Dichoso el Jefe que lo tuvo a sus
ordenes
San
Luis: Se realizó el primer acto por los 30 años de Malvinas con impactante
discurso
El Veterano de Guerra exconscripto del BIM 5 en
Malvinas, Víctor Vital, realizó en la capital de la provincia uno de los
primeros discursos por los actos del 2 de abril. Fuertes y crudas palabras,
sobre Malvinas y la realidad en que vive el pueblo
argentino.
Queridos
amigos,
queridos
compatriotas,
queridos
camaradas de armas,
Queridos hermanos
y familiares de los mártires que dieron su vida por defender la Soberanía
Argentina en la heroica gesta para Reconquistar las Malvinas al seno de nuestra
Patria.
Hoy nos reunimos
para rogar por las almas de aquellos que dieron su vida por la Patria, y que por
Providencia de Dios, descansan junto al General Belgrano, envueltos en el mar
que refleja nuestra bandera celeste y blanca, como el manto de nuestra
Madre.
Aunque han pasado
30 años, jamás podremos olvidarlos, jamás hemos de olvidarlos, aunque a lo largo
de estos años nos quieran hacer olvidar, y quieran tender un manto de
silencio.
Por más que quieran desmalvinizar, por
más que quieran decir que eso nunca existió, o que si existió fue un error, que
fue un manotazo de ahogado, de un general trasnochado.
Jamás podremos olvidar, porque a lo
largo de estos años, de estos tristes y grises años, en que nuestra Patria se
desangra, en decadencia y disgregación, el gesto
heroico de los que ofrendaron su vida, marcó el único gesto de grandeza con el
cual pudimos reencontrarnos los argentinos.
Jamás podremos
olvidarlos. Por eso estamos aquí para rezar.
Hoy estamos aquí
para recordar aquellas jornadas. Aquella jornadas en las cuales el pueblo
argentino, sin distinción de partidos, sin distinción de banderías, se sintió
unido y reaccionó como un solo hombre, en un solo corazón y en una sola
alma.
Porque por encima
de las falsedades, por encima de las promesas que no se cumplen, por encima de
los programas falaces, por encima de los discursos mentirosos de los políticos
de turno, y de los medios de comunicación, hubo un ideal de Patria, hubo algo
noble que hizo que ese pueblo reaccionara como un solo hombre.
Fueron momentos
de grandeza, de ánimo, de victoria, momentos de dolor y de derrota. Eso no lo
podemos olvidar.
Fue un momento de grandeza entre
tanta mediocridad. Después comenzamos a hundirnos, nuevamente en esta
mediocridad y disgregación creciente, preámbulo del caos, anarquía y disolución
nacional.
Por eso nos
juntamos aquí como argentinos de fe, para rezar, por las almas de aquellos que
han muerto en combate. Esto es un deber de Piedad Altísimo, ya que dieron su
vida por una causa noble, una causa justa, y lo hicieron sabiendo que estaban
cumpliendo con su deber.
Como cristianos
debemos amar a nuestra familia, pero también debemos amar a esa familia grande
que es la Patria, que es mi familia, y las familias de todos aquellos, que están
unidos por lazos de tradición, de historia, de sangre, de lengua y de fe; por
los que han forjado ese pasado común, y nos legaron un destino común.
Esa virtud de la Piedad, es un deber de respeto y honor hacia los
padres y hacia la Patria, porque de ella hemos nacido y nos hemos criado, porque
de ellos y en ella hemos recibido todo lo que tenemos.
Por eso hoy al rezar por
las almas de los muertos, tenemos que rezar por nuestra Patria y recordar
nuestra historia. Tenemos que mirar hacia el presente y hacia el futuro.
Nosotros, los que estamos vivos no podemos permitir que haya sido inútil el
sacrificio de los muertos que ofrendaron su vida por nuestra
Patria.
Nos quieren hacer olvidar
del heroísmo, nos quieren hacer olvidar del sacrificio, nos quieren hacer
olvidar de los ideales grandes, porque todo eso no les
conviene.
No les conviene a los
cobardes, no les conviene a los traidores, no les conviene a los vendepatrias,
no les conviene a los que pactan y entregan nuestros recursos al enemigo,
nuestra Cordillera y nuestro Mar. No les conviene a los que quieren descuartizar
a la Argentina en tres o cuatro republiquetas.
No les conviene a
los que nombraron en el Ministerio de Defensa a una ciudadana
inglesa. ¡Si!, a una ciudadana inglesa, hija de un alto funcionario
inglés, de la Embajada del Reino Unido en la
Argentina.
No les convienen a los que, por expresa
instrucción de nuestros enemigos, denigraron, humillaron y encerraron en
verdaderos campos de concentración a los jefes militares que pelearon en
Malvinas.
No les conviene a los que desintegraron
nuestras FFAA como lo están haciendo actualmente con la Gendarmería y la Policía
Federal, por orden de esta misma ciudadana inglesa. En síntesis, los ingleses
conducen el Ministerio de Defensa y el Ministerio de Seguridad Interior
argentino.
No les conviene a los políticos de la
oposición, cualquiera sea, ya que ellos también medran con el mortal negocio de
la droga, del juego y de la prostitución, por lo cual quieren destruir la moral
y dignidad de nuestro pueblo.
No les conviene
el espíritu de Malvinas porque es el espíritu de la patria, porque es espíritu
de Dios, de unidad, de amor. Porque es el espíritu de nuestro pueblo, es
espíritu de lucha, el espíritu de sacrificio y dignidad. Porque es el
espíritu de la Nación Argentina.
A quien le cabe
duda que la heroica gesta de Malvinas, última guerra entre dos banderas, dos
naciones, dos linajes antes de entrar de lleno en esta modernidad materialista,
esclavizante y globalizada, no continúa hoy, en todo el espacio nacional, con
esta perversa Guerra Interna con métodos más sutiles, pero mucho más mortífera
que aquella que hoy recordamos.
¿O acaso no
provoca más muerte la droga, que penetra sin ningún tipo de control por la
frontera norte, donde la comisaria inglesa, ha retirado la gendarmería, para
llevarla al conurbano bonaerense, llevando el caos y la criminalidad a niveles
incontrolables?
¿O acaso no
provoca más muerte en el cuerpo y en el espíritu de nuestro humilde pueblo, en
los jóvenes y en las familias todas estas perversas leyes contra la unidad del
matrimonio y la familia, piedra basal de nuestro pueblo y nuestra Nación?
Por esto
quieren que olvidemos. Nosotros no podemos traicionar esa sangre
derramada, porque no podemos traicionar y olvidar el sacrificio de nuestros
hermanos, nuestros amigos, nuestros camaradas en la lucha. Porque no podemos
permitir que esa sangre se haya derramado inútilmente.
La sangre de
aquellos que han muerto por nuestra Patria son semillas de una Patria nueva, de
una Patria que costará más sacrificio y muchos años de lucha. Pero eso no
importa.
Tenemos que
seguir siendo combatientes, cada uno en el puesto que Dios nos ha designado,
para que, como dijera el gran General, “seamos lo que debamos ser,
sino, no seremos nada”.
Para que nuestra
pobre Patria Argentina, tan herida y maltratada, pueda un día llenarnos de
orgullo, como de orgullo nos llenaron aquellos héroes puntanos que hoy
recordamos, que fueron capaces de dar su vida como dice el
Señor, “Nadie ama más, que aquel que es capaz de dar la vida por los
suyos”.
Nos acercamos a
los días santos, a los días que la Iglesia revive la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo. Sabemos que para seguir a Cristo tenemos que estar dispuestos
a cargar con la Cruz.
Cristo es el
Rey que nos ama y que nos llama a conquistar nuestra Patria. Y Cristo
en ningún momento nos llama con promesas de una vida fácil, cómoda. Cristo dijo
con claridad “El que quiera ser mi discípulo, que cargue la Cruz, y me
siga”. Es decir que para llegar a la Gloria de la Resurrección y la Vida, al
Triunfo y a su Reino, hay que pasar por el Viernes Santo, la Pasión y la
Muerte.
Este es nuestro
camino personal, pero también el camino de nuestra Patria. El camino que nos
marcaron los que ofrecieron su vida en combate.
Pidámosle al
Señor en estos días, que nos ayude a ser fieles en esta empresa, pidámosle al
Señor en estos días, que esta Patria entregada por los Judas, humillada,
crucificada, pueda alegrarse un día con la Resurrección, con la Vida que no
pasa, a la cual Él nos llama, para reinar un día junto a Él, y los que dieron ya
su vida por esta Patria del Cielo y de la Tierra.
Victor Eduardo
Vital
Veterano de
Guerra BIM
5