Movimiento Cívico-Militar CONDOR – PDNI
SUEÑO DE UNA BUENA MUERTE, por Patricio Lons
Cuando el capitán IM Pedro Giachino estaba agonizando en medio de su sangre que regaba el suelo de la patria en ese momento por su sacrificio redimida, escuchó los pasos de dos pares de botas, uno solo tenía espuelas; quien no las tenía en sus botas habló primero "...vió general que buenos resultaron mis marinos...", y la respuesta fue "...si, bravos y valientes, lograron lo imposible, ser tan buenos como mis granaderos en San Lorenzo..."
Alzó su mirada asombrado y recibió las afectuosas palabras de los Padres de la Patria que orgullosos de el, le dijeron "descanse en paz capitán Giachino, ha librado el buen combate, lo están esperando en su próximo destino"
Y en ese momento, el almirante Brown y el general San Martín, le mostraron a Giachino el paso abierto custodiado por los Patricios del general Santiago de Liniers, hacia los brazos maternales de la Virgen Stella Maris, patrona de los marinos, que con su corazón iluminado, le habría el camino a la Patria Celestial.
“Dedicado a aquellos que lograron lo imposible”.
P.S. El 2 de abril de 1520, se considera nuestra primera fecha patria argentina, al celebrarse en la bahía San Julián, la primera misa en nuestro suelo por parte del capellán de la expedición del Adelantado don Hernando de Magallanes.
Nuestro primer héroe nacional el capitán de fragata post mortem, Pedro Edgardo Giachino, entrega su alma a Dios en el aniversario de la patria.
Fue el mismísimo almirante Carlos Büsser, jefe del Operativo Rosario y posiblemente el único almirante que en el siglo XX venció y capturó a una guarnición británica, quien me relató que el sacrifico máximo de nuestro héroe fue decisivo para lograr la rendición del gobernador inglés Rex Hunt (un hombre con formación militar en la RAF y ex piloto de Spitfire), que comprendió la férrea firmeza argentina para terminar con éxito la recuperación de nuestra soberanía. Y cuando nuestro almirante se acercó al lugar donde nuestro capitán cayó y así venció la resistencia inglesa a seguir luchando, le vino a su mente aquella frase que nos habla a los argentinos de “la sangre derramada por la patria”. Su recuerdo de ese momento, me inspiró este pequeño relato. Me permito creer que fue el instante final de este gran infante argentino, que en esos días de gloria argentina, Liniers y todos los padres de la patria recibieron con sus mejores galas a todos aquellos valientes que se presentaron a su morada final. No fue la bruma de Malvinas, lo debió vivir así.
De esa misma bahía San Julián, 462 años después, despegaban nuestros halcones para atacar a la flota invasora.
¡¡¡VOLVEREMOS ¡!!
¡¡¡MIL VECES VOLVEREMOS!!!