Me gusta el humor de Dios, me produce una alegría difícil de explicar. El deja Su rastro aquí y allá, para que nosotros hagamos ejercicio de nuestra fe, y lo veamos. Muchas veces decide nuestro Creador dejar Su Marca con un toque que permita la difusión a las multitudes, para que la gente refuerce su fe. Y El, en Su Sabiduría Infinita, hace uso de Su Creatividad para dar dos o tres toques de la Pincelada Creadora a la naturaleza que nos rodea.
En este caso, veo esas Pinceladas en esta foto que nos viene desde la Isla Margarita, en Venezuela. Allí tomaron esta fotografía en el cielo azul, sorprendidos de lo que veían. Algunos de ustedes dirán ¿y por qué tenemos que creer en esto? Pues, nadie está obligado a creer, porque esto es simplemente para esbozar una sonrisa, y disfrutar de las caricias que Dios nos hace de este modo tan simpático.
Admiremos esta foto, el Ángel está orando, como siempre están ellos. Yo tengo algo especial con los Ángeles, digamos que me une a ellos un hilo particular que me hace anhelar en particular sus voces, sus infinitamente afinadas voces que cantan y alaban. El Ángel de la foto, sin dudas, está cantando alabanzas al Señor. Miren sus manos, la posición recogida en oración, de entrega ante la vista del Trono de Dios. Si hasta se le ve el puño de la manga de su ropaje. Miren sus dos alas, recogidas porque está en un momento de contemplación, de recogimiento interior. Miren el perfil de su rostro, un rostro varonil y maduro que eleva la mirada con humildad y paz. El Ángel está de rodillas, como corresponde a un ser celestial que se postra ante su Creador.
Yo veo esta foto y no puedo dejar de sorprenderme del Amor de Dios, que nos da estos toques de Su sensibilidad, de Su Amor Infinito hacia nosotros.
Amigos, disfruten esta foto, porque tiene olor a Reino, tiene olor a Dios.