Por el Doctor. Alberto Caturelli.
Parte II. “ EL CAINISMO “
Introducción.
Así como la vida espiritual logra la plenitud en el amor a Dios, al prójimo y a sí mismo, el mal “ absoluto “ que es pecado mortal alcanza su sima ( su abismo ) en la aversión del yo ( sí mismo ), del tú ( el prójimo ) y de Dios vivo ; es el extremo opuesto del amor de caridad.
La caridad habitual infusa nos revela un dinamismo que podríamos llamar dialéctica interna del amor como conversio ad Deum que es, al mismo tiempo, buen amor del yo, amor del tú y siempre amor a Dios. En cambio, el misterio del pecado es mal amor de sí, negación del tú y, siempre, adversio a Deo : podríamos llamarla dialéctica negativa del pecado.
La aversio a Deo no sólo es un imposible deicidio, sino radical homicidio e interminable suicidio. Nietzsche lo había adivinado al poner en boca de Zaratustra el odio al prójimo porque el hombre es algo que debe ser superado- Así habló Zaratustra, p.23,24,284,ed. De E. Ovejero y Maury, Obras, vol VII, Aguilar, Madrid, 1958.- No podemos avergonzarnos del odio y la envidia- Op.cit., VII, p 55- y reconocer que el amor al prójimo es “ mal amor a vosotros mismos “-loc.cit-. Sólo nos vivimos a nosotros mismos y en nuestra desolación, en nuestro desierto, “ los mejores tienen siempre alguna cosa que da asco “ y que debe ser superado –op.cit.p.206.-No existe un desolación mayor que la ruptura de la dialéctica interna yo-tu-Dios ( que es el dinamismo del amor cristiano ) convierte al tú en otro hostil : Dios “ es “ Abismo de noser y yo mismo me hundo en la ciénaga de la autonegación. Nietzsche ha exaltado hasta el extremo los pecados capitales y quizá sin percatarse, he redescubierto la idea del desierto interior.
La idea del “ desierto “ no es filosófica sino bíblica : vacío de hombres y carencia del agua que sacia la sed. Cada vez que pecamos transformamos este templo en un desierto ; como dice Jeremías : “ nos condujo por el desierto, por una tierra yerma y barrancosa, tierra de sequía y de sombra de muerte, tierra por donde nadie pasa y no vive hombre alguno “ ( Jer 2,6 ) ; en la elegía de Ezequiel, la casa de David, por su infidelidad “ plantada está ahora en el desierto, en un tierra seca y sedienta “ ( Eze 19, 13 ). Cuando nos entregamos al pecado habitual, como el Israel desterrado, peregrinamos por el desierto interior que no encuentra agua para saciar la sed que devora. La circularidad de la triple negación de Dios , el prójimo y de sí mismo nos arroja a la desolación “ porque nadie pasa “ ; a la tierra yerma de Zaratustra en la cual no hay nadie.
La triple negación del prójimo, Dios y de sí mismo alcanza su culminación en el pecado contra el Espíritu , vínculo subsistente entre el Padre y el Hijo, luz que nos permite saber que Cristo es Dios. He aquí el texto de San Mateo : “ Todo pecado y toda blasfemia será perdonada a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada .Y si alguno habla contra el Hijo esto será perdonado ; pero el que hablare contra el Espíritu Santo no se le perdonado ni en este siglo ni en el venidero “ ( Mt 12, 31, 32 )
El Obispo de Hipona, dirigiéndose a sus ovejas, confiesa que había rehuido en sus sermones referirse a este texto, quizás el más difícil ; ahora, al leerlo una vez más “ sentí latirme el corazón, que me pareció la voluntad de Dios escuchaseis algo de este propósito por ministerio mío “ .-Sermo 71,8- Dios quiere que todos se salven y su misericordia es infinita ; el texto nos dice que toda blasfemia o pecado contra el espíritu sea irremediable ; sólo dice que alguna no tiene perdón ; por eso, no debe dársele alcance universal al texto de San Mateo y así deben también leerse los textos paralelos de los otros evangelistas ( Mc 3, 28,29; Lc 12,10 ) La impenitencia final- en el último instante de la temporalidad terrena- es lo que no ser perdonará -, Sermo 71,20-, en realidad la impenitencia no se consuma en esta vida, “ escápese a nuestro juicio “ porque “ no se debe desesperar a nadie “ ; no podemos por eso , juzgar antes de tiempo (i C or 4,5 ) Sólo podemos decir que no se perdona la impenitencia contra el Espíritu “ al que debe la Iglesia su unidad y armonía “ ; es el mismo “ corazón impenitente ( el ) que impide la remisión de los pecados-Sermo 71,34.- Pero aún a ése se le perdonará sí, arrepentido, vuelve…y vuelve a vivir.. El lector se estremece cuando considera la posibilidad de que la creatura se muestre adversa a ese don en el instante supremo porque “ éste , agrega , San Agustín, se hace a sí mismo imperdonable ; no por ser…un pecado todo lo grave que se quiera, sino por ser un desprecio del perdón, un resistir a la gracia, una palabra contra el Espíritu Santo “ –Sermo 71,,37 ; la cursiva es mía .-
JUAN PABLO II enseña que el pecado contra el espíritu consiste en el rechazo de la salvación que Dios ofrece al hombre por medio del espíritu : es “ el rechazo radical de aceptar esta remisión “ de la cual el Espíritu es el único dispensador. Esta no- remisión está unida a la no- penitencia, es “ el rechazo radical del convertirse “ reivindicando “ un pretendido derecho de perseverar en el ,mal- en cualquier pecado- y rechaza así la redención “ Semejante “ ruina espiritual “ “ no permite al hombre salir de su “ auto presión “- Dominum et vivificanm, 6, nº 46-Negación final, desprecio por el perdón, rechazo de la redención, autoprisión. Es la culminación del desierto, la aridez final como negación de sí mismo, del prójimo y de Dios. La segunda muerte es una sed infinita que ha rechazado el Agua viva que vino a saciarla.