la aprobación del texto "conduciría irrevocablemente a profundas fracturas dentro de la Iglesia".
Por su parte, unos 1.000 miembros de esa Iglesia, incluidos obispos, clérigos y laicos, firmaron una carta, publicada en el diario liberal The Independent, en la que instaron al Sínodo a votar a favor de la medida. No fue suficiente.
La votación constituye una importante prueba tanto para el actual primado, Rowan Williams, como para su sucesor Justin Welby, que se han pronunciado públicamente a favor de la ordenación episcopal femenina.
Welby, de tendencia más conservadora y conocido por su oposición al matrimonio gay en la Iglesia, sustituirá en enero a Rowan Williams como primado anglicano puesto que éste ha presentado su dimisión para asumir como rector del prestigioso Magdalene College de la Universidad de Cambridge, tras diez años al frente de la Iglesia de Inglaterra.
Williams también advirtió que un rechazo conduciría a un "periodo de conflicto" dentro de la iglesia, que no podrá volver a votar sobre esta reforma hasta dentro de varios años.
En la misa previa al inicio del debate, el primado saliente instó a los miembros del sínodo a "hablar con el corazón", citando a John Henry Newman, un presbítero anglicano que se convirtió al catolicismo en el siglo XIX y llegó a cardenal, antes de ser beatificado por Benedicto XVI en 2010.
El debate sobre la ordenación episcopal de mujeres y homosexuales llevó a varios obispos y sacerdotes tradicionalistas a abandonar en los últimos años su Iglesia para unirse a la Católica y al Vaticano, que promulgó en 2009 un texto para facilitar estas conversiones.
Esta iniciativa provocó fricciones entre las dos Iglesias, aunque el Papa se reunió con el Arzobispo de Canterbury en su residencia en septiembre de 2010, en la primera visita de Estado de un Pontífice a Gran Bretaña desde que Enrique VIII se separó de Roma y del catolicismo en 1534.
Si se hubiese aprobado el texto, debería haber sido ratificado por el Parlamento inglés y recibir consentimiento real. Ambos pasos estaban descartados si se hubiera logrado el acuerdo previo.
Las primeras mujeres obispo -que ya existen en otras iglesias de la Comunión Anglicana como la del sur de África- podrían haber sido ordenadas en 2014, lo que hubiera significado que el próximo arzobispo de Canterbury podría haber sido una mujer. No podrá ser.
Fuente: AFP y ANSA