FARC-HEBE DE BONAFINI:EL 30 DE SEPT. PUBLICAMOS LOS ARCHIVOS SECRETOS DE LAS FARC Y NO SOLO ESO FINANCIABAN AL DIARIO PAGINA 12
El escritor y periodista argentino Martín Caparrós publicó en su blog   Pamplinas, del diario español El país, una entrevista exclusiva con  Sergio  Schoklender, ex apoderado de la Fundación Madres de Plaza de  Mayo investigado  por la Justicia por irregularidades con los fondos que  el Estado entregó a la  organización.
En ella, el empresario, quien cumplió una condena junto con su  hermano por el  asesinato de sus padres, revela que a principios de los  años 90, la fundación  tuvo contacto con varias organizaciones de la  guerrilla latinoamericana, bajo la  idea de entrenar compañeros y  generar un movimiento similar en el país.
“La idea era mandar compañeros a formarse con las FARC en Colombia,  con los  zapatistas en Chiapas, y que después esos compañeros pudieran  venir con alguna  formación y comenzar un trabajo, digamos, foquista en  algún lugar. Ese era el  único modelo posible, no veíamos otra salida.  Era impensable que el país se iba  a recuperar en ocho años, quién se  podía imaginar eso”, asegura
En un pasaje de un libro que está por editar, Sueños postergados,  Schoklender  asegura que el proyecto que tenía la organización durante  el Gobierno de Carlos  Menem (1989-1999) “era la revolución”, y señala  que, en ese momento, “la única  salida lógica era la lucha armada”. Es  en ese pasaje de la obra en la que  Schoklender dice que “en la  universidad guardábamos de todo”.
Ante la pregunta de Caparrós sobre el significado de la frase, el  abogado  reconoce que contaban con “armas de todo tipo”. “Pistolas,  ametralladoras,  granadas, plástico, lo que pidas”, detalla. “Visto en  plena época del menemismo  era la única salida lógica: había que generar  una resistencia. Ubicate en pleno  menemismo, con toda la impunidad que  tenían. Me acuerdo del lugar donde teníamos  guardadas las cosas, que  era un pozo en el sótano de la universidad: la  ubicación precisa la  conocíamos dos o tres compañeros y Hebe, y nadie más”,  señala.
En otro de los capítulos de la futura publicación, Schoklender revela  que,  con buena parte de los máximos responsables de la represión  libres durante la  vigencia de las leyes de Obediencia Debida y Punto  Final, la organización planeó  el secuestro de uno de los militares más  representativos de lo que fue el  genocidio de la dictadura militar, el  comandante Emilio Eduardo Massera.
“En 1999, 2000, teníamos todo preparado para ir a secuestrarlo: le  habíamos  hecho inteligencia, sabíamos cómo se movía, por dónde,  teníamos todo preparado.  Mi fantasía era hacer algo muy parecido a lo  que después fue esa película, El  secreto de sus ojos, ¿no? Lo  agarrábamos y se perdía, nunca más. Yo quería que  el enemigo recibiera  el mensaje de lo que significaba la desaparición, que  supiera cuál era  la sensación de estar desaparecido, que nadie sepa si alguien  está o no  está, si vive, si está muerto. Decirles esto es lo que hicieron”,   relata Schoklender en la entrevista.
“Y encima a Massera, que era tan emblemático. Pero ahí Hebe se opuso,  y al  final se demostró que tenía razón, la historia le dio la razón.  Después las  leyes de impunidad se derogaron, un montón de milicos están  presos y procesados.  Pero en esos años era impensable que eso  sucediera en la Argentina. Y ese viraje  fue gracias a (el presidente)  Néstor (Kirchner)”, expresa.
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