El Papa ofició de espalda a los fieles
Benedicto XVI celebró una misa en el antiguo altar de la Capilla Sixtina de acuerdo con el rito en desuso, por primera vez desde el Concilio Vaticano II
CIUDAD DEL VATICANO.- Por primera vez desde la introducción del Concilio Vaticano II, el Papa ofició una misa dando la espalda a los fieles, como en el ritual preconciliar, aunque la celebración se desarrolló según el Misal postconciliar, introducido por Pablo VI y considerado por la Iglesia el "normal".
Benedicto XVI celebró la misa en la inigualable e imponente Capilla Sixtina con motivo de la "Fiesta del Bautismo de Jesús" y durante la misma bautizó a trece niños, todos hijos de empleados del Vaticano.
El Papa decidió oficiar en el antiguo altar pegado a la pared en la que el artista Miguel Angel pintó el "Juicio Final" y por tanto dando la espalda a los fieles y con la mirada puesta en el gran crucifijo existente.
El Obispo de Roma leyó la homilía en un trono colocado en la pared derecha y no en el centro de la capilla, como es habitual. Hasta ahora, para oficiar la misa en la histórica capilla se utilizaba un altar móvil, que se colocaba delante del "Juicio Final". En él ofició siempre Juan Pablo II, así como Benedicto XVI en los dos años de su pontificado.
La Oficina de Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice precisó que se decidió utilizar el antiguo altar para "no alterar la belleza y la armonía de esta joya arquitectónica".
"Ello significa que en algunos momentos el Papa dará la espalda a los fieles y mirará a la Cruz", señaló el Vaticano, que subrayó que el Misal utilizado para toda la liturgia fue el "ordinario", es decir el salido del concilio que revolucionó la Iglesia Católica y la encaminó hacia el tercer milenio.
Benedicto XVI ofició en italiano y siguiendo el Misal introducido por Pablo VI en 1970 y que "es y permanece" como la forma "normal" de la liturgia, según precisó el propio Pontífice cuando liberalizó la celebración de la misa en latín en julio último.
Durante la homilía, el Papa dijo que en el bautismo el hombre recibe una vida nueva, la vida de la gracia, que le permite relacionarse personalmente con el creador para toda la eternidad.
Benedicto XVI agregó que el hombre es capaz de apagar esa nueva vida con el pecado y recordó que el hombre, y no los animales, está llamado a la eternidad.
Dirigiéndose a los padres de los nuevos bautizados (ocho niñas y cinco niños), el Pontífice los exhortó a transmitirles "no sólo la vida física, sino también la espiritual". Siguiendo la tradición, Benedicto XVI hizo sobre el pecho de los niños la señal de la cruz con aceite bendecido y después echó sobre sus cabezas el agua bendita, símbolo de purificación.
Tras la misa se asomó a la ventana de su apartamento que da a la Plaza San Pedro para rezar el Angelus junto a varias decenas de miles de personas, que desafiaron la lluvia que caía sobre Roma.
Agencias EFE, ANSA y Reuters