Complementando mi anterior "Esto es la realidad, no lo que nos cuenta ATC"
CRISTINA NO CREE EN
LAS REFLEXIONES DE OBAMA
Por Carlos Manuel Acuña
Ayer mismo lo dijimos: ningún medio se hizo eco - hasta ahora, al menos - de una de las noticias más importante anunciada por Cristina Fernández de Kirchner a través de la televisión. Tampoco, las pantallas adictas o no adictas repitieron la noticia y en consecuencia, son pocos los argentinos que hasta anoche supieron que sus identidades quedarán, dentro de poco, en conocimiento exclusivo del régimen de Fidel Castro. Esto se debe a que nuestro gobierno resolvió reempadronar a los cuarenta millones de argentinos mediante un programa cibernético elaborado por los cubanos. El anuncio, puesto en boca de la presidente de nuestra ex República, no pudo tener una fuente más segura y definitiva. Tanto fue así, que nadie salió a desmentirla, amortiguarla o quitarle la importancia política que posee, sobre todo porque hasta ahora el contenido de dicho programa es similar al de un gobierno latinoamericano próximo a concluir: el de Hugo Chávez, en Venezuela.
Esto último aparece transitoriamente como un dato tangencial habida cuenta que ese final obedece a la progresiva enfermedad que padece el venezolano, cuya paranoia lo ha llevado a ponerse únicamente en manos de profesionales médicos de la Isla donde prácticamente ha instalado su gobierno. Esta situación, inédita al menos en la historia latinoamericana, pone de relieve una circunstancia cambiante para los adelantos tácticos de la izquierda en el continente, donde el Foro de San Pablo no sólo domina en Caracas sino que ha puesto en marcha un amplio plan de conquistas políticas. En la Argentina produjo avances estructurales muy significativos, entre los que se destaca la destrucción de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, el rápido desmembramiento de las policías y su función, la prevaricación de la justicia y entre otras cosas, el empeñoso montaje de una crisis social preparada mediante el otorgamiento de subsidios por 28 mil millones de dólares el año pasado y 200 mil millones para el que está en curso. El problema reside en que la falta de una producción genuina y la fuga de capitales, generará una desocupación mayúscula simultánea y concurrente a la caída del ingreso de divisas para atender a las masas que cobran pero no trabajan, al funcionamiento del país y a las necesidades públicas. La crisis se potencia día a día aunque la Casa Rosada quiere mantener activo un eje entre Buenos Aires, La Paz, Caracas y Quito, por ser éstos centros más inclinados hacia una definición favorable a esta corriente ideológica.
El Foro de San Pablo también se extendió al Uruguay donde puso en marcha el intento político de perseguir a las Fuerzas Armadas y de Seguridad que triunfaron sobre la subversión, proceso que también se perfila en el Brasil, Perú y otros países de la región. En Chile, una artificial rebelión estudiantil busca jaquear al gobierno de centro derecha - que dicho sea de paso no cumplió su promesa de poner fin a los juicios contra militares - en tanto, en Bolivia, Evo Morales no se aparta de sus ideas de izquierda aunque en estos momentos debe padecer los inconvenientes del indigenismo que hoy día es una de las figuras utilizadas por la nueva etapa revolucionaria. Como siempre ha sucedido, allí también las izquierdas se comen a si mismas y algo similar o parecido puede darse en el Ecuador donde el gobierno de Correa funciona a los tropezones y éste no puede disimular sus temores que quiere compensar, como aquí, con la persecución al periodismo independiente. Sólo en Honduras se impuso la seriedad constitucional que reemplazó institucionalmente a Zelaya con su sombrero.
La futura desaparición de Chávez ya produce consecuencias internas en Venezuela y como un torbellino, giran en el escenario los componentes reales de este conflicto, amén de un ideologismo superado a esta altura del Siglo XXI: el espacio, las capacidades para producir alimentos, la mano de obra capacitada, el petróleo, el hierro, el litio boliviano (también tenemos en la Argentina) y otros minerales estratégicos para las necesidades del mundo que ya se abrió hacia el futuro.
A esta altura puede hablarse de la existencia de un conflicto hasta tal punto, que los errores administrativos - ¿nos limitaremos a definirlos de esta manera? - han logrado doblegar a un país de las condiciones, capacidades de distinta índole, las humanas en primer lugar, reservas diversas, la riqueza de una historia aún en formación y otras bendiciones, quitándolo de las espectativas globales y ubicándolo en la soledad del fracaso. Por cierto, hablamos de la Argentina. Podemos decir, incluso, que ya puede razonarse que los argentinos ingresamos en el terreno fangoso de un verdadero desastre, fenómeno agravado por una circunstancia facilmente detectable: la permanente defección de la casi totalidad de los políticos. Ya lo habíamos dicho: con excepciones protagónicas destacables, casi ninguno aportó su imaginación, sus palabras y porque no decirlo, su riesgo personal, para evitar en mayo de 1973 una amnistía a los terroristas, causa verdadera y única de la forma en que se desenvolvió la Guerra Revolucionaria cuyas consecuencias reeditó y fortaleció el kirchnerismo en una actitud que fomenta una íntima y peligrosa división que puede concluir en una confrontación trágica y nuevamente dolorosa. Tampoco ahora hay políticos activos que alerten sobre los momentos que se viven y actúen en consecuencia. A la inversa y de hecho, se han transformado otra vez en cómplices de lo que sucede y sucederá.
Con toda esta carga sobre sus espaldas - carga que no se agota con lo que dejamos enunciado - Cristina Fernández de Kirchner viajó a Francia para reunirse, especialmente, con el jefe del gobierno más poderoso del planeta. Nada se ha dicho todavía de lo que conversaron pero es dable deducir, inferir o como se prefiera expresarlo, que a la luz de un moderado realismo, del conocimiento de las tensiones internas que vive Barack Obama y de la evolución del complejo escenario mundial, el tema de la forma en que evolucionará la situación latinoamericana no pudo ser ajeno a lo conversado con Cristina. En ese nivel, por más que se rodee a las palabras con la consiguiente dosis de diplomacia y limitadas impresiciones, es lógico pensar que el presidente de los Estados Unidos no invitó a su colega de la decadente Argentina que aun conserva su importancia estratégica por múltiples motivos, para hablar de modas o las molestias del clima.
Ahora bien, si Cristina no entendió, es otra cosa. Por eso, brindarle a Cuba - como sucedió en Venezuela - los perfiles de argentinos de peso fuerte o relativo pero capaces de interesarse en los problemas públicos, de nuestros científicos y dirigentes al régimen responsable de gran parte de la sangrienta historia latinoamericana ocurrida entre los años sesenta y setenta, es un paso por demás insoportable a quienes podremos enfrentar las consecuencias. Además, como respuesta - si es así - a lo conversado al término del G 20, carece de un calificativo publicable y puede ser el preanuncio de acontecimientos lamentables. Chávez, Correa, Morales caerán por su propia dinámica interna progresivamente incontrolable, Brasil , con su madurez política y la calidad de sus dirigencias, sabrá ubicarse, nuestro entrañable Uruguay también sabrá sortear la adversidad, Perú será realista y el resto del continente se aprestará a ser más eficiente en la lucha contra el terrorismo, el lavado de dinero y el narcotráfico. A todo esto ayer, en Buenos Aires, María Eugenia Estensoro, en representación del Senado de la Nación, se avino a participar del acto de homenaje al jefe de las FARC, Alfonso Cano, muerto ayer por acción de las Fuerzas Legales de Colombia, realizado en la sede que en Almagro posee la Universidad de los Trabajadores (IMPA) que goza - es una manera de decir - del respaldo de la estafadora Madre de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Ya nada causa asombro.
Esto último aparece transitoriamente como un dato tangencial habida cuenta que ese final obedece a la progresiva enfermedad que padece el venezolano, cuya paranoia lo ha llevado a ponerse únicamente en manos de profesionales médicos de la Isla donde prácticamente ha instalado su gobierno. Esta situación, inédita al menos en la historia latinoamericana, pone de relieve una circunstancia cambiante para los adelantos tácticos de la izquierda en el continente, donde el Foro de San Pablo no sólo domina en Caracas sino que ha puesto en marcha un amplio plan de conquistas políticas. En la Argentina produjo avances estructurales muy significativos, entre los que se destaca la destrucción de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, el rápido desmembramiento de las policías y su función, la prevaricación de la justicia y entre otras cosas, el empeñoso montaje de una crisis social preparada mediante el otorgamiento de subsidios por 28 mil millones de dólares el año pasado y 200 mil millones para el que está en curso. El problema reside en que la falta de una producción genuina y la fuga de capitales, generará una desocupación mayúscula simultánea y concurrente a la caída del ingreso de divisas para atender a las masas que cobran pero no trabajan, al funcionamiento del país y a las necesidades públicas. La crisis se potencia día a día aunque la Casa Rosada quiere mantener activo un eje entre Buenos Aires, La Paz, Caracas y Quito, por ser éstos centros más inclinados hacia una definición favorable a esta corriente ideológica.
El Foro de San Pablo también se extendió al Uruguay donde puso en marcha el intento político de perseguir a las Fuerzas Armadas y de Seguridad que triunfaron sobre la subversión, proceso que también se perfila en el Brasil, Perú y otros países de la región. En Chile, una artificial rebelión estudiantil busca jaquear al gobierno de centro derecha - que dicho sea de paso no cumplió su promesa de poner fin a los juicios contra militares - en tanto, en Bolivia, Evo Morales no se aparta de sus ideas de izquierda aunque en estos momentos debe padecer los inconvenientes del indigenismo que hoy día es una de las figuras utilizadas por la nueva etapa revolucionaria. Como siempre ha sucedido, allí también las izquierdas se comen a si mismas y algo similar o parecido puede darse en el Ecuador donde el gobierno de Correa funciona a los tropezones y éste no puede disimular sus temores que quiere compensar, como aquí, con la persecución al periodismo independiente. Sólo en Honduras se impuso la seriedad constitucional que reemplazó institucionalmente a Zelaya con su sombrero.
La futura desaparición de Chávez ya produce consecuencias internas en Venezuela y como un torbellino, giran en el escenario los componentes reales de este conflicto, amén de un ideologismo superado a esta altura del Siglo XXI: el espacio, las capacidades para producir alimentos, la mano de obra capacitada, el petróleo, el hierro, el litio boliviano (también tenemos en la Argentina) y otros minerales estratégicos para las necesidades del mundo que ya se abrió hacia el futuro.
A esta altura puede hablarse de la existencia de un conflicto hasta tal punto, que los errores administrativos - ¿nos limitaremos a definirlos de esta manera? - han logrado doblegar a un país de las condiciones, capacidades de distinta índole, las humanas en primer lugar, reservas diversas, la riqueza de una historia aún en formación y otras bendiciones, quitándolo de las espectativas globales y ubicándolo en la soledad del fracaso. Por cierto, hablamos de la Argentina. Podemos decir, incluso, que ya puede razonarse que los argentinos ingresamos en el terreno fangoso de un verdadero desastre, fenómeno agravado por una circunstancia facilmente detectable: la permanente defección de la casi totalidad de los políticos. Ya lo habíamos dicho: con excepciones protagónicas destacables, casi ninguno aportó su imaginación, sus palabras y porque no decirlo, su riesgo personal, para evitar en mayo de 1973 una amnistía a los terroristas, causa verdadera y única de la forma en que se desenvolvió la Guerra Revolucionaria cuyas consecuencias reeditó y fortaleció el kirchnerismo en una actitud que fomenta una íntima y peligrosa división que puede concluir en una confrontación trágica y nuevamente dolorosa. Tampoco ahora hay políticos activos que alerten sobre los momentos que se viven y actúen en consecuencia. A la inversa y de hecho, se han transformado otra vez en cómplices de lo que sucede y sucederá.
Con toda esta carga sobre sus espaldas - carga que no se agota con lo que dejamos enunciado - Cristina Fernández de Kirchner viajó a Francia para reunirse, especialmente, con el jefe del gobierno más poderoso del planeta. Nada se ha dicho todavía de lo que conversaron pero es dable deducir, inferir o como se prefiera expresarlo, que a la luz de un moderado realismo, del conocimiento de las tensiones internas que vive Barack Obama y de la evolución del complejo escenario mundial, el tema de la forma en que evolucionará la situación latinoamericana no pudo ser ajeno a lo conversado con Cristina. En ese nivel, por más que se rodee a las palabras con la consiguiente dosis de diplomacia y limitadas impresiciones, es lógico pensar que el presidente de los Estados Unidos no invitó a su colega de la decadente Argentina que aun conserva su importancia estratégica por múltiples motivos, para hablar de modas o las molestias del clima.
Ahora bien, si Cristina no entendió, es otra cosa. Por eso, brindarle a Cuba - como sucedió en Venezuela - los perfiles de argentinos de peso fuerte o relativo pero capaces de interesarse en los problemas públicos, de nuestros científicos y dirigentes al régimen responsable de gran parte de la sangrienta historia latinoamericana ocurrida entre los años sesenta y setenta, es un paso por demás insoportable a quienes podremos enfrentar las consecuencias. Además, como respuesta - si es así - a lo conversado al término del G 20, carece de un calificativo publicable y puede ser el preanuncio de acontecimientos lamentables. Chávez, Correa, Morales caerán por su propia dinámica interna progresivamente incontrolable, Brasil , con su madurez política y la calidad de sus dirigencias, sabrá ubicarse, nuestro entrañable Uruguay también sabrá sortear la adversidad, Perú será realista y el resto del continente se aprestará a ser más eficiente en la lucha contra el terrorismo, el lavado de dinero y el narcotráfico. A todo esto ayer, en Buenos Aires, María Eugenia Estensoro, en representación del Senado de la Nación, se avino a participar del acto de homenaje al jefe de las FARC, Alfonso Cano, muerto ayer por acción de las Fuerzas Legales de Colombia, realizado en la sede que en Almagro posee la Universidad de los Trabajadores (IMPA) que goza - es una manera de decir - del respaldo de la estafadora Madre de la Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini. Ya nada causa asombro.