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Jueves 3 de enero de 2008 | |
EDITORIAL |
Tragicómico |
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Que el ridículo mate, ya no es tan evidente, desde que Néstor Kirchner regresara indemne a El Calafate de su peripecia selvática, en las fuentes del Orinoco. Era evidente que sólo se trataba de reverdecer los laureles de Hugo Chávez, el nuevo rico petrolero del área, al que ahora todos adulan, tras su más reciente derrota electoral. Pero Kirchner, ¿qué ganaba? ¿Acaso tapar el asunto de la "valija voladora"; acaso clasificar para un nuevo empréstito, puesto que tenemos cerrado el crédito internacional y debemos pagar este año 6.000 millones? Por cierto, Alvaro Uribe fungía en la tragicomedia de "represor bueno", como cuando Jorge Rafael Videla recibió a Patricia Derian; pero Manuel Marulanda ¿qué podía ganar; una fama de "buenazo"? A él lo llaman Tirofijo, porque solía matar a sus enemigos disparando desde mil metros, de cerro a cerro, y no busca que lo consideren "bueno". No tiene que ir a elecciones, no precisa hacer demagogia. Quiere que le devuelvan a sus 500 guerrilleros presos o, en su defecto, plata, que es lo que colecciona en los "honestos" bancos suizos, pero el negocio se le frustró. Sin duda, en sus frías veladas infantiles en Gallegos, Kirchner debió aficionarse a las novelas de Emilio Salgari, que describía la jungla de Borneo sin haber salido jamás de Verona. De otro modo, no se explicarían sus 72 horas de pingüino en la selva, con un insoportable calor. Pero es increíble que no advirtiera que se prestaba al circo montado por el venezolano, visible a los ojos del mundo entero. Mientras tanto, a 5.000 dólares la hora de vuelo del Tango-01, habría que calcular cuánto pagamos todos y cada uno de nosotros la aventura de nuestro ridículo Sandokán. ¡Cuántas aulas refaccionadas, cuántas nuevas salas en los hospitales, cuántos patrulleros hemos dejado tirados en la selva colombiana...! |