LA CORRUPCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS
Después de Schoklender-Bonafini ¿se viene Carlotto?
Por Guillermo Cherashny para el Informador Público
El escándalo Schoklender es, en realidad, la punta del iceberg que conduce a la corrupción de la entidad emblemática de la izquierda argentina: Las Madres de Plaza de Mayo. El parricida declaró ayer a Clarín lo que es a todas luces obvio, que él era sólo un simple apoderado y que el Consejo de Administración de las Madres lo preside Hebe de Bonafini, quien no podía de ningún modo desconocer las irregularidades contables ni la existencia de maniobras de lavado de dinero.
Sin embargo, la casi totalidad de los medios de comunicación silenciaron las informaciones que fueron los precedentes del actual escándalo. Recién ahora aparecen los arrepentidos, como Jorge Lanata y Alfredo Leuco. Después de todo es un gran avance, porque desde la vuelta de la democracia en el ‘83 daría la impresión de que la corrupción es patrimonio exclusivo de los neoliberales, los derechistas, los supuestos fascistas, etc.
En el 2002, cuando Remo “Kibo” Carlotto era Secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, designó como presidente de la Comisión Provincial de la Memoria a su madre, Estela Barnes de Carlotto, con un amplio presupuesto, y a la actual legisladora porteña Gabriela Cerruti como directora ejecutiva de dicha comisión. Al poco tiempo se generó una serie de acusaciones entre Carlotto y Cerruti por la firma de unos cheques con destino desconocido. Poco tiempo después, Carlotto optó por alejarse de la presidencia de la Comisión Provincial por la Memoria, por las “profundas diferencias que tenía con otros miembros”, especialmente con Cerruti.
Específicamente, las diferencias en cuestión eran el producto del “manejo discrecional, sin rendimiento de cuentas”, que se realizaba entonces con los fondos presupuestarios de esa comisión, estimados aproximadamente en un millón y medio de pesos anuales.
Cabe señalar que la Comisión Provincial por la Memoria es un organismo público con funcionamiento autónomo y autárquico al gobierno bonaerense, creado por la Ley 12.483 en julio del 2000. Está integrada por representantes de organismos de Derechos Humanos, el sindicalismo, la justicia, la universidad, la legislatura, compuesta por funcionarios y profesionales, entre ellos, el Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel.
El ladriprogresismo y la sangre
En aquella instancia, intervino Horacio Verbitsky operando sobre los medios para el tema no tomara vuelo. El 20 de Septiembre de 2002, la casa de la Carlotto en Ringuelet fue tiroteada por desconocidos que obviamente no dieron en el blanco y que, también obviamente, no fueron identificados. El hecho coincidió con declaraciones de Carlotto referentes a los métodos de “la bonaerense”. Con esta cortina de humo, se tapó el desarrollo de un escándalo que, a partir de lo ocurrido con Schoklender, podría exhumarse próximamente.
Luego de estos episodios, Remo Carlotto fue premiado con una senaduría provincial y ahora se presenta como candidato a intendente de La Plata, dispuesto a desplazar a Pablo Bruera con el apoyo de CFK, aunque carece de toda militancia política. Su hermano Guido es diputado nacional e integra la comisión parlamentaria de poderes, que decide sobre la admisión o rechazo de los legisladores acusados por violaciones de derechos humanos. Sin embargo, por corrupto, a ningún diputado se le impide asumir su banca. La otra hermana del clan Carlotto, Claudia, es la presidente de la CONADI (Comisión Nacional Argentina por el Derecho a la Identidad). Los tentáculos de Estela Carlotto, más conocida como “lobo con piel de cordero”, se extienden también por lugares insospechados. Ahora avanza con éxito sobre la legislatura porteña, colocando a su ladera Gabriela Alegre para diputada porteña, en el lugar número 2. Tan es así, que CFK le habría explicado a Daniel Filmus: “la pidió Estela”. La relación de ésta con el gobierno porteño no es nueva; en el 2007 acusó a los padres de Cromagnon de delincuentes. Éstos, a su vez, replicaron acusándola de recibir subsidios millonarios de Aníbal Ibarra.
Los casos de Schoklender y Carlotto demuestran que para la mayor parte de los medios la corrupción progresista sencillamente no existe. Hace unos años, el encuestador y sociólogo Artemio López acuñó el término ladriprogresismo, que es utilizado sólo por algunos medios. Días atrás, José Luis Lamanna, vocero del ministro de seguridad porteño Guillermo Montenegro, en un momento de calentura le dijo por Twitter al primer candidato a diputado local por el FpV, Juan Cabandié, una gran verdad: “Cabandié... ¿Cuándo militaste? ¿Cuántos carteles pegaste...? ¿Buen negocio trabajar de nieto recuperado, no?”
Esto motivó que Montenegro le pidiera disculpas a Cabandié y echara a su vocero. ¿Alguien preguntó quiénes eran los padres biológicos de Cabandié? ¿Eran unos perejiles que los militares los mataron porque sí? Lo más probable es que de los 8.000 mil desaparecidos una importante cantidad seguramente merecían un juicio y fueron asesinados. Esto no quiere decir que se los pueda calificar como próceres. Por ejemplo, Laura Estela Carlotto quien, en el verano de 1974, vistiendo un uniforme de colegio, asesinó por la espalda con cinco tiros a un militante de la CNU y ahora hay que elevarla a la categoría de héroe nacional. Una semana después, los montoneros mataron a otro cuadro de la CNU y ahí se produjo la guerra. También podemos recordar, por ejemplo, que la familia Bettini-Francese (Carlos Bettini no sólo es embajador en España sino uno de los principales confidentes de la Presidente, y su ex novio) en su amplia casa de La Plata mantenía una cárcel del pueblo, donde fue asesinado el periodista David Kraiserburd, dueño del diario El Día. Hay que concluir que los desaparecidos asesinados que cometieron hechos de sangre fueron asesinados sin juicio y sin defensa, pero eran asesinos también.
Ahora surge, en la política y en los negocios, La Cámpora. A sus dirigentes, como dice Juan Yofre, les contaron una historia trucha que convierte en héroes a los asesinos que propugnaban la patria socialista por la lucha armada. El terrorismo y la guerrilla contra el gobierno democrático del general Perón e Isabel Perón.
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