Por Carlos Manuel Acuña
Sin asombro, la opinión pública se entera pese al control periodístico que realiza el gobierno, que todos los anuncios realizados años atrás acerca de las consecuencias que originaria la mala administración gubernamental, se agrandarían de golpe aproximadamente para esta fecha y que por lo tanto podría afectar su trayectoria política y electoral. Ahora nos encontramos en pleno proceso.
El presidente Néstor Kirschner intenta mitigar los efectos de su inoperante acción de gobierno mediante mentiras insistidas diariamente y con el anuncio de que dará un paso al costado dejándole a su mujer el peso de cargar con la explosión social, económica y política que él mismo ha provocado.
Lo más grave de esta situación es que esa misma opinión pública no reacciona ni construye una oposición destinada a modificar el escenario, actitud que se traduce en tres vocablos bastante expresivos, que más de una vez utilizamos para referirnos a nuestra sociedad enferma: la Anomia, la Anemia y la Abulia, algo así como una Triple A -expresión que por obvias razones tratamos de evitar - de la que participa la ciudadanía sin medir, todavía, el peso de la situación por la que transita.
El frío y la imposibilidad de mitigarlo, la falta de combustible para mantener activa la cadena de producción y transporte, la desocupación que crece por esa causa, la caída de los ingresos externos por idénticas razones, son nada más que algunos de los factores más visibles e inmediatos de un país que se derrumba y transforma sólo en un ámbito geográfico, con una población que abandona rápidamente el proyecto común que la convierte en Nación y, sobre todo, que la aleja cada vez más rápido del destino de grandeza al que estaba convocada en épocas de verdadero progreso.
Con relación a nuestro título, podríamos achacarle a la izquierda que ronda los círculos superiores de la política - superiores solamente en el sentido de ubicación dentro del organigrama del poder - la responsabilidad por lo que ocurre, pero el caso es que Kirschner no es de izquierda sino que tan sólo está disfrazado de ella.
Kirschner no es nada, sus ministros no son doctrinariamente nada, sino que están atados al afán de lucro personal. Los resultados están a la vista: dineros encontrados en el baño de la ministro de Economía con la sospecha latente pero fundada de la corrupción, la creación de una superestructura agrandada varias veces a sus verdaderas necesidades en la cartera de Medio Ambiente y el reemplazo de los mejores por parientes incapaces que únicamente cobran sus sueldos desmedidos, crecimiento vertical de fortunas personales sin que ningún fiscal ni ningún juez actúen como deben, con algunas excepciones que sirven, de paso, para desviar la atención del verdadero contenido de este drama; una Corte Suprema de Justicia compuesta en varios casos por ministros de escandaloso comportamiento, la inseguridad que crece mientras se desea desarmar a la población civil ocultándole la realidad registrada en otros países dónde se hizo lo mismo con el consiguiente crecimiento exponencial del delito (caso del CommonWelth, que creció hasta el 700 por ciento en tanto sus autoridades se disponen a revertir la medida), la preparación de un verdadero ejército de piqueteros legalmente armados para ingresar a la batalla final que inexorablemente se dará en la República antes de lo que se supone , persecución a la Iglesia por decir estas verdades a los dirigentes que la entrevistan y anunciarlo públicamente con la sutileza que la caracteriza, el caso de mi amigo Christian VonWernich, la destrucción de los partidos políticos como camino del discenso o de las coincidencias, del debate constructivo y de la representación ciudadana, una inflación contenida que nos recuerda a Gelbard y al posterior "rodrigazo", el fracaso de la educación en tanto se promueve políticamente a los ministros y funcionarios de esa área fundamental para un futuro quebrado, la falsificación oficial en los anuncios de costos y precios que constituyen el basamento del descalabro económico que todavía apenas se insinúa, la alteración de valores mediante la construcción de una gigantesca mentira oficial a través de una virtual Intervención del INDEK cuyos empleados han demostrado una responsabilidad y calidad que se contrapone con el impresentable secretario de Comercio Interior Guillermo Moreno, inconsciente del delito que comete por las incidencias paralelas en el valor de los bonos que se ajustan mediante un falsificado CER.
En este brevísimo resumen no hemos terminado con la acumulación de errores y de las causas que originarán la confrontación final. Sigamos entonces con las principales enunciaciones que, entre otras cosas, hizo desaparecer a la Argentina del conjunto de Naciones y, por cierto, de la influencia que tenía en el pasado en todo el Cono Sur, en el mundo latino y en la economía y la cultura de otros países.
Así, entonces, podemos hablar de los "vivos" -ahora "progresistas"- que rodean al Gobierno y son los responsables activos de esa izquierda que se enriquece contrariando su propia doctrina y es la culpable de haber mandado a la muerte a tantos jóvenes convencidos en algunos casos que peleaban por la Patria y por una sociedad mejor.
Para estos funcionarios con nombre y apellido - muchos de ellos verdaderos asesinos como es el caso de nuestro embajador en España, el lobista Carlos Bettini Francesse que asesinó el 13 de junio de 1976 al capitán de corbeta Jorge Bigliardi, en La Plata, para hacer méritos montoneros - no hay "terrorismo de Estado" pese a haber actuado al servicio de otro Estado, como era -o es -el caso de Cuba o estar subvencionados por una entidad extranjera cómo es la Fundación Ford, un caso que dará mucho que hablar; el agrandamiento del mercado de la droga cuyos hilos convergen en las dependencias oficiales a igual que la corrupción organizada.
Como estamos en tema, podemos hablar de la presencia de elementos de la FARC que, armados y destinados a operar en el momento preciso, cuentan con cifras millonarias para prepararse y alterar más aún el mundo del poder y la diplomacia en el continente e inaugurar el riesgo de la partición de la Argentina en medio de la muerte provocada especialmente en los grandes conglomerados urbanos que se convertirán en el escenario de futuros combates, el programado debilitamiento de las Fuerzas Armadas que están al borde de perder la posibilidad de imponerse a una rebelión de esta naturaleza, la planificación ya ensayada de enviar a los Institutos de Formación Militar a jóvenes y agraciadas señoritas para tratar de convencer a los cadetes y jóvenes oficiales y suboficiales, que pertenecen a "un aparato militar clasista, genocida y servidor del imperialismo". ¿Recuerdan algunos cuando muchos meses atrás anuncié que ante el fracaso de Verbitsky por dividir a las Fuerzas Armadas entre "las nuevas y las viejas" - a éstas últimas no les perdonan que derrotaran al terrorismo de los 70 - se perseguiría a aquellos que pertenecían a la familia militar para cortarles la carrera y evitar su ascenso?
En ese entonces la alarma recibió cómo respuesta que "es imposible alterar los méritos personales". Bueno, actualmente, el CELS que dirige el propio Verbitsky es el encargado de revisar, una por una, las fojas correspondientes para tildar aquellos nombres que deben ser decapitados. Podemos agregar algo más concreto y triste, si es posible: desde enero de este año hasta esta semana, sólo en el Ejército se fueron de baja ochenta oficiales subalternos. ¿Que sucederá hasta fin de año...?
Como parte de esta maniobra que se lleva adelante con paciencia, sin prisa pero sin pausa, en una acción de pinzas el gobierno lanzó a la palestra a un jovencito con aires de historiador - Felipe Pigna - quien apunta a la formación de ideas parecidas a las que mencionamos a lo largo de este trabajo. Curiosamente, este personaje salido prácticamente de la nada, "descubrió" que las iniciativas militares y políticas para lograr la Independencia en el Siglo XIX, fueron encabezadas por las clases altas. De esa manera ahora se quiere despertar algo así como el rechazo del pasado en nombre de la lucha de clases, nervio motor y demagógico del extremismo ideológico.
En una inteligente y promovida acción de pinzas, Pigna nada dice que los mejores sectores sociales de esa época eran los cultos, los letrados, los formadores y receptores de las ideas de libertad y progreso que giraban en el mundo y que la adhesión del pueblo en todos sus niveles fue espontánea, desinteresada y participativa. La supina ignorancia de Pigna es suplida por su comportamiento gestual en las pantallas de televisión por aquello del imperio de la "imagen", el factor que impide a las sociedades modernas el pensamiento abstracto y creativo. Podríamos avanzar más todavía en este grave asunto universalizado que entre nosotros se ahonda por el permisivismo y la ruptura del orden, de las jerarquías y del respeto juvenil en las escuelas y Universidades, en la calle y en todo lugar, asunto que, en los hechos, convierte a este personaje - Pigna - en una víctima rentada de lo que sucede en este campo específico aunque posee un alcance estratégico más avanzado donde se libra la guerra actual: el cultural.
Así, los próceres son denigrados o ignorados, los lugares históricos son pasados por alto, el Presidente no concurre a los Tedeum, no participa de los actos celebratorios por la creación de la Bandera, elude las marchas de las tropas para dar una señal de rechazo y sobre todo para no escuchar en su enfermizo cerramento intelectual y emotivo, que son vivadas por las multitudes y si no fuera por la limitación del espacio - ese gran enemigo de los periodistas - podríamos seguir con una impresionante gama de ejemplos que con seguridad surgirán en el ánimo de los lectores.
Si de campo hablamos, el enfrentamiento artificial de Kischner y sus compañeros de administración con los productores se ajusta a las mejores tradiciones de un resentimiento que, además del suceso insólito de limitar las exportaciones cárneas, olvida que es el agro con sus retenciones a cuestas que le impiden crecer y crear nuevas fuentes directas e indirectas de trabajo, en su carácter de principal sostén de una economía que comienza a derrumbarse pese a que todavía son muchos los que hacen buenos negocios y se niegan a ver la realidad cómo parte de esa Triple A a la que aludimos más arriba.
La Argentina está dejando de existir. Sin oposición estructurada por el mismo motivo, la vocación administrativa de Macri en la Capital Federal será bloqueada si en octubre triunfa electoralmente la señora Cristina Fernández de Kirschner, el asombro seguido de risas que son contenidas en los medios diplomáticos y extranjeros por razones profesionales, dan paso a la ignorancia en el sentido de que carece de importancia en el mundo este País entrañable que estuvo entre los primeros.
Ya casi no quedan empresas en manos nacionales, la venta parcial de YPF es resistida dentro del Partido Gobernante dónde todavía en voz baja se dice una frase bien expresiva por cierto: "No le regalaremos este bomboncito al señor K". El tema, por su importancia, parece alimentar la ruptura del peronismo ortodoxo con el inventado por ese señor K. es decir, algo que parece marchar hacia la similitud de lo ocurrido en los 70: por un lado, aquellos que no eran marxistas; por el otro, los que querían utilizar el nombre de Perón y la popularidad del Justicialismo en su afán de conquista del poder a sangre y fuego.
Aunque ese afán incontenible y destructor de la izquierda pueda estar destinado al fracaso, ya es un lugar común aceptado por todos que el final de esta aventura signada en parte por la casualidad, el interés desmedido que no concluye en El Calafate, la ambición enfermiza, el desconocimiento de cómo marcha el mundo, del espacio, los recursos, y la unidad racial y espiritual de esta República y especialmente por la incapacidad e incompetencia personal de los gobernantes principales, son los principales factores que nos llevan inexorablemente a momentos que ya son aciagos y que más allá de la inseguridad y el delito desatado, serán sangrientos.
No queremos ser premonitores de lo negativo que es algo que siempre es rechazado por las mayorías, pero en las Iglesias, en las casas, en las esquinas, en los barrios en las rutas, en los campos y en el horizonte histórico y político comienza a vislumbrarse una tragedia que todavía no concluyó de adquirir su forma definitiva.