El promocionado historiador Felipe Pigna, cuenta con una pagina del diario Clarín del 9 de diciembre de 2007, para escribir algunas de las repetidas loas destinadas a honrar y elogiar a Juan Bautista Alberdi. Titula su trabajo:”Como Alberdi pensó el país” en el que
reitera la cadencia de alabanzas a este prócer dibujado por el liberalismo.
Alberdi durante toda su vida escribió en defensa del negocio que le proporcionaba prestigio y dinero. Felipe Pigna, con otro estilo impuesto por los tiempos, se asemeja al tucumano. Alberdi comenzó siendo protegido por Heredia, caudillo federal de su provincia. Ese fue el comienzo que le permitió estudiar en Buenos Aires con la protección de Rosas y que además de estudiar leyes en Córdoba donde logra un titulo solo por las recomendaciones de Heredia al gobernador Reynafe (Ver paginas 42 y ss. De la biografía escrita por Juan Pablo Oliver) le dio tiempo para escribir sobre música, modas y novedades de Francia. También se enredó en la sabanas de una niña a la que embarazó y abandonó para emigrar a Montevideo, donde al servicio de los franceses gano suficiente dinero en la tarea de convencer a Lavalle que sea general del ejercito unitario, para, con la complicidad de Mariquita Sánchez y disfrazado de marinero francés, abandonar la ciudad sitiada para viajar a Europa.
Lo que sigue es parecido, se trata de vivir bien, en lugares donde es posible asesorar a extranjeros anglosajones interesados en negociar con los gobiernos nativos. Viajó a Europa escapando de Montevideo sitiada, y luego se radica en Valparaíso al servicio de William Wheelwright, un norteamericano que hace negocios no muy claros con los gobiernos de estas tierras. A partir de Caseros, escribe Bases lo que le permite mejorar su situación personal; Urquiza lo designa Ministro Plenipotenciario ante los gobiernos de Francia, España, Inglaterra y el Vaticano, con sede en Paris, donde vivirá- con un breve paréntesis- hasta su muerte en 1884. Bueno, este es Alberdi, amarrado a defender distintas causas, ideologías o en esencia distintos negocios que producen dinero y le permitan vivir en Europa como persona mundana y refinada.
Los mercaderes hace más de 150 años que pretenden imponer el liberalismo en nuestro país, hace 150 años que impiden que nuestro país sea lo que deba ser. Cuando se logra un éxito económico pasajero, que es mas éxito para los mercaderes que para los argentinos, cuando esto pasa, el liberalismo siempre tuvo a varios figurones que se ocupan de elogiar el hecho o a figuras que según sus dichos son los brillantes teóricos que edificaron la posibilidad liberal. Es por eso que los argentinos escuchamos la apología de Alberdi a quien se elogia o bien, desde una garrafal ignorancia o, lo que es peor, desde una impostura sabida.
Este abogado de causas contrarias a los intereses de nuestro país y que vivió mucho tiempo en Europa, en Francia, mas exactamente en la mejor ubicación del mundo diplomático de Paris y a cargo de los argentinos, del erario de la Confederación, que escribió “Bases para………..” , libro muy citado, casi no leído y su contenido escondido bajo pomposos y sonoros elogios vacíos de contenido a cargo de los fariseos de turno, en este caso le toca a nuestro contemporáneo Alfredo Pigna convertido en sacerdote oficiante de la liturgia liberal, que celebra citas de Alberdi sacadas de un texto que no dice lo que parecen reflejar esas dos o tres líneas ecomilladas que trae Pigna para el lector actual. Alberdi tiene un signo que lo caracteriza: siempre escribió a favor de los intereses que defendió, por eso es un riguroso liberal en 1852 cuando se opone a la una política nacional, cuando se opone a las aduanas, a la marina mercante propia, contra la industrialización y demás postulados dictados por los mercaderes que son los que se siguen aplicando, para ser en 1864 partidario de una monarquía fuerte, centralista, aristocrática bajo la protección de Napoleón III, para mas tarde olvidar el tema ante el fracaso del Emperador de los franceses en su aventura mejicana. Este es Alberdi, imposible de defender, absurdo e inútil tratar de colocarlo en el altar de la Patria; aún cuando se comporta en algo o en todo lo que pregonó, no es posible ignorar lo que escribe en Bases:”…no tenemos que cambiar las leyes, tenemos que cambiar los hombres, las cosas. Necesitamos cambiar nuestras gentes incapaces de libertad……La América del Sud posee un ejercito a este fin, y es el encanto que sus hermosas y amable mujeres recibieron en su origen andaluz……………(Conf. Bases y puntos…..Ed. TOR 1948, pág. 137). Es vil, perverso, indigno que quien ofrezca a nuestras madres, esposas y hermanas como vientres para fecundar el progreso, deba ser objeto de cortesía y veneración. No se me ocurre peor canalla que la escrita por Alberdi y solo estas pocas líneas bastan para desterrar de nuestra mente a tan sucio y nefasto opinador….. y también a sus actuales apologistas y aduladores.
Señor Felipe Pigna, ese es el país que pensó Alberdi, un país sin dignidad, ni decencia, sin honor, un país que debe ofrecer sus mujeres a los traficantes para lograr ese paraíso que es el progreso. Alberdi nunca pensó en un país, Alberdi pretendió una factoría. Es requisito impostergable que se dejen de mentir y de convertir esa mentira en un pilar de la nacionalidad