EL KIRCHNERISMO CERCA DEL NARCOTRÁFICO
Garré dejó a la Fuerza Aérea descontrolada
Por Guillermo Cherashny para el Informador Público
Quedó a la vista la destrucción que Nilda Garré dejó a lo largo de cuatro años de gestión en el Ministerio de Defensa. Los resultados más notorios se vieron en el Ejército y en la Armada donde, la Ministro se destacó por la expulsión de oficiales jefes por “portación de apellido”, es decir, por ser hijos o sobrinos de oficiales de ambas fuerzas. Esto no pasó en la Fuerza Aérea. Allí no hubo purgas, pero la institución quedó en un estado de descontrol alarmante, como lo demuestra el robo de municiones en la Base Aérea del Palomar, municiones que se pueden utilizar perfectamente pese a estar vencidas.
Desinterés oficial por la inseguridad
No sería raro que oficiales y suboficiales de la base estuvieran conectados con los delincuentes. Pero la misma base adquirió unos días después notoriedad internacional con el avión Challenger 604 de Medical Jet, piloteado por los hermanos Juliá y Matías Miret, detenidos en Barcelona con una carga de casi una tonelada de cocaína que había sido cargada en el Palomar. También es grave que los voceros de Garré y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) hayan difundido, a través de periodistas especializados policiales, versiones que vinculaban a los tres detenidos con distintos carteles. Uno de ellos, de paramilitares colombianos y otro vinculado a las FARC, y también al famoso Cartel de Juárez. La imaginación oficial se extendió también a tratar de involucrar a la ex miss colombiana Angie San Clemente y aparecieron en esta fantasía los dos colombianos asesinados en el Unicenter. O sea, como se dice en la calle, se difundió “cualquier verdura” para ocultar la verdadera realidad, que es la complicidad de sectores del gobierno, tanto con el tráfico de cocaína como con el lavado de dinero del narcotráfico. El pase a disponibilidad del Comodoro Guillermo Juliá, hermano de los detenidos, sería otra maniobra distractiva que no guarda relación con la cadena de responsabilidades de la cúpula de la fuerza.
Este episodio explica de por sí la reciente sanción que el GAFI le aplicó a nuestro país. Coincidentemente con las sospechas del organismo internacional que coordina la lucha contra el lavado de dinero, el gobierno decidió enviar la Gendarmería y la Prefectura a cubrir baches de seguridad urbana desprotegiendo sugestivamente las fronteras. Ahora, con las fuerzas de seguridad concentrándose en el conurbano, nuestras fronteras, que no están radarizadas, se van convirtiendo en un colador para el narcotráfico.
Con estos nefastos antecedentes, Garré llegó al Ministerio de Seguridad, donde lo primero que hizo fue una purga gigante en la Policía Federal. La pasión ministerial por los asuntos internos policiales lleva a que el gobierno ignore la ola de asesinatos y asaltos. El resultado de la nueva política es la paralización de la Federal e, indirectamente, un deterioro cada vez mayor en la ya golpeada bonaerense. Obsesionado por el control político de las fuerzas y por evitar supuestas conspiraciones, al kirchnerismo la seguridad sigue importándole tanto como el 2003. Es decir, desprecia el tema y cree que el delito es el efecto de las injusticias sociales.