Hace 32 años, 11 argentinos inocentes, 9 policías que volvían de realizar la seguridad en un partido de futbol y un matrimonio de civiles fueron asesinados en esta ciudad por una bomba colocada por la organización terrorista Montoneros, que dejó más de 50 heridos y múltiples destrozos .
Ellos también tenían derechos humanos, porque éstos son universales e indivisibles, significando lo mismo para todos.
Parecen haberlo olvidado los periodistas de Página 12 que, en su edición del pasado 29 de agosto, escribieron que el Capitán Humberto Viola fue “ajusticiado” por el ERP, en una evidente demostración de cómo la “memoria” propaga la cultura de la muerte y engaña a los jóvenes.
En su afán de crear un pasado imaginario, ella oculta la alevosía de ese crimen. Le resulta difícil explicar por qué “jóvenes idealistas empeñados tan sólo en crear un mundo mejor”, lo asesinaron conjuntamente con su hijita María Cristina de tan sólo tres años, hiriendo gravemente a su otra hija, María Fernanda, de cinco años, frente a los gritos desesperados de su mujer embarazada.
La historia, pregunta por qué en pleno gobierno constitucional de la fórmula Perón- Perón cometieron ese horrendo crimen, y mataron a José Ignacio Rucci, Argentino del Valle Larrabure, Néstor Horacio López y tantos otros.
¿CUÁL ERA EL REVÉS DE LA TRAMA? ¿CUÁL EL PLAN CRIMINAL TRAZADO PARA DESAFIAR A UN GOBIERNO ELECTO POR EL 62 % DE LOS VOTOS?
En pos de averiguarlo la historia nos convoca a leer los escritos del ideólogo de la guerrilla: John William Cooke, quien, discrepando con la teoría del foco revolucionario difundida por Ernesto Guevara, sostenía que la revolución debía realizarse infiltrando las masas peronistas. Había que generar una sucesión de hechos revolucionarios para llevar al país a una situación insurreccional tal que Perón – más allá de sus preferencias ideológicas- no tuviera más remedio que dar su acuerdo.
Diseñado el plan criminal las piezas del rompecabezas fueron paulatinamente colocándose a partir de la campaña electoral de l973, donde los cuadros de superficie de Montoneros tuvieron activa participación.
¿No fue acaso Miguel Bonasso el Secretario de Prensa del Frente Justicialista de Liberación?
¿No fue su estrecho colaborador, Horacio Verbitsky, uno de los redactores del discurso pronunciado por Cámpora ante la Asamblea Legislativa?
¿No preanunciaban las Pautas Programáticas del Frente la amnistía de los terroristas, aquélla prometida por Juan Manuel Abal Medina gritando que la sangre derramada no sería negociada?
¿Hemos olvidado el discurso de Rodolfo Galimberti del l8.5.73 propiciando la creación de milicias populares para construir un poder militar que permitiese tomar el poder?
¿No recordamos a Solano Lima expresando: “Nadie tiene derecho a decir que son culpables aquellos que con inspiración patriótica van a la guerrilla”?
¿Y a Cámpora proclamando al asumir, que “en los momentos decisivos, una juventud maravillosa, supo responder a la violencia con la violencia y oponerse, con la decisión y el coraje de las más vibrantes epopeyas nacionales, a la pasión ciega y enfermiza de una oligarquía delirante.?
Ya en el poder el Terrorismo de Estado camporista se volvió evidente, en la actuación de sus Poderes Legislativo y Ejecutivo, que incentivaron, facilitaron y toleraron la acción terrorista.
Para llevar a cabo el plan criminal era necesario amnistiar a los guerrilleros sin desarmarlos, propósito logrado mediante el indulto y posterior amnistía, en pos de cuyo dictado tuvo activa participación el entonces Ministro del Interior y actual Procurador General de la Nación, Esteban Righi.
Las crónicas parlamentarias reflejan la gravísima responsabilidad de quienes desde su banca elogiaron el accionar guerrillero llegando a decir:
“Cuando a nosotros nos preguntan : ¿Uds. quieren la transformación violenta o pacífica? nuestra sencilla respuesta es ¡Queremos la transformación!. Vale decir: queremos el fin, la meta. Lo demás es opción de cada momento, de cada coyuntura de la historia. La violencia puede ser legítima, puede ser necesaria; puede ser ilegítima, puede ser monstruosa”…
Ni bien asumido el Dr. Righi ordenó la supresión definitiva la Dirección de Investigaciones Políticas Antidemocráticas de la Superintendencia de Seguridad de la Policía Federal, donde se almacenaban las fichas de miles de argentinos sospechados de acciones terroristas, mientras el país sufría sucesivas ocupaciones de barrios, universidades, hospitales, radioemisoras y ministerios, con los que la guerrilla intentaba ganar posiciones.
En su discurso ante la Policía Federal, Righi las toleró y justificó interpretando como hechos naturales y comprensibles, frutos de una presión tan duramente contenida. “¡Cómo vamos a ordenar reprimir al Pueblo si suyo es este gobierno y en su nombre y por su voluntad actuamos…!- supo decir entonces.
Alentados por la pasividad oficial el 8 de junio de l973 ERP y Montoneros, en sendas conferencias de prensa, elogiaron las medidas antirrepresivas de Cámpora y Righi, así como “el restablecimiento de relaciones con Cuba, Vietnam del Norte, Corea del Norte y Alemania Oriental”, sin dejar de advertir que seguirían armados y alertas”.
¡Vaya si lo estaban! … Doce días después sobreviene la masacre de Ezeiza un hecho que la justicia se negó a investigar en profundidad.
“Ezeiza es Cancha Rayada”- ha escrito Julián Licastro, hombre muy cercano a Perón..
“ Ezeiza– continúa- es un desastre que como aquel suceso histórico fue un combate en medio de la confusión. Para mí – revela- el antecedente de Ezeiza es el 25 de mayo. Porque no hay un orden público garantizado por la fuerza del Estado, sino un orden montonero, tanto en la Plaza de Mayo como en la Casa de Gobierno, que va a constituir un mal precedente para el regreso en Ezeiza. Porque ya antes del acto nos íbamos enterando que no iba a haber un operativo policial en regla y que iban a concurrir dos millones de personas…. Firmenich ha reconocido y lo sigue diciendo después de treinta años, que había cinco mil compañeros armados, con armas cortas…;… se iba a pelear con Perón arriba del palco, la posibilidad de que éste saliera herido era muy grande. Después en los actos Perón aparecía protegido por un blindaje transparente..”- concluye Licastro que acompañara a Perón en el avión que lo traía de regreso.
¿QUIÉN ERA EL RESPONSABLE DE LA POLICÍA?, se preguntarán los jóvenes.
La historia les responde: Aquél a quien Perón recriminó en durísimos términos su ineptitud: Esteban Righi,
El mismo que como Procurador ha recientemente prohibido a los fiscales considerar de lesa humanidad los crímenes de la guerrilla.
No habrá de lograrlo porque la historia está haciendo resonar las palabras que Perón pronunciara un día después de Ezeiza, palabras lúcidas, severas, precisas en delinear el plan criminal. Ellas dicen:
“Tenemos una revolución que realizar, pero para que ella sea válida ha de ser una reconstrucción pacífica y sin que cueste la vida de un solo argentino.
…Hay que volver al orden legal y constitucional como única garantía de libertad y justicia. ..Cada argentino, piense como piense, y sienta como sienta, tiene el inalienable derecho de vivir en seguridad y pacíficamente.
El gobierno tiene la insoslayable obligación de asegurarlo.
Quien altere este principio de la convivencia, sea de un lado o de otro, será el enemigo común que debemos combatir sin tregua, porque no ha de poderse hacer ni en la anarquía que la debilidad provoca o la lucha que la intolerancia desata.
Conozco perfectamente lo que está ocurriendo en el país. Los que creen lo contrario se equivocan. Estamos viviendo las consecuencias de una posguerra civil que aunque desarrollada embozadamente no por eso ha dejado de existir, a lo que se suman las perversas intenciones de los factores ocultos que desde las sombras trabajan sin cesar tras designios no por inconfesables menos reales. Nadie puede pretender que todo esto cese de la noche a la mañana. Pero todos tenemos el deber ineludible de enfrentar activamente a esos enemigos si no queremos perecer en el infortunio de nuestra desaprensión e incapacidad culposa.
Los que pretextan lo inconfesable aunque cubran sus falsos designios con gritos engañosos o se empeñen en peleas descabelladas no pueden engañar a nadie. Los que ingenuamente piensan que pueden copar nuestro Movimiento o tomar el poder que el pueblo ha reconquistado se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento por ingeniosos que sean podrán engañar a un pueblo que ha sufrido lo que el nuestro y que está animado por una firme voluntad de vencer.
Por eso deseo advertir a los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales que por ese camino van mal. ..
La inoperancia en los momentos que tenemos que vivir es un crimen de lesa patria.
...A los enemigos embozados y encubiertos o disimulados, les aconsejo que cesen en sus intentos porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento”
La gravedad de los hechos precipitó la renuncia de Cámpora siendo en septiembre de l973 Perón electo como Presidente
El plan criminal no se detuvo. Dos días después los Montoneros tiraron un cadáver sobre la mesa de negociaciones: el de José Ignacio Rucci, de cuya muerte se mofaron titulándola: “Operación Traviata”.
No querían la paz; trabajaban para el golpe de Estado diciendo: “Cuanto peor, mejor”.
Hoy están en el poder mientras la historia carga sobre las espaldas de jueces y fiscales la responsabilidad moral de optar entre el coraje o la cobardía, la conveniencia o los valores, la justicia o la política.
En la causa de mi padre hemos llegado ya muy lejos con los valientes pronunciamientos de los jueces Bailaque y Sutter Schneider y el dictamen del Fiscal General Palacín, esperamos con fe y esperanza que no se dejen presionar por el poder político honrando a la justicia.
Nos conforta que se sume a esta ardua lucha la familia de José Ignacio Rucci; y sus compañeros del sindicalismo pidiendo justicia también para ellos.
No se ha equivocado Hugo Moyano al sostener que “los que asesinaron a Rucci mataron al General Perón”, ni al pedir que se cuente completa la historia juzgando a todos los que cometieron crímenes de lesa humanidad.
El camino de la reconciliación pasa hoy por la justicia. Dios nos ayude a rescatar el sagrado valor de la vida y a vivir sin odios.
ARTURO LARRABURE
alarrabure@hotmail.com