ARTÍCULOS DE MI VIEJO ARCÓN…(7).El Director.
Por Juan Luis Gallardo. “ La Prensa “. 20- III -92.
Para sugerir la peligrosidad de un individuo imprudente, osadamente irreflexivo, los porteños suelen equiparlo a “ un mono con navaja “.Y, según sucede habitualmente con estas metáforas populares, no hay duda que éste resulta sumamente gráfica. De manera que no puedo menos que recordarla cuando, días pasados, en ocasión del trágico estallido que se produjo en la embajada de Israel, el presidente Menen , precipitada y arbitrariamente, atribuyó su autoría a los “ carapintadas “ en general al al coronel Seineldín en particular.
Ocurre en efecto que, así como es temible el simio que empuñe un escalpelo , no parecen menores los riegos que suscita el presidente utilizando un micrófono. Son muchas las pruebas que tenemos de ello pues, cada dos por tres , se despacha con declaraciones que luego debe rectificar o, sencillamente, confiar en que el olvido borre de la memoria colectiva para evitarle un papelón. En este sentido tiene suerte, ya que son pocos quienes toman sus dichos al pie de letra , ahorrándole así situaciones embarazosas. Lo cual tampoco aparece como deseable , pues la palabra presidencial tendría que ser tomada en serio.
UN DESLIZ POCO FELIZ.
Pero, en el caso que nos ocupa, el desliz fue grave .Pues la imputación formulada por el doctor Menem se registro poco después de la explosión , cuando los interrogantes sobre su origen eran aún más que lo que permanecen actualmente abiertos. El aspecto físico del edificio afectado y el de las construcciones vecinas sugería que dicha explosión se había producido dentro del inmueble ; la estrecha vigilancia existente en la zona señalaba las dificultades con que se toparía un terrorista para desplazarse por ella con una carga voluminosa , tornando asimismo sumamente improbable el estacionamiento de un coche-bomba en las inmediaciones ; y menciona incluso la posible existencia de un arsenal en la sede diplomática.
Pese a todo ello, el doctor Menem no vaciló en afirmar que se trataba de un atentado, sindicando a su posibles autores .Autores que en su mayoría se encuentran presos, tal como se halla el coronel Seineldín , directamente aludido. Y que, por otra parte, jamás vertieron declaraciones antisemíticas. Con el agregado aún : más allá del acierto o error de sus convicciones y de los medios elegidos para imponerlas , nadie a puesto en tela de juicio su condición de soldados pundonorosos , que nunca hubieran acudido al terror como arma política y que, además ,en ningún caso habrían golpeado y escondido la mano.
NO COPIARSE DE ALFONSÍN.
Pero hay más todavía. De acuerdo con lo reconocido por varias figuras destacadas del oficialismo fueron muchos los contactos mantenidos- por interpósita persona al menos – entre el candidato justicialista Carlos Menem y el coronel Seineldín, relación ésta que involucró asimismo a otros oficiales “ carapintadas “. De manera que el encono evidenciado por el presidente contra ellos ni siquiera se funda en su adhesión a las instituciones republicanas pues, cuando sus emisarios visitaban a los “ carapintadas “, éstos ya había producido los hechos de Semana Santa, Monte Caseros y Villa Martelli, aptos para conmover aquéllas. Por lo tanto, el referido encono no pasa por la inquina personal , dirigida contra los hombres que están privados de su libertad y derivada de que , en su cuarto intento, le crearon dificultades a su gobierno.
No cabe admitir entonces que el doctor Menem, impulsado por sus íntimas malquerencias, comprometa al país con declaraciones infundadas, atribuyendo a compatriotas una acción que, con muchas probabilidades de acierto, podía adjudicarse ya a las organizaciones terroristas palestinas duchas en estos menesteres.
OTROSI DIGO- Está visto que al doctor Menem le sucede lo mismo que al doctor Alfonsín : cuando revientan bombas atribuye su colocación a quienes son sus adversarios. Aunque éstos nada tengan que ver con el asunto.