Días
atrás, en un edificio del barrio de Constitución donde vive Guillermo
Moreno, se registró un típico brote de sensación de inseguridad. Dos
delincuentes armados amedrentaron a una vecina, ingresaron en la
vivienda y desvalijaron dos departamentos.
El secretario de Comercio no estaba en casa. Pero al
enterarse de los hechos mantuvo un agrio entredicho con el comisario de
la zona. En la Policía Federal comentan que, enardecido y vociferante,
lo trató de pésima manera. Tal vez no contaba con encontrar a otro
hombre de mal genio. Porque el comisario, despotricando porque le
faltaban el respeto, tomó por el cuello al funcionario, y amenazó con
darle unas trompadas. Por suerte, un par de vigilantes le sacaron al
secretario de las manos.Moreno tuvo una conducta inesperada. Enseguida recuperó la calma. Pero los amigos del comisario que perdió los estribos temen un mal desenlace para esta trama. Aseguran que Moreno se dirigió a Nilda Garré para que su contrincante sea sancionado. Curiosa reacción, tratándose de un guapo..