De ese gran sabio español que fue el beato Raimundo Lulio, en el día de su onomástica
Celebramos tal día como hoy la festividad de uno de los
grandes sabios españoles de todos los tiempos y que, entre otros
títulos, atesora también el de beato.
Raimundo Lulio. Ricard Anckermann. |
Su juventud la dedicó a la política, siendo senescal y preceptor de Jaime II,
y también a una vida licenciosa, que fueron adecuado caldo de cultivo
para sus primeras obras de tipo picaresco y amoríos. Unas visiones de
Jesucristo a la edad de treinta años transforman su vida. Reparte sus
bienes entre su mujer y sus hijos y aprende árabe con ayuda de un
esclavo. Tras unos años de retiro espiritual, ingresa en un monasterio
cisterciense donde aprende latín, gramática, filosofía y teología
cristiana e islámica. En 1286, a la edad de 54 años, recibe el título de
magister por la Universidad de París.
Con el dinero que obtiene de su obra El arte demostrativo financiada por Jaime II de Aragón,
funda un monasterio en Palma dedicado a la evangelización de
musulmanes. Una tarea, la de la evangelización, a la que se pondrá
entusiásticamente lanzándose a misionar por todo el mundo conocido.
Labor que armonizará con la de conseguir la convocatoria de una nueva
cruzada, al modo de cómo en el s. XI lo hiciera San Bernardo de Claraval. La cruzada que propone Raimundo,
contrariamente a las anteriores que habían discurrido siempre por
Europa oriental y Asia Menor, tendría su punto de partida en Almería y
recorrería toda la costa mediterránea africana, lo que se conoció como
el Africa latina y hoy como el magreb (occidente en árabe). A tan alta
misión dedica tres obras importantes: “Como recuperar Tierra Santa”, “Libro del fin” y “Libro de la adquisición de Tierra Santa”.
Martirio de Raimundo Lulio. Basílica de San Francisco. Palma de Mallorca |
Volviendo de misionar en Túnez, a la edad de nada menos
que ochenta y cinco años, su barco naufraga, pero esta vez no consigue
salvarse. Reposan sus restos en el Convento de San Francisco de Palma de
Mallorca.
Desde el punto de vista lingüístico, Raimundo Lulio,
que escribió también en latín y en árabe, fue un gran innovador, al ser
no sólo uno de los primeros autores de la historia en utilizar lenguas
romance para escribir obras de tipo filosófico, teológico y científico,
sino también uno de los creadores del catalán literario.
Autor de una colosal obra compuesta de 280 títulos
dedicada a todos los campos del saber, su pensamiento bebe en las más
diversas fuentes, desde Roger Bacon, San Buenaventura y Juan Escoto, hasta el teólogo hispano-musulmán Averroes.
Raimundo Lulio escribiendo el Ars Magna. Joan Desi (1509). |
Sus dos obras maestras son “El árbol de la ciencia”,
tratado de vocación enciclopédica, donde trata temas de teología,
ética, política, física, biología, antropología, arte, etc., y sobre
todo, el famoso “Blanquerna”, inspirado en su propia vida,
donde nos presenta un hombre que, a la búsqueda de la perfección vital,
abandona el estado conyugal, ingresa en un monasterio y llega a Papa,
pero renuncia a la silla de San Pedro para dedicarse a la meditación.
Algunos tienen a Raimundo Lulio por el inventor de instrumentos de navegación tales como la rosa de los vientos y el nocturlabio.
Lulio es, además, uno de los grandes defensores de la
Inmaculada Concepción, cuyo dogma se declara en 1855, cuando ya es
patrona de España desde 1760, con lo que España se adelantaba en casi un
siglo a la propia Iglesia.
Beatificado en el S. XVI, la discusión y hasta condena
que suscita parte de su obra ha obrado en su contra en un hipotético
proceso de canonización. Su beatificación de hecho, fue objeto de un
proceso de confirmación bastante excepcional, junto a la de de otros
importantes personajes, cosa que aconteció durante el pontificado de Juan Pablo II. El beato Raimundo Lulio, es desde 2001, patrón de los informáticos españoles.