El despido de una trabajadora y varios despidos semanales en los obradores donde construyen viviendas junto con el gobierno K. son las últimas noticias en la empresa que conduce Sergio Schoklender. Además, la rígida censura en la Radio de las Madres impide a sus oyentes enterarse de que se realizó una nueva Marcha de la Resistencia, como así de las denuncias viejas y nuevas contra Felisa Miceli.
ampliar Hebe Bonafini y Sergio Schocklender |
AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH
Buenos Aires, 7 de diciembre de 2007
Yamila Blanco, una joven periodista y locutora del informativo de la AM 530 La Voz de las Madres, fue despedida en las últimas horas sin causa ni razón que justifique esa decisión empresaria del máximo gerente de la Fundación Madres de Plaza de Mayo, Sergio Schoklender.
La arbitraria y brutal medida, impensada en un espacio que se proclama paladín de los derechos humanos y que saca provecho de esa situación buscando aportes de dinero de cualquier inversor, como lo es el gobierno de los Kirchner, es una muestra de la realidad que se vive en ese ámbito, que ha usufructuado el nombre histórico de las Madres de Plaza de Mayo en beneficio de un corrupto violento, y de su séquito de alcahuetes que lo circunda.
El despido de Yamila se suma a los despidos semanales que se registran en los obradores en donde se construyen las viviendas que transformaron a la Fundación en una de las empresas más poderosas del país, con más de 70 millones de pesos aportados por el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires durante 2007, según información que se puede constatar en el Boletín Oficial.
En el obrador de Ciudad Oculta, en la Villa 15, Schoklender utiliza los servicios de un matón a sueldo, Pocho, que antes lo fue de la UCR, del PJ, del machismo recientemente, y de quien le pagara sus honorarios. Revólver a la cintura, Pocho primero se enfrentó con Schoklender, hasta que los billetes lo convencieron de trabajar para el patrón de turno, de quien recibe órdenes para amedrentar, apretar y despedir trabajadores de la obra.
Lo mismo ocurre en Los Piletones, en donde despiden y humillan a los trabajadores que reclaman por sueldos mal liquidados o por cualquier reclamo que Schoklender considere molesto. A esto hay que sumar las apretadas, con los micros en la puerta del obrador, para obligar a los trabajadores a concurrir a los actos oficiales, como pasó recientemente con el acto de la ESMA.
Quizás allí se encuentre alguna de las causas de la reciente derrota en las elecciones de junta del barrio. La lista Perfil Plural, una alianza entre un militante paraguayo de la Federación Tierra y Vivienda (FTV), Marcial Rios; un boliviano e integrante del Partido Obrero (PO), Julio Cari y Leonor Montecino, una boliviana de Barrio de Pie, derrotó ampliamente a la lista de Schoklender que llevó como candidato a Miguel Ozuna, un ex policía bonaerense procesado por varios delitos, entre ellos violación. En la elección no faltaron rumores de compra de votos por parte del "monje" y escaramuzas patoteriles. (Ver www.prensadefrente.org )
En la Universidad de las Madres, un feudo creado y ahora casi abandonado por Schoklender ante el floreciente negocio de vender mano de obra barata para las viviendas, la situación es similar: Decenas de docentes se retiraron de ese espacio, que ha caído en manos de un séquito de alcahuetes asalariados de Schoklender, como Oscar Natalichio, Inés Vázquez y Demetrio Iramaín, entre otros obsecuentes engordados con buenas prebendas.
En la Radio de las Madres, a las prohibiciones de nombrar a Madres Línea Fundadora, Nora Cortiñas, Estela de Carlotto, Pablo Llonto, Carlos Aznárez, Vicente Zito Lema, Néstor Kohan, Herman Schiller, el Partido Obrero, Joan Manuel Serrat y Mercedes Sosa, entre otros, se sumó ahora la ridícula de mencionar siquiera la Marcha de la Resistencia realizada esta semana en la Plaza de Mayo. Esa marcha que durante muchos años fue encabezada por la propia Hebe de Bonafini, quien decidió dejar de hacerla para expresar así su apoyo a los Kirchner.
También se prohibió informar sobre las denuncias recientes contra Felisa Miceli, por utilizar custodia oficial cuando ya no era funcionaria del gobierno. Miceli es asesora de la Fundación-empresa, nombrada recientemente por Schoklender y por Hebe de Bonafini.
El poder de Schoklender se apoya en la enorme cantidad de dinero que el gobierno de los Kirchner ha puesto en sus manos, con las contraprestaciones que cada situación requiere. Con mano de hierro y odios limítrofes con el desequilibrio emocional clínico (son famosos su escándalos con gritos y hasta con golpes de puño a sus ocasionales adversarios), Schoklender se ha apoderado de un espacio histórico que está vendiendo su prestigio, ganado en numerosas batallas por la libertad y los derechos humanos, a cambio de millones de pesos. Así, hoy la Fundación expresa más la actividad de una multinacional, que un espacio para la docencia y el aprendizaje.