Periodismo de Verdad: 25 de
noviembre de
2011
Sus últimos años fueron un calvario. Condenado a cadena
perpetua por delitos de “lesa humanidad”, cumplía arresto domiciliario
en Yerba Buena (Tucumán) mientras luchaba a brazo partido contra el
deterioro físico producido fundamentalmente por insuficiencia cardíaca y
pulmonar, agravado con un severo cuadro depresivo producto de lo que
consideraba una “injusticia” ya que hasta el final de sus días sostuvo
“que había cumplido con su deber combatiendo contra la subversión en el
monte tucumano”.
Conoció la gloria y el poder y fue dos veces Gobernador
de los tucumanos. En ese entonces vivió rodeado de amigos y de afectos y
fue dueño de las decisiones más importantes en la provincia del azúcar.
Sin embargo enfermo y en prisión, sintió que lo dejaban
solo. Quiso hacerse cargo de toda la responsabilidad de lo actuado en la
provincia bajo su mando y proteger de algún modo a su tropa pero le
faltó fuerza. Sus dolencias ya hacían estragos en su temple y en su
carácter. No era el Bussi de siempre.
Murió ayer tarde y se fue en silencio, sin hacer ruido ni
levantar polvareda porque así lo había pedido. Será enterrado el sábado
en un cementerio privado de Pilar, en Buenos Aires.
Simpatizantes y allegados llegaron espontáneamente al
sanatorio primero y a la sala velatoria después donde se rezó un
responso a puertas cerradas. Con flores y cantando el Himno Nacional
Argentino se instalaron en la calle. Un cerrado aplauso despidió al auto
que partió raudamente hacia la Capital Federal.
Es ya de madrugada y no dejo de pensar en los ríos de tinta a favor y
en contra que publicarán los diarios del país. Ya estos últimos días
la agonía del veterano General ocupó titulares y portadas. Bussi había
sido degradado este año, es decir, no podía usar más su título de
“General”, sin embargo para nosotros, los tucumanos, seguirá siendo “el
General” porque así lo llamábamos todos, mal que les pese a algunos.
Sin ningún ánimo de polemizar con nadie, aclarando que somos
respetuosos de la Justicia y que lejos de tener resentimientos ni odios
rezamos cada día por la reconciliación de los argentinos, queremos
despedir desde estas páginas al Bussi General, al Bussi Gobernador, al
Bussi que es parte importantísima de la historia argentina y
fundamentalmente de la historia de los tucumanos.
Quienes vivimos en Tucumán no podemos olvidar que llegó para
continuar con el Operativo Independencia (comandado en principios por el
General Vilas) y pelear en el cerro tucumano. Eran tiempos de
turbulencia, tiempos violentos. Una juventud a la que hoy se denomina
“jóvenes idealistas” quería arrebatar el poder y hacer de esta tierra un
estado comunista. Hubo atentados terroristas, secuestros, asesinatos,
víctimas incluso que nada tenían que ver con el gobierno ni con las
Fuerzas Armadas. El caos y el descontrol se habían adueñado de todo y de
todos.
Perón había vuelto al país poco tiempo antes y estaba aterrorizado
con el accionar de estos grupos. Los denominó “mocosos imberbes” y los
corrió de la Plaza. No quería una Argentina violenta porque él mismo
había cambiado en el exilio y porque era un hombre que provenía también
del Ejército.
Su viuda, María Estela Martínez de Perón luego, apoyada entonces por
representantes de diferentes partidos políticos, ordenó “aniquilar al
enemigo” y las Fuerzas Armadas tuvieron la responsabilidad y la difícil
tarea de combatir y devolver la paz a los argentinos.
Tucumán fue el epicentro de una “guerra” que se libró
fundamentalmente en el cerro tucumano, elegido por la frondosidad de su
vegetación y por la cercanía a la población urbana entre otras cosas,
los guerrilleros estaban ya en la selva provinciana.
A Bussi lo eligieron por su experiencia, por haber estado en la
Vietnam estudiando la guerra, por que era un estratega nato, porque lo
consideraron un valiente. Una y otra vez lo escuché decir, llorando
incluso de impotencia, que podían decirle cualquier cosa, menos “Infame
traidor a la Patria” porque él “había sido formado para la guerra y
había peleado por su Patria.” Nunca entendió los juicios ni aceptó las
acusaciones que tribunales ordinarios les hacían a los miembros de las
FFAA, él en su fuero íntimo estaba convencido de que había cumplido con
su deber y devuelto a los Argentinos un país democrático. Sostenía que
era el responsable del accionar en el campo de batalla (dependía a su
vez del General Menéndez) y que los policías hoy imputados en juicios de
lesa humanidad, “no tenían nada pero nada que ver porque dependían del
Ejército”. Pensaba mucho en sus oficiales y soldados, a quienes les
agradecía el compromiso en la lucha contra la subversión. No comprendía
la prisión a tantos oficiales jóvenes, silenciosamene sufría por ellos.
No vamos a entrar a juzgar desde acá si las FFAA cometieron errores,
es muy probable que si, porque quienes libraron la batalla eran hombres,
como todos nosotros que como tales se equivocan a menudo. Pero si
sabemos que hubo una “guerra” y que toda guerra es sucia, es cruel y
extremadamente dolorosa. No se puede entenderla ni imaginarla hoy, tan
lejos del escenario y del contexto, pero con honestidad quienes hemos
vivido en esa época y hemos sido testigos de la violencia, debemos tener
la grandeza de recordar que el pánico y la anarquía envolvían al país y
que aquél Ejército nos devolvió la paz cuando hubo “vencido” al
enemigo.
Y aclaro una vez más, para que no queden dudas, que repudio la
violencia en todas sus formas, que no estoy de acuerdo con el terrorismo
de Estado, que lamento profundamente las muertes de personas inocentes,
que no dudo que el error más grande fue no entregar los cuerpos de
todos y cada una de las víctimas y que quiero vivir en un país
democrático en el que nos respetemos todos.
Bussi llegó a Tucumán y se hizo cargo del Operativo Independencia que
había comenzado el 9 de febrero de 1975. El 24 de Marzo, asumió como
Comandante de la V Brigada de infantería y Gobernador de la provincia de
Tucumán. Un cargo demasiado fuerte y con enorme responsabilidad.
En el campo de batalla era normal verlo al frente de su tropa
siempre, los oficiales y soldados de aquella época, admiraban su coraje y
capacidad. Cuentan que a cualquier hora se ponía frente al pelotón para
entrar al cerro, o bajaba del helicóptero vestido de fajina. Era normal
verlo caminar con paso firme y apurado siempre, llevando bajo su brazo
el casco y en la mano el bastón de mando. Incansable, agotador, todos
tenían que seguirle el ritmo y caminar sin prisa ni pausas.
Como Gobernador del proceso, le cambió la cara a Tucumán. Hizo obras,
pintó a Tucumán de celeste y blanco, construyó barrios, escuelas. La
típica broma de los tucumanos era decir “no te quedes parado en una
esquina que pasa la tropilla y te pinta de celeste y blanco”. Tenía
obsesión por la limpieza, por el orden, la ciudad brillaba y nosotros,
incluso los que éramos más chicos, nos sentíamos orgullosos ante tanta
pulcritud.
No le temblaba el pulso, cierto es, para sancionar a los que cometían
una falta. En plena madrugada se hacía presente en un hospital por
ejemplo para ver si la guardia funcionaba, si estaban cada uno en su
lugar de trabajo. Tenía mano dura aseguran, pero conquistó en ese
entonces el corazón de los tucumanos.
Bussi se fue en diciembre de 1977. Una multitud nunca vista lo
despidió en la plaza Independencia. Yo era muy chica, iba al secundario,
y sin embargo tengo grabadas a fuego las imágenes de los tucumanos que
aplaudían su gestión en la plaza no permitiendo que el auto que lo
trasladaría al aeropuerto avance. En ese entonces la mayoría abrumadora
de los tucumanos, agradeció a Bussi por su doble gestión y lo aplaudió a
rabiar.
Bussi cumplió otros destinos militares y en 1987 volvió a Tucumán
para ser candidato por el partido Bandera Blanca que presidía Ezequiel
Ávila Gallo. Un año después fundó el partido Fuerza Republicana que
gravitó en la vida política provincial durante los 90. De hecho, Bussi
fue electo diputado nacional en 1993 y, dos años después, elegido
gobernador por una amplía mayoría arrebatándole el sillón de Lucas
Córdoba al peronismo. Declaró entonces “que estaba enamorado de Tucumán,
que era como una novia para él”.
Bussi, el General que había sido comandante de la V Brigada y
combatido contra la subversión, ganó en la provincia 11 de las 13
elecciones en las que se presentó, un fenómeno que observadores
políticos internacionales nunca llegaron a comprender. Sólo quienes
vivían en Tucumán sabían a ciencia cierta, del cariño y el respeto que
despertaba el General, un líder de verdad, aun con sus errores.
Su última victoria en las urnas fue en 2003 cuando ganó las
elecciones para Intendente de San Miguel de Tucumán, pero días antes de
asumir fue detenido porque se lo acusaba de delitos de lesa humanidad y
jamás llegó a asumir.
Ocho años estuvo preso el “General”, aunque recién en 2008 fue
condenado a cadena perpetua. Cumplió arresto domiciliario en su casa de
Yerba Buena donde poco a poco fue sintiéndose más solo y enfermo. No se
resignó nunca al encierro pero cumplió cada una de las órdenes de la
Justicia con absoluta disciplina.
No fueron fáciles los últimos tiempos del General. Una y otra vez
hablaba sobre “la guerra”. Pasó sus días de encierro escribiendo largas
horas, ordenando papeles a los que sólo su mujer y sus hijos pueden
haber accedido. Quizás en ellos esté la clave de tantos años,
seguramente si es que salen a la luz, serán un documento histórico.
Bussi ha despertado pasiones y odios. Ha tenido el poder y la gloria.
Ha hecho sin duda, muchísimo por Tucumán. Ha dejado huellas profundas y
es fundamentalmente una parte importantísima de la historia.
Podrá no gustarles a muchos, habrá quienes se empeñen en hablar mal
de él y habrá quienes hoy celebren su muerte en una actitud miserable,
porque aunque se esté en la vereda del frente, un ser humano merece el
respeto de todos y una vida mucho más.
Ayer por la tarde, justo a las 16.45 y cuando el sol pegaba con todas
sus fuerzas en Tucumán, ha muerto el General. En sus últimos años
estuvo preso y muy enfermo. Tuvo una larga agonía, pero estuvo rodeado
de su mujer, la admirable Josefina Bigoglio quien jamás lo dejó solo y
de sus hijos y nietas. Recibió muy pocas visitas, algunos no llegaron
nunca a verlo, a otros no los pudo recibir porque no se sentía fuerte.
Le faltaba el aire, tenía muchas dificultades para respirar y hablar,
las emociones eran cada vez más frecuentes.
La noticia conmocionó a los tucumanos. “Se ha muerto el General”,
comentaban a lo largo y a lo ancho de la provincia y el eco resonaba en
todos los rincones del país.
Tucumán presentó las dos caras de la moneda: en el auditorio del
Tribunal Oral Federal, ayer, justo ayer, comenzó un nuevo juicio que lo
tenía como imputado. Bussi y Menéndez fueron apartados por razones de
salud, vaya si eran justificadas, se murió otro preso en Tucumán!!! Y
allí por supuesto, hasta unos pocos se animaron a festejar la noticia.
En las puertas del Instituto de Cardiología, espontáneamente y al
instante, la gente se agolpó con flores y vivas….hubo lágrimas, aplausos
y abrazos.
Gracias a Dios el General no estaba solo aun cuando eso fue lo que
sintió en el último tramo de su vida. Cientos de tucumanos despidieron
acongojados a quien fuera dos veces gobernador. Ellos no tienen miedo a
ser reprendidos por rendir un homenaje al viejo caudillo. Miles de
tucumanos, que no comparten ningún hecho de violencia y que respetan a
todas las víctimas de aquella triste época, manifestaron su
agradecimiento y reconocimiento a Antonio Domingo Bussi, “el General” y a
las FFAA de entonces, las que se jugaban por la Patria e hicieron
posible la paz.
No hubo ningún saludo oficial. Nadie del Gobierno se acercó a saludar
a sus hijos, ni a despedir a quien fuera dos veces Gobernador de la
provincia. El legisaldor Ricardo Bussi comentó que hace pocos meses él
fue a saludar al Gobernador que había perdido a su padre y lamentó que
éste no haya concurrido a saludar a la familia. Muchos pensaron que
habría discusiones entre los funcionarios y aseguraron que varios de
ellos habrían querido concurrir o saludarían de alguna forma. “Acá todo
se premia o se castiga” se animó a decir alguien respecto a la
“obediencia debida”.
A LA HISTORIA LA HACEN TODOS, LES GUSTE O NO LES GUSTE. LA HISTORIA
NO SE BORRA NI SE MIRA SEGÚN LA IDEOLOGÍA DE CADA UNO. LA HISTORIA ES
UNA SOLA Y ES IMPORTANTE QUE NUESTROS HIJOS Y NIETOS LA CONOZCAN, TAL
COMO FUE, CON SUS ERRORES Y SUS ACIERTOS, PERO CON TODOS SUS
PROTAGONISTAS. Y USTED, GENERAL BUSSI, ES PARTE IMPORTANTE DE LA
HISTORIA DE LOS TUCUMANOS.
Desde Periodismo de Verdad despedimos al General y acompañamos a su
familia. A todos los tucumanos, cualquiera sea su forma de pensar, les
pedimos un gesto de grandeza y los abrazamos bregando por la
reconciliación y la paz.
GENERAL ANTONIO DOMINGO BUSSI, ya ha sufrido demasiado. QUE DESCANSE USTED EN PAZ.
Luz García Hamilton,
A esta nota la escribo como ciudadana y no como periodista y
lo hago con absoluta libertad porque en un país democrático está
absolutamente permitido decir y opinar lo que cada uno quiere ó siente.