domingo, junio 15, 2008

Gracias al Gobierno, De Angeli tuvo ayer su 17 de Octubre

El escenario

Gracias al Gobierno, De Angeli tuvo ayer su 17 de Octubre

Para agregar algo de heroicidad a su imagen a Alfredo De Angeli sólo le faltaba el pequeño 17 de Octubre que el Gobierno le organizó ayer.

Los Kirchner, que son peronistas, deberían recordar que la prisión es un arma de doble filo en manos de la política.

Cuando el dirigente de Gualeguaychú fue detenido por la Gendarmería, las asambleas de productores volvieron a sesionar en los pueblos, los cortes de ruta se multiplicaron, chacareros de aquí y allá comenzaron a peregrinar hacia Entre Ríos, y en diversos barrios de la Capital Federal y de otras capitales del interior se escucharon cacerolazos de repudio.

Una hora después de la detención de De Angeli y de otros 18 dirigentes, el juez federal de Concepción del Uruguay rechazó lo actuado por Gendarmería y liberó a los ruralistas. Pero la crisis ya había estallado y con tal vigor, que es difícil imaginar a Cristina Kirchner sometida a una presión mayor que la de ayer para que suspenda sus fatídicas retenciones. Aunque también era difícil imaginar un conflicto de casi 100 días.

Al volver a Gualeguaychú, De Angeli pidió calma. A la misma hora, desde Olivos, se instruía a sindicalistas, piqueteros e intendentes del conurbano a movilizar a sus clientelas hacia Plaza de Mayo. Los rostros de esa convocatoria fueron Carlos Kunkel, que habló de un "golpe cívico-militar, perdón, cívico-económico", y Luis D Elía, que arguyó que "todo ciudadano está obligado a armarse en defensa de la patria".

El conflicto agropecuario quedó identificado con un ataque extranjero y D Elía confirmó las presunciones de quienes se espantan imaginándolo al frente de alguna milicia popular. A las 10 de la noche, Kirchner y varios de los ministros de su esposa ingresaron en esa plaza montada desde temprano. Una forma de compensar las movilizaciones en su contra del resto del país.

Gracias a la fugaz prisión de De Angeli la protesta agropecuaria reencontró un ordenador. El viernes pasado, los chacareros habían debatido en innumerables asambleas si no sería conveniente reanudar la comercialización de granos para evitar que los piquetes de los camioneros desfiguraran el reclamo original agropecuario. Para muchos la huelga necesitaba salir de su inercia con una nueva orientación.

Estas perplejidades las resolvió ayer el Gobierno con la decisión de reprimir el corte de la ruta 14 en Gualeguaychú. Anoche, en Córdoba, Santa Fe y Entre Ríos, muchos camioneros sumaron a sus familias a los piquetes para celebrar el Día del Padre sin abandonar la protesta.

El procedimiento con el que se detuvo a De Angeli y a los demás entrerrianos quedó claro cuando, anoche, Alberto Fernández habló por TV.

Al principio, en Gualeguaychú se habló de una orden del juez federal de Concepción del Uruguay, Guillermo Quadrini. Pero Héctor Maya, ex compañero de fórmula de Alberto Rodríguez Saá y padre de uno de los detenidos, contó a LA NACION: "Cuando el abogado de mi hijo presentó un hábeas corpus, le indicaron que el magistrado no había dado la orden de detención".

Quadrini había ordenado liberar la ruta pero no la prisión del chacarero De Angeli. El jefe de Gabinete y el ministro de Justicia y Seguridad admitieron -y defendieron- que la Gendarmería actuó sin orden judicial. Alberto Fernández, además, inauguró una clasificación de cortes de ruta tolerables (el del puente internacional de Gualeguaychú o el de los piqueteros de 2002 y 2003) e intolerables (los del campo).

La presencia del hijo de Maya entre los detenidos generó una corriente de solidaridad en la oposición peronista a los Kirchner. Hubo llamadas de los Rodríguez Saá y Eduardo Duhalde a Gualeguaychú. El cordobés Juan Schiaretti, por su parte, se puso al servicio del titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi. Hermes Binner mantuvo a su gabinete en sesión permanente para garantizar el orden en Santa Fe sin participación de fuerzas federales. En el nivel de los intendentes, la política también se alineó con el campo.

Comité de crisis

Promediaba la tarde y en Olivos se constituyó el mismo comité de crisis de todas las horas: Néstor y Cristina Kirchner, Alberto Fernández, Carlos Zannini. El ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández, no participó. La Presidenta lo recibió más tarde. Si Martín Lousteau prestó un pésimo servicio al Gobierno con la resolución de las retenciones móviles, las medidas de seguridad de Fernández parecen inspirarse en la oposición.

Las capturas de De Angeli y de los demás dirigentes agrarios reanimaron el conflicto. Igual que la abrupta suspensión de negociaciones por parte de Alberto Fernández, tres días antes del 25 de Mayo, alimentó el acto de Rosario. De la misma manera que las detenciones de San Pedro aseguraron el éxito de las movilizaciones del 2 de junio en todos los pueblos.

El mecanismo se repite y tal vez demuestre que en el Gobierno ya no queda nadie con alguna percepción de los movimientos del humor social. Sobre todo cuando ese humor es la respuesta a las acciones del poder. Las encuestas siempre llegan tarde cuando se perdió esa sensibilidad.

Por Carlos Pagni
Para LA NACION