Economía , Política — By Marta on Mayo 16, 2012 at 9:22
ESCANDALOSA CONFESIÓN (Y MENTIRAS DE OCASIÓN) – Finalmente se supo, ya
no hay lugar para dudas ni malentendidos, Cristina Fernández blanqueó de
una vez y para siempre que los fondos de las regalías depositados en el
exterior ya no existen. Fueron. Se evaporaron como una nube ingrávida y
sutil.
“(Él) dejó 650 millones de dólares cuando se fue de esa provincia (se
refiere a Santa Cruz) en efectivo”… “Y realmente durante…bueno los
posteriores gobiernos no voy a decir nombres, todos saben quiénes fueron
gobernadores, pero los fondos se evaporaron con aumentos, que bueno sí
aumentos que los sindicatos lograron maravillosamente, pero que hoy no
hay plata para pagarlos”.
Con la declaración oficial del paso a la inmortalidad de los fondos la
presidenta no solo anuncia lo que Peralta predica sin ser escuchado “no
hay un peso más para los estatales de Santa Cruz”, sino también decreta
la prescripción de 15 años de impunidad en el manejo de esos dineros que
el entonces gobernador Néstor Kirchner gestionó a comienzo de los
noventa a cambio de su apoyo a la privatización de YPF, y luego
administró por cuenta propia sin fiscalización de los contralores y bajo
el amparo de una justicia cómplice que sepultó todo intento de
investigación sobre el destino de los fondos. Con sus dichos la
presidenta redime su pasado y anuncia sin miramientos que hoy en Santa
Cruz no se pueden pagar sueldos por culpa de los aumentos que
irresponsablemente reclamaron los gremios estatales, e
irresponsablemente otorgaron gobernadores innombrables.
Según Cristina Fernández se trata de 650 millones de dólares y no de
1.200 como ella misma contaba con autosuficiencia en sus tiempos de
diputada provincial cuando explicaba cómo su esposo gobernador había
operado maniobras financieras de compra venta de acciones de YPF que
multiplicaron por dos la suma original recibida del gobierno de Menem.
¿Qué ocurrió con los restantes 550 millones de dólares? Según Cristina,
”se gastaban apenas el 40 por ciento en gastos corrientes, el resto se
destinaba a obra pública, una obra pública que gestionábamos con nuestro
dinero”. Lástima que en Santa Cruz nunca nadie avisó de tan pródiga
distribución de la riqueza, toda vez que el dinero viajó por plazas
financieras mundiales sin dejar rastros, o peor, dando pistas engañosas
como cuando Cristina Fernández en la sesión de Diputados del 21 de
Octubre de 1993 aseguraba “hasta el habitante del último pueblito de
Santa Cruz debe saber que la Provincia tiene doscientos millones de
dólares depositados en la reserva federal de los Estados Unidos, la
única entidad que puede garantizar un monto de esta envergadura con
riesgo cero” respondiendo de este modo a un pedido de informes de la
oposición. “¿Cómo se pude ocultar el manejo de 630 millones de dólares?”
desafiaba Cristina a sus pares quienes recién se enterarían por las
vías institucionales del destino de esos fondos diez años después,
cuando por primera vez la información fue remitida a la legislatura tal
como ordena la constitución. Néstor ya era candidato a Presidente y
había que cuidar las formas. Sobre todo después que la Reserva Federal
hizo público que jamás en su historia había tomado en depósito fondos de
Santa Cruz.
La presidenta dijo sin sonrojarse que el descalabro de la economía
provincial es culpa de la política salarial errática de los sucesores de
Néstor Kirchner en la gobernación, sugiriendo que Acevedo y Peralta no
tendrían que haber blanqueado salarios vergonzantes con 50 pesos de
básico, regularizado a cerca de 10 mil trabajadores en negro, y
convocado a paritarias después de 16 años de aumentos por decreto.
Lo cierto es que las señales de alerta para el gobernador Peralta se
intensificaron en los últimos días y le llegan de todos lados. Apenas
pudo comenzar a cumplir con el pago de salarios escalonados y fuera de
término; los servicios esenciales están en crisis, y el marco interno le
es insoportablemente hostil. Mientras el intendente de la Capital Raúl
Cantín lo deja en evidencia pagando salarios en tiempo y forma “y sin
ayuda de la provincia” como dijo un funcionario municipal por el canal
oficial de tv, el intendente de Caleta Olivia José Córdoba anuncia la
absorción en el presupuesto municipal de mil subsidios para desocupados
declarando que en la provincia hay 5 mil personas en esta condición, y
radicando una denuncia penal en contra de su antecesor, el
vicegobernador Fernando Cotillo por el pago millonario de obra pública
inconclusa.
Paradójicamente y contrariamente a lo que vocifera la propaganda oficial
la estatización de YPF dejó al gobernador Peralta sin los auxilios
habituales que don Enrique Eskenazi habilitaba a través de los adelantos
de regalías, ni los 600 millones de pesos que el gobierno esperaba como
maná del cielo tras la firma de los cánones por producción que YPF
Repsol, previsor y visionario, nunca llegó a firmar.
El discurso k escrito en Olivos y amplificado en la provincia por un
sector de la UCR y por los enemigos internos de Peralta reza que Néstor y
Cristina dejaron una provincia ordenada y con numerosos recursos, y
quienes vinieron después echaron por la borda tanta bonanza. Una versión
de manual para el turista y para el consumo de incautos u oportunistas,
que intenta despegar al gobierno nacional de cada una de las decisiones
que tomó el actual gobernador Daniel Peralta.
Nadie que se haya anoticiado de las movilizaciones de 2007 puede ignorar
que la revolución salarial que se produjo por presión de los estatales
fue ordenada por un Néstor Kirchner urgido por los tiempos electorales.
De todas maneras la peor noticia para el gobernador le llegó a través de
una resolución del Tribunal Superior de Justicia que no admite ”los
pagos parciales” y lo intima a que envíe los fondos comprometidos
advirtiendo que el incumplimiento de dicha remisión “afecta la autarquía
del poder judicial alterando seriamente el servicio de Justicia que
debe prestar el estado”. Para algunos extremistas una de las causales de
juicio político al gobernador por “falta de cumplimiento de los deberes
de su cargo”.
Mientras acusa recibo el gobernador Peralta cuenta los días que restan para llegar a Junio, nunca estuvo tan lejos.
Héctor Barabino
OPI Santa Cruz