La CNBB divulga la Declaración de Aparecida en Defensa de la Vida
Instituto Arquidiocesano de Bioética “Juan Pablo II”
El día 10 de febrero de 2008 culminó el Primer Congreso Internacional en Defensa de la Vida, promovido por la Diócesis de Taubate (San Pablo) con el apoyo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), de la Conferencia Nacional de Obispos del Brasil (CNBB), de las Arquidiócesis de Aparecida y de Brasilia, y la participación de numerosos especialistas y entidades pro-vida de Brasil y del extranjero.
Como conclusión del Congreso, fue presentada la Declaración de Aparecida en Defensa de la Vida. El Instituto Arquidiocesano de Bioética “Juan Pablo II” recomienda este documento, que será una útil referencia, especialmente por la claridad con que delinea los contornos principales de los desafíos en la defensa de la vida en los niveles nacional e internacional.
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Declaración de Aparecida en Defensa de la Vida
«María, a Vos confiamos la causa de la vida» (Juan Pablo II, Evangelium Vitae, n. 105).
Nosotros, reunidos en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción Aparecida (Aparecida, Brasil), del 6 al 10 de febrero de 2008, representantes brasileños, del continente europeo y de América, en el I Congreso en Defensa de la Vida, promovido por la Comisión Diocesana en Defensa de la Vida de la diócesis de Taubaté, con el apoyo del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), la Conferencia Nacional de los Obispos del Brasil (CNBB), las Arquidiócesis de Aparecida y de Brasilia, el Santuario Nacional de Nuestra Señora de la Concepción Aparecida, la Asociación Nacional Pro-Vida y Pro-familia, la Federación Paulista de los Movimientos en Defensa de la Vida, la Asociación Nacional de Mujeres por la Vida, el Frente Parlamentario contra la Legalización del Aborto, Human Life International, la Alianza Latinoamericana para la Familia, la Associazione per la Difesa dei Valori Cristiani – Voglio Vivere, el Family Center, la Agencia Zenit y otras entidades representativas de la sociedad civil, al igual que miembros del Congreso Nacional, las Asambleas Legislativas y las Cámaras Municipales de Brasil, y de pastorales diversas, procuramos hacer de este encuentro una respuesta inmediata a lo que propone la Campaña de la Fraternidad-2008 en Brasil, con el tema «Fraternidad y Defensa de la Vida» y el lema «Escoge, pues, la Vida».
Realizamos un intenso y profundo intercambio cultural y de experiencias en lo que se refiere al respeto a la vida y a la dignidad de la persona humana. Estuvieron presentes especialistas de las más diversas ciencias y renombradas personalidades del área de la Bioética, con expresivos liderazgos nacionales e internacionales, unidos en el esfuerzo de ampliar la concientización respecto a las innumerables amenazas y ataques sin precedentes contra la familia y la dignidad de la persona humana, las que contrarían la Ley Natural y la garantía del primero de todos los derechos humanos: el derecho a la vida.
Sentimos también como uno de los primeros frutos de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en este mismo local en mayo pasado, en el que el Papa Benedicto XVI destacó la necesidad de los pueblos de garantizar «el derecho a una vida plena, propia de los hijos de Dios, con condiciones más humanas», para desarrollar «en plenitud la existencia humana, en su dimensión personal, familiar, social y cultural» (Discurso inaugural de la Conferencia). Por consiguiente, es necesario defender la vida en todas sus fases, desde la concepción hasta la muerte natural, reconocer y promover la estructura natural de la familia, como unión entre un hombre y una mujer a través del matrimonio, y tutelar el derecho de los padres a educar a los propios hijos, todo esto como consecuencia de los principios inscriptos en la naturaleza humana y comunes a toda la humanidad.
Por eso, de hecho, la legislación no puede basarse solamente en el consenso político, sino también en la moral que se fundamenta en un orden natural objetivo. La economía debe destinarse al ser humano como portador de intrínseca dignidad. No puede haber economía sin población, y no puede haber población sin hijos. Además, la sexualidad participa de los derechos y de la dignidad del ser humano y se destina a la construcción de una familia como su fin natural.
Después de haber estudiado y reflexionado sobre tales principios, sobre sus consecuencias y sobre hechos fuertemente documentados de la historia reciente, DESTACAMOS que:
El aborto, químico o quirúrgico, ha sido utilizado por los países desarrollados como la principal herramienta para sustentar una política global de control de la población. Desde 1952, con el surgimiento del Consejo de Población, a los que se sumaron más tarde la Fundación Rockefeller, la Fundación Ford, la Fundación Bill & Melinda Gates y otras, está siendo implantado internacionalmente un programa poblacional destinado al control demográfico del planeta. El proyecto incluyó la difusión de una mentalidad antinatalista, abarcando la implantación de anticonceptivos, el aborto legal y otros ataques contra la vida, dentro de una perspectiva geopolítica y eugenésica que decidió priorizar el combate contra la pobreza impidiendo a los pobres tener descendencia, en vez de invertir en el desarrollo económico. Dentro de esta perspectiva, la anticoncepción, el aborto y también la eutanasia se convirtieron en parte de una política demográfica integrada a una política más amplia de globalización, la cual busca la implantación del monopolio económico.
Desde los años ´80, el consenso estratégico elaborado por las grandes fundaciones que promueven el aborto, las políticas de control poblacional han sido camufladas a propósito, bajo la apariencia de una falsa emancipación de la mujer y de la defensa de los pretendidos derechos sexuales y reproductivos, difundidos a través de la creación y del financiamiento de una red internacional de organizaciones no-gubernamentales (ONG) que promueven el feminismo, la educación sexual liberal y el homosexualismo.
Desde la década de 1980, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se comprometió con las políticas del control de la natalidad que constituyen actualmente uno de los grandes polos de sus acciones. A través de sus comités de monitoreo, la ONU ha fomentado a propósito el desarrollo de una jurisprudencia en el campo del derecho internacional, por la cual se intenta preparar el reconocimiento del aborto como derecho humano. A través de varios de sus órganos y de sus agencias, la ONU ha sido además uno de los principales organismos internacionales promotores de la legalización del aborto en los países de América Latina.
Los organismos de crédito como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros, otorgan créditos para el desarrollo de nuestras naciones, condicionándolos a las metas políticas de control poblacional.
Varios países de la Unión Europea están involucrados en la difusión internacional del aborto y del control poblacional, destinando para ello importantes sumas de dinero y usando su influencia política.
La Federación Internacional de Planificación Familiar (IPPF), que constituye la segunda ONG más poderosa del mundo, luego de la Cruz Roja Internacional, con sus filiales locales en Brasil (Bemfam), y sus organismos satélites como el Grupo Parlamentario Interamericano de Población y Desarrollo y el IPAS, principal proveedor de máquinas de succión para abortos precoces y de cursos de capacitación para médicos en prácticas de abortos, tienen respectivamente como objetivo la implantación, en los países en desarrollo, de la anticoncepción, la esterilización, el aborto, y el entrenamiento de profesionales del área de la salud para la incorporación de esas prácticas.
POR TODO ELLO:
Denunciamos la implantación de una cultura de la muerte que nos lleva a la pérdida del sentido de la vida, de los valores éticos y de los derechos naturales, de los que deriva todo el derecho positivo.
Denunciamos el intento de descriminalizar y legalizar el aborto en América Latina.
Denunciamos el fraude en el campo científico, la manipulación del lenguaje y las autorizaciones estatales que permiten que en nuestros países se fabriquen y se distribuyan fármacos aptos para matar seres humanos a partir de sus primeras horas de vida, tal como ocurre con la «píldora del día siguiente».
Denunciamos los programas estatales para liberar el aborto por vía indirecta, como las Normas Técnicas del Ministerio de Salud, que «autorizan» el aborto por mera declaración de la interesada.
Denunciamos la implantación de una educación sexual escolar hedonista, disociada de la idea del matrimonio y de la conformación de una familia como su fin natural, y en vez de esto centrada en la genitalidad, en la ideología de género y promoviendo el homosexualismo en las criaturas y en los jóvenes.
Denunciamos los intentos de implantar la eutanasia en el país por medio de resoluciones de los consejos profesionales.
Finalmente PROPONEMOS:
Difundir el conocimiento de la Doctrina Social de la Iglesia, que es fundamental para la consolidación de estas propuestas que tienden a la valorización de la vida, por el entendimiento y fidelidad en su vivencia, dentro de la perspectiva del Evangelio de la Vida.
Promover una opción decisiva por la vida humana y por su plena dignidad, implementada por medio de diversas pastorales, movimientos y otras iniciativas.
Mantener observadores permanentes en el Congreso Nacional y en otras instancias legislativas, para efectuar un acompañamiento eficaz de las propuestas referidas a los auténticos derechos humanos, a la vida y a la familia.
Patrocinar acciones legales para que cesen las violaciones a los derechos humanos aquí denunciadas, sin excepción alguna.
Exigir el cumplimiento de una acción efectiva en defensa de la vida por parte de todas las instituciones, organismos y niveles de poder competentes, el respeto integral de la vida y de la dignidad humana, requiriendo en particular y en primer lugar a la Organización de las Naciones Unidas que decrete la Moratoria para la Pena de Muerte en el mundo, específicamente de los no nacidos, de los ancianos y de los inválidos.
Que esta Declaración sea un solemne compromiso con la cultura de la vida, para que todos tengan vida y la tengan en abundancia.
Santuário de Nossa Senhora da Conceição Aparecida, 9 de febrero de 2008.