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Los templarios no incurrieron en herejía
Ciudad del VaticanoAICA
El diario “L’Osservatore Romano” publicó recientemente un artículo de Barbara Frale, investigadora de la Biblioteca Vaticana y autora de varios libros sobre el tema de los templarios, en el que arroja luz sobre la orden militar más poderosa de la Edad Media.
Los documentos originales del proceso contra los templarios, encontrados en el Archivo Secreto Vaticano, demuestran que fueron infundadas las acusaciones de herejía, aunque constatan que vivieron un proceso de degradación.
En su origen, los templarios eran un grupo de voluntarios que vivían en el Santo Sepulcro, en Jerusalén, ofreciendo sus capacidades como guerreros para defender a los peregrinos que viajaban a Tierra Santa.
Gracias a la mediación de san Bernardo de Claraval, el Papa Honorio II aprobó la fundación de la Orden templaria en el Concilio de Troyes de 1129. "En cincuenta años, el Temple se convirtió en una especie de rica multinacional al servicio de las Cruzada", explica la autora.
Presentando la falsa acusación de herejía, el rey de Francia, Felipe el Hermoso, al borde de la bancarrota, buscó apropiarse de los bienes de la Orden, y para lograr su objetivo, se apoyó en la Inquisición de Francia.
"La acusación era herejía", según la orden de detención emitida por el rey. "Los templarios practicaban en secreto ritos paganos y habían abandonado la fe cristiana".
Según la investigadora, "gracias a afortunados descubrimientos de las actas conservadas en el Archivo Secreto Vaticano hoy sabemos que la disciplina primitiva del Temple y su espíritu auténtico se habían corrompido con el paso del tiempo, cayendo en la decadencia y dejando abierta la difusión de las malas costumbres".
"Pero de ningún modo se habían convertido en herejes y el proceso fue en definitiva un medio para apropiarse de su patrimonio", afirma la autora del artículo.
De hecho, la detención por parte de Felipe el Hermoso "era un acto totalmente ilegal, pues sólo el Papa tenía facultad para investigar sobre una orden religiosa de la Iglesia de Roma, como era precisamente el Temple", indica.
El Papa Clemente V fue sometido al chantaje del rey quien lo amenazó con abrir un cisma en caso de que no suprimiera la orden. "El pontífice suprimió la orden sin pronunciar una sentencia", aclara el diario vaticano, "y en el Concilio de Vienne de 1312 pidió que se declarara en las actas que el proceso no había aportado pruebas contrarias de herejía contra ellos".
"Sobre la historia de los templarios todavía hay mucho que investigar. Y el estudio de la espiritualidad de esta antigua orden religiosa dará a la cultura contemporánea otros nuevos motivos de discusión", anuncia la investigadora.+
Los documentos originales del proceso contra los templarios, encontrados en el Archivo Secreto Vaticano, demuestran que fueron infundadas las acusaciones de herejía, aunque constatan que vivieron un proceso de degradación.
En su origen, los templarios eran un grupo de voluntarios que vivían en el Santo Sepulcro, en Jerusalén, ofreciendo sus capacidades como guerreros para defender a los peregrinos que viajaban a Tierra Santa.
Gracias a la mediación de san Bernardo de Claraval, el Papa Honorio II aprobó la fundación de la Orden templaria en el Concilio de Troyes de 1129. "En cincuenta años, el Temple se convirtió en una especie de rica multinacional al servicio de las Cruzada", explica la autora.
Presentando la falsa acusación de herejía, el rey de Francia, Felipe el Hermoso, al borde de la bancarrota, buscó apropiarse de los bienes de la Orden, y para lograr su objetivo, se apoyó en la Inquisición de Francia.
"La acusación era herejía", según la orden de detención emitida por el rey. "Los templarios practicaban en secreto ritos paganos y habían abandonado la fe cristiana".
Según la investigadora, "gracias a afortunados descubrimientos de las actas conservadas en el Archivo Secreto Vaticano hoy sabemos que la disciplina primitiva del Temple y su espíritu auténtico se habían corrompido con el paso del tiempo, cayendo en la decadencia y dejando abierta la difusión de las malas costumbres".
"Pero de ningún modo se habían convertido en herejes y el proceso fue en definitiva un medio para apropiarse de su patrimonio", afirma la autora del artículo.
De hecho, la detención por parte de Felipe el Hermoso "era un acto totalmente ilegal, pues sólo el Papa tenía facultad para investigar sobre una orden religiosa de la Iglesia de Roma, como era precisamente el Temple", indica.
El Papa Clemente V fue sometido al chantaje del rey quien lo amenazó con abrir un cisma en caso de que no suprimiera la orden. "El pontífice suprimió la orden sin pronunciar una sentencia", aclara el diario vaticano, "y en el Concilio de Vienne de 1312 pidió que se declarara en las actas que el proceso no había aportado pruebas contrarias de herejía contra ellos".
"Sobre la historia de los templarios todavía hay mucho que investigar. Y el estudio de la espiritualidad de esta antigua orden religiosa dará a la cultura contemporánea otros nuevos motivos de discusión", anuncia la investigadora.+
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