AMIGOS DE LA LIBERTAD
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INCONGRUENCIAS DEL EPISCOPADO "Dad al César lo que es el de César, y a Dios lo que es de Dios" (Mat. 22,21). Estas palabras de Nuestro Señor Jesucristo son entendidas y practicadas por algunos conspicuos Obispos como una autorización para dejar que el César haga lo que se le dé la gana y para sólo darle a Dios puras palabras confusas, profusas y difusas que terminan sirviendo de cortina de humo para entregar al César lo que es de Dios. La prensa, con esa unanimidad que resulta únicamente de una "voz de orden" (ya diré que esto significa) está empeñada en instalar la idea de que existe una "creciente tensión en la relación entre el gobierno y la Iglesia" ("Clarín", 24/4/2007, pag. 6; e ideas similares en "La Nación", 24/4/2007, pag. 7 y en "Ámbito Financiero" 24/4/2007, pag. 11). Ese conflicto es totalmente artificial puesto que el Espicopado no se opone seriamente al gobierno pro-marxista de Kirchner y Cia. Más bien colabora, con su pasividad, a la consolidación del poder en manos de la "dirigencia" corrupta e inepta. ("Voz de orden" no es una orden militar; es una una potente sugerencia emanada de quienes tienen poder para disponer de la vida y fortuna de los destinatarios. Estos la cumplen fielmente porque saben con claridad absoluta que si no lo hacen, sus carreras profesionales y otras cosas que aprecian, están terminadas. No voy a explicar quienes tienen ese poder porque sería muy largo. Pero créame: existen y actúan continuamente para imponer a periodistas, empresarios, clérigos y otras especies de "enchufados" lo que, según aquellos, es "politically correct"). Mons. Bergoglio es presentado por la prensa como una especie de San Jorge que enfrenta al dragón pero, en realidad, es un cómodo prelado que goza del prestigio de opositor mediante unas críticas tan generales que le caben a cualquiera, al tiempo que omite totalmente el punto central de la cuestión, es decir, no actúa como un verdadero opositor. El asunto grave que debería ser encarado por cualquier opositor que realmente lo sea, es que está instalada y en curso de consolidación, una tiranía con una programa marxista y corruptor, que avasalla los tres poderes; que está aliada con otros tiranos marxistas como Castro y Chavez; que hace prevalecer la injusticia en todos los órdenes, derogando el Estado de Derecho; que degrada el servicio público (p.e.los hospitales no funcionan y hay todavía 3.900 niños dolientes que esperan vanamente ser operados en el Hospital Gutierrez); que ha impuesto leyes para corromper a la niñez y a la adolescencia mal llamadas de "educación sexual" y de "salud reproductiva"; que un ministro descaradamente abortista y corruptor hace y deshace con el respaldo del poder presidencial hasta el punto de que un Obispo fue "exonerado" simplemente por haberlo criticado y que esa tiranía se prepara para perpetuarse en el poder por el fraude el soborno y la amenaza. Mons. Bergoglio pronunció un discurso ante la Asamblea Plenaria del Episcopado reunida en "La Montonera" (curioso lugar el elegido por los Obispos para reunirse, sabiendo que los "montoneros" han sido peligrosos terroristas y que hoy ocupan el poder). Lo oían 100 Obispos (otra curiosidas: de esos 100 obispos sólo se sabe de la existencia de 5 o 6, que son "estrellas" periodísticas. Del resto, no se sabe nada. ¿Será fruto de la "conspiración del silencio" contra los buenos o será consecuencia inevitable de su efectivo silencio?). En ese discurso Mons. Bergoglio dramatizó al máximo. Dijo: "La Iglesia fue y será perseguida. Los métodos (de la persecución) fueron y serán los mismos: la desinformación, la difamación, la calumnia para convencer, poner en marcha y, como toda obra del demonio, hacer que la persecución crezca, se contagie, y se justifique, parezca razonable y no precisamente persecución". ("Clarín", loc. cit.) ¿Donde está esa persecución, excepto contra Mons. Baseotto y los Padres von Wernich y Grassi, que ni Mons. Bergoglio ni los demás Obispos defienden? "Persecución" es una palabra mayor. Miles de mártires en la Roma de los Césares lo confirman. Pero a Mons. Bergoglio no lo persigue absolutamente nadie. Goza de la más descansada libertad, excepto la de penetrar en los santuarios de la Casa Rosada o del Palacio del Congreso, adonde si pudiera entrar, no diría otra cosa que las generalidades a las que nos tiene habituados en sus discursos públicos. Y si esta suposición mía a alguien le parece gratuita, sugiero que le pregunte a Mons. Bergoglio: "Si hay algo que diría en esas audiencias, vista la insolente negativa a recibirlo, ¿porque no lo dice en público?" La verdad es que no tiene otra cosa que decir que las mismas generalidades de siempre. O sea, que si fuera recibido en la Casa Rosada, su presencia allí no favorecería a la Iglesia sino a Kirchner que ganaría con hacer pública la inocuidad del concurrente. Que no lo reciban los presidentes de las Cámaras de Senadores y Diputados es -más o menos- como si no lo recibieran los boleteros del subterráneo. No son nada ni nadie (dicho sea sin mengua del respeto que merecen esos honestos empleados). Los legisladores no existen, a no ser a la hora de cobrar sus dietas y una vez por mes para hacer creer que debaten en la única sesión ordinaria por mes que se dignan realizar. Este "show" de Mons. Bergoglio al presentarse como una víctima de la persecucipn contra la Iglesia es ofensivo para la fe y aún para la inteligencia de los católicos que saben un poco de historia y el significado de la palabra "persecución". Acabo de leer las "Memorias" del heroico Cardenal Midszenty: él sí que sufrió una persecución y no de un régimen corrupto que todavía reprime sólo torpemente, sino bajo la ocupación soviética y su bestial represión. En ese clima de tiranía enemiga, el 12 de Abril de 1947, publicó una Pastoral en nombre de la Conferencia de Obispos de Hungría que, entre otras cosas decía: "Para conservar nuestra nación, para asegurar nuestro progreso económico y moral, sostenemos firmemente la enseñanza obligatoria de la religión; ...no queremos que el foco infeccioso en las costumbres que crece en la ignorancia de Dios y de Cristo, en la ausencia de la esperanza en la vida eterna, se difunda en los individuos y en los grupos...Los instintos y las pasiones liberados de los límites que les pone la religión han acarreado ya inifinitas calamidades y miseria". (Memorias, edic. Emecé, pags. 130 y 131). Esta era una declaración política en defensa de la enseñanza religiosa cuya supresión imponía el gobierno comunista. (Mons. Bergoglio no sólo no defiende esa enseñanza sino que acepta la educación sexual y otras formas de corrupción de la juventud, como puede verse por su discurso plañidero en memoria de los muertos de "Cromagnon"). Como consecuencia de ese lenguaje inacepatable para los tiranos, el Cardenal fue preso y torturado horriblemente. No cedió y siguió preso hasta que la revolución de 1956 lo liberó, para padecer, quince años más tarde, una tortura aún mayor a manos eclesiásticas. Ni el Cardenal Bergoglio ha dicho ni la mitad dividida por 100 de esas declaraciones, ni le ha sucedido ni la tercera parte dividida por 1.000 de los sufrimientos que padeció el Cardenal Midszenty. De manera que no hablemos de persecución cuando no existe. Lo que sí existe es un régimen que odia la fe católica y gobierna para destruirla en las almas de los argentinos. Y contra eso el Cardenal no dice ni hace nada. ¿Qué interés tendrían los perseguidores de la fe en perseguir a un representante de la fe que no la representa ni resiste como su preclaro par de Hungría? * * * En el año 2002, en vísperas de la elección presidencial del 2003, yo intenté levantar una candidatura que fuera fiel a los principios católicos. Pensé que los Obispos querrían "dar una mano" a ese esfuerzo colosal frente a una "dirigencia" corrupta dotada de todos los recursos. Me equivoqué. A Mons. Bergoglio ni siquiera lo ví, porque sabía de antemano su negativa. Entrevisté a Mons. Aguer, a quien conocía desde hacía muchos años y antes que él fuera siquiera sacerdote. Otra negativa. Era como si los Obispos no estuvieran interesados en promover una candidatura que garantizaba la inspiración del Evangelio en el gobierno del país (la mía o la de otro que sugirieran). Lo atribuí a la teoría de que el clero "no se mete en política". Sin embargo, los sucesos de los últimos meses me han demostrado que la teoría debe ser reformulada: "el clero no se mete en política para apoyar candidatos católicos: sólo se mete para apoyar candidatos agnósticos y hasta de religión judía". Eso es lo que surge de las siguientes actitudes del Episcopado y del clero apoyado por aquel: 1) Apoyo de Mons. Bergoglio a Mons. Joaquín Piña, Obispo de Puerto Iguazú, candidato a constituyente en Misiones en las elecciones del 29 de Octubre del 2006, aliado con los comunistas y otros políticos de igual laya. 2) Acutación del P.José Luis Niella, párroco de la iglesia de Cruz de los Milagros, candidato kirchnerista a la Convención constituyente de Corrientes con el declarado propósito de impulsar la reforma agraria, vieja propuesta del marxismo contra la propiedad privada, a vista y paciencia del Episcopado ("La Nación" y "Pagina 12" 5/1/2007) 3) Intervención de Mons. Romanin en las manifestaciones de Santa Cruz, en favor de la agitación gremial. 4) Apoyo implícito de Mons. Melani, Obispo de Neuquén a los piqueteros de Neuquén, con el beneplácíto de sus pares. 5) Mons. Cargnello, Arzobispo de Salta, hace declaraciones a favor de la protesta docente en su Provincia, sin protesta del Episcopado. 6) Apoyo público y notorio de Mons. Bergoglio a la alianza entre Elisa Carrió (falsa católica) y Telerman (judío de religión) frente a las elecciones de la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, el Episcopado SÍ INTERVIENE EN POLÍTICA. Pero no para ayudar a un candidato católico (a mí o cualquier otro candidato aceptable que propusieran) con el fin de impedir la catastrofe nacional que significó el triunfo fraudulento de Kirchner con el 17,8% de los votos, sino para otros fines que no están claros. * * * Mons Bergoglio habla de "persecución" desde la calma segura de su Curia metropolitana. Pero no se acordó nunca ni se acuerda de la persecución incruenta, pero no menos real, que sufre Mons. Baseotto. Por el contrario, se hicieron negociaciones para que renunciara como quería Kirchner. Tampoco dijo ni dice nada sobre el encarcelamiento injusto del Padre Christian von Wernich, preso desde hace 4 años sin motivo y padeciendo una intensa campaña de calumnias. Sabe, además, que el "juicio oral" al que pretenden someterlo es un "show" en el que la parcialidad más feroz primará sobre la justicia. Y guarda silencio sobre la prolongada persecución inciada por el diario "Clarín" y su canal 13 de TV contra el Padre Grassi. En este asunto, un periódico laico como "Ámbito Financiero" ha ejercido una interesante defensa del Padre, a pesar de no ser su correligionario. Mons. Bergoglio, que conoce la legislación de la Iglesia y sabe que un sacerdote no puede ser sometido a tribunales comunes sino a los eclesiásticos para evitar, precisamente, el escándalo que estamos viendo, no dice nada. Deja que las hienas devoren al Padre sin que se sepa la verdad. Si es contraria al Padre, Mons. Bergoglio debió condenarlo hace rato. Si no lo es, debió defenderlo, también hace rato. * * * Por su lado, Mons. Radrizzani 2do. vicepresidente del Episcopado, dijo que los cortes de ruta pueden ser legítimos, convalidando así la doctrina "piquetera" que es punta de lanza del anarquismo en que el gobierno de Kirchner está sumiendo al país. Dijo Monseñor: "Hay que aclarar que los cortes no siempre son ilícitos porque a veces la gente no es escuchada" ("La Nación", 11/4/2007, pag. 8). O sea, Monseñor Radrizzani convalida la comisión de por lo menos 8 delitos: a) art. 194 del Código Penal, entorpecer los transportes por tierra; b) art. 209, instigación a cometer delitos; c) art. 210, asociación ilícita para cometer delitos; d) art. 211, intimidación pública; e) art. 213, apología del crimen; f) art. 213 bis. atentado contra el orden público; g) art. 230, sedición y h) art. 240, resistencia a la autoridad. Además, Monseñor cometió una grave difamación relacionada con la desdichada muerte del docente Fuentalba. Dijo: "...Fuentalba no mostró agresión y la policía se mostró agresiva" (loc. cit.) ¿Cómo sabe eso Monseñor Radrizzani? Según informes periodísticos y un relato oído por una persona que a su vez me lo transmitió, Fuentalba viajaba en un auto con otras personas. El chofer del auto lo dirigió contra el policía y éste debió saltar para evitar ser atropellado. Instintivamente éste disparó contra el auto su pistola de gases lacrimógenos, con tanta mala suerte que le pegó a Fuentalba que iba en el asiento de atrás. Esa pistola carece de toda precisión y sólo por accidente pudo darle intencionalmente a la víctima en la cabeza a través del vidrio del auto en marcha. De manera que Monseñor Radrizzani falseó la realidad: el chofer del auto sí mostró agresividad y el policía sólo y tal vez exceso en la defensa o cometió simplemente un homcidio culposo. Curiosamente el chofer del auto nunca fue mencionado en las noticias. Mons. Radrizzani es considerado el "ala dialogante" del Episcopado, o sea, la que quiere hablar con Kirchner y mantenerse en buenos términos con él. No veo la diferencia entre esa "ala dialogante" y el "ala acompañante por omisión" de Mons. Bergoglio a quien se le podría decir, por la artificialidad de sus "pataleos" inofensivos supuestamente "antikirchneristas", aquello de Don Juan Tenorio: "Los muertos que vos matáis, gozan de buena salud". Cosme Beccar Varela |
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