CLASES DE DECENCIA.
Por JUAN LUIS GALLARDO. “ La Prensa”, 27/03 /92.
Las páginas finales de este diario me siguen suministrando temas para mis notas. Semanas atrás, en efecto, encontré allí un recuadro no muy grande donde se daba cuenta de una noticia sorprendente, a la vez que adelantadora. Pues informaba que en los Estados Unidos se ha organizado un programa escolar que tiene por objeto instruir a los jóvenes para respetarla. Parece que dicho programa empieza por recordar cosas tan obvias y tan olvidadas como que el matrimonio es el marco necesario para ejercitar la sexualidad, que el fin natural de ésta es la procreación y que comportarse en consecuencia en ello contribuye eficazmente para alcanzar la realización personal y mejorar la sociedad. Así, entre otras cosas, en él se enseña a las niñas el modo de rechazar el acoso de sus compañeros de banco- en el colegio o la universidad-, así como también a los muchachos la manera de eludir sin desdoro el asedio de compañeritas fogosas, dispuestas a todo. Y lo notable del caso es que tal programa goza de una acogida crecientemente favorable , hallándose vigente ya en numerosos colegios.
Debe reconocerse que, en algunos aspectos, los Estados Unidos resultan admirables. Y esta noticio que comento lo confirma. Pues demuestra que, a veces , los norteamericanos son capaces de rectificar. Pues no escapa a nadie que, que hace por lo menos un par de décadas, en esta manera las cosas andaban como la mona en los pagos del Tío Sam.
Basta ver cualquier película yanqui ambientada en medios universitarios o en establecimientos de enseñanza secundaria para corroborarlo. Pues en ellas, los revolcones entre condiscípulos están a la orden del día, presentándoselos como contingencias cotidianas de la vida estudiantil.
LOS NORTEAMERICANOS SABEN CÓMO ACTUAR.
Pero también ocurra que, como ahora, advertidos los estadounidenses del descalabro que ocasiona en su país ese jolgorio sexual , paran las máquinas, levantan el caballo y, tomando el toro por las guampas , salen a contrarrestarlos abiertamente sin temor a ser calificados de pacatos y encarando el problema de frentón no más.
Desde luego que este plan de adecentamiento- coincide, por otra parte, con la resurrección progresiva de aquellas, otrora poderosas , Ligas de Docencia – constituye aún un pequeño balbuceo, un síntoma incipiente de reacción. Ya que los colegios ,no son muchos en comparación con el total de ellos distribuidos en el territorio de la Unión. Pero lo que me gusta del asunto es la claridad con que se ha enfocado las cosas.
Los yanquis no salieron a decir; chicos, refocílense a gusto , pero no se olviden de usar preservativos. Tampoco parece que hayan atacado el aborto exclusivamente con el argumento oblicuo de que su práctica pone en peligro la salud de la madre. Ni que defiendan la estabilidad del matrimonio señalando que resulta aconsejable para prevenir el SIDA . No objetan la pornografía aduciendo que les parece de mal gusto.
COBARDE Y ESTÚPIDA.
Y eso es lo que celebro en el programa que nos ocupa. Pues, debo admitirlo, me tiene hartos los circunloquios, mediante los cuales gente de buena intención, pero cobarde al fin de cuentas , aborda estos temas . Desaconsejar el uso de preservativos mediante el único argumento de que a veces fallan es una cobardía; impugnar el aborto solamente porque entraña riesgos quirúrgicos es una cobardía; oponerse al divorcio al divorcio porque la promiscuidad sexual facilita el contagio de enfermedades venéreas es una cobardía ; protestar contra la pornografía aduciendo razones de urbanidad es una cobardía. Y, además de cobardía es estúpido.
Explico que es estúpido . Es estúpido porque la gente no se chupa el dedo y no le lleva el apunte a los argumentos superficiales. Es estúpido porque implica adoptar una actitud defensiva y pusilánime. Y las actitudes de este tipo no conforman a nadie..
Por el contrario, suelen provocar cierto desprecio .Y de lo que se trata es de iniciar una ofensiva, valiente, alegre y hasta insolente a favor de la decencia . En la cual tenga cabida el amor bien entendido, el sentido del sacrificio y el honor de la mujer. Amén de el Decálogo del SINAB. No cabe aceptar , al fin de cuentas, que un buen padre o una buena madre de familia, honestos y esforzados, se arruguen ante la desfachatez de un sexólogo de pacotilla , muchas veces homosexual y habitualmente marxista. Que embromar.
OTROSI DIGO – Conviene recordar que la subversión no se expresa tan sólo poniendo bombas. A los efectos de demoler la sociedad es mucho más eficaz corrompiendo a los jóvenes y desmembrando las familias.