La ley es la ley, y su engendro un libertino
Los degenerados pretenden educar a nuestros hijos...
Escribe Juan Olmedo Alba Posse
Tenebroso Hasta un afamado columnista, haciendo alarde de su desprejuicio en materia de moral sexual, esta vez ha salido a la palestra riéndose de los sexólogos y sus recetas educativas. Para más comentando entre la inmundicia de sus experiencias, la inutilidad del manual criticado. Cuando ya es fácil ver en los boliches a la jovencitas expertas en todos los temas (cfr."Educación sexual: el ludo", La Nación, 4.8.09). Al bucear ahora, los antecedentes del nuevo ministro de Educación, un memorioso recordaba que fue el segundo de Filmus en la misma cartera que hoy ocupa. No habría que escarbar más para comprender su tesitura, ya que su trayectoria explica incluso la actitud sobradora hacia Monseñor Aguer. Porque Alberto Sileoni refleja ser un avezado. Cuando revistaba con Filmus en el Ministerio, apareció en 2005 el libro titulado “La prevención del VIH-SIDA e ITS en el ámbito escolar (Propuestas de trabajo en la escuela)”. Para alumnos de once a doce años en adelante. Un anticipo detallado y extendido, de lo que recordaba el columnista mencionado. Obviamente para los autores, la sexualidad responde a una “elección personal” y no depende de la biología ni de código moral alguno, sino de las “concepciones sociales”… El gran compañero y protector es el preservativo; sabiéndose que los hay para todas las preferencias y necesidades: extrafinos, texturados, saborizados y coloreados. En fin abundan detalles que produce demasiado asco consignar, sobre todo acerca de acciones perversas.Trabajos prácticos La “Carrera de enforrados”. Instrucciones: Se ata la pierna derecha de uno de los participantes a la pierna izquierda del compañero. Cada pareja deberá llegar a la primera posta donde se le entregará el preservativo al responder correctamente una pregunta sobre ITS y VHI-SIDA que le formulará el coordinador… En la última posta debe colocar el preservativo en el pepino / banana de cotillón lo más rápido posible…etc.
Toda esta porquería fue denunciada oportunamente por la Corporación de Abogados Católicos. De cuya protesta se extrajeron las notas precedentes, venciendo la obvia repugnancia al igual que aquella institución preclara. Para resaltar el atrevimiento subversivo cada vez más embravecido por la indefensión. Hasta el extremo de inculcar en la juventud que el varón es varón o mujer -y viceversa- mientras el Ministro se emperra en que “la ley es la ley”. Y se osa desafiar a la Iglesia por cumplir su ministerio, engendrando la licencia en boca de Lubertino.