El
gran santo de nuestros tiempos, en su fiesta, 23 de
setiembre |
Mucha
gente considera al Padre Pío, a San Pío de Pietrelcina, como el más
grande santo de nuestros tiempos. Difícil de saber si es él, u otra
de las tantas almas santas que Dios nos ha regalado, pero sin dudas
que Pío fue un gran tesoro surgido del Corazón de Dios. Sus
estigmas, los milagros que se contaron de a millares, la capacidad
de leer las almas de quienes se confesaban, su don de bilocación que
lo colocaba a miles de kilómetros de distancia de su convento sin
que él se mueva un metro de su celda de capuchino. Todo ello hizo
que las almas desfilaran a visitarlo por décadas, de a
millares. El día
en que se lo proclamó santo se reunió una de las mayores multitudes
que jamás se congregara en la Plaza de San Pedro. Gente de todo el
mundo venera a San Pío en los altares, como Dios quiso que sea. Leer
la historia del Padre Pío reconforta el alma, historia de prodigios,
de fe, de fortaleza inexpugnable en la
esperanza.
El
Padre Pio es uno de los más grandes tesoros que Jesús ha dado a
nuestra Iglesia, para que en él aprendamos a amar a Jesus en la
Eucaristía, para que en él comprendamos la importancia del
Sacramento de la Reconciliación, para que en él veamos el amor
de Dios derramarse sobre nosotros. Pocas devociones son tan
fructiferas al alma como la que suscita el conocimiento del Padre
Pio. Por medio de él Dios nos enseña a conocerlo, y conociéndolo, a
amarlo.
Novena
al Padre Pio |
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