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| EDITORIAL | ||
| Congreso | ||
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El martes, la visión por TV del Congreso semivacío, y en penumbras, parecía la imagen espectral del suicidio del sistema republicano. Diputados de la oposición habían solicitado debatir los problemas del campo, pero el oficialismo no bajó al recinto para hacer número, por orden de la Casa Rosada. Cualquier discusión queda así en manos del "patroncito", que nunca intenta usar la persuasión para lograr sus fines, sino imponerlos por la fuerza. Como si el Congreso no fuese el ámbito constitucional para discutir los problemas de la República, sobre todo cuando se trata de aspectos impositivos como las retenciones, que son responsabilidad inexcusable de los diputados. Hasta le hubiese convenido al gobierno, teniendo holgada mayoría, usar la Cámara para explicitar sus puntos de vista, en un debate meramente académico, en el cual no estaba en juego resolución definitiva alguna. Pero no, habrá que sentarse, frente a frente, y jugar otra pulseada, pues Néstor Kirchner sólo entiende de relaciones de fuerza. La lógica oficial es la confrontación. Al mismo tiempo, de este modo, la bancada mayoritaria consagra definitivamente al Parlamento como escribanía refrendataria de los ukase (ordenes de los zares), y manifiesta, una vez más, ante el mundo, la mentida vocación republicana del régimen. |