Pongamos un granito de arena cada uno y empecemos a cambiar la historia...
El Diluvio Argentino, Dios y Noé
El Señor bajó a la Tierra y así le hablo a Noé:
- Noé, dentro de seis meses haré llover cuarenta
díasEl Señor bajó a la Tierra y así le hablo a Noé:
- Noé, dentro de seis meses haré llover cuarenta
y cuarenta noches, hasta que toda la Argentina sea
cubierta por las aguas y los pecadores sean destruidos.
Solo voy a salvarte a ti, a tu familia y a una pareja de
cada especie animal viviente en la Argentina.
cada especie animal viviente en la Argentina.
Te ordeno construir un arca y ocuparte de reunir a los animales para que en seis meses estén todos aquí,
en este mismo lugar, listos para embarcar.
- Pero señor... - intentó argumentar Noé un humilde
carpintero de la zona del Delta.
- ¡¡Haz lo que te ordeno, Noé!! - bramó el Señor.
en este mismo lugar, listos para embarcar.
- Pero señor... - intentó argumentar Noé un humilde
carpintero de la zona del Delta.
- ¡¡Haz lo que te ordeno, Noé!! - bramó el Señor.
- En este país, la perversión, la corrupción y la injusticia
han alcanzado un grado intolerable. El ansia de poder
y de riqueza han hecho olvidar mis enseñanzas.
han alcanzado un grado intolerable. El ansia de poder
y de riqueza han hecho olvidar mis enseñanzas.
Han dejado de lado el amor al prójimo y el respeto a Dios.Les voy a dar un castigo ejemplar.
- Haré lo que tu ordenas, Señor - dijo Noé, que era un
hombre extraordinariamente recto, bueno y piadoso,
como ya casi no se ven sobre la Tierra y menos sobre
Argentina.
Pasaron seis meses, se oscureció el cielo y comenzó el
diluvio.
El Señor se asomó entre los negros nubarrones y pudo
ver a Noé llorando amargamente en la puerta de su
casa. Ningún arca estaba construida y sólo unos pocos
animales vagaban alrededor de su humilde vivienda.
- ¿Dónde está el arca, Noé?, - preguntó Dios, enfurecido.
- Haré lo que tu ordenas, Señor - dijo Noé, que era un
hombre extraordinariamente recto, bueno y piadoso,
como ya casi no se ven sobre la Tierra y menos sobre
Argentina.
Pasaron seis meses, se oscureció el cielo y comenzó el
diluvio.
El Señor se asomó entre los negros nubarrones y pudo
ver a Noé llorando amargamente en la puerta de su
casa. Ningún arca estaba construida y sólo unos pocos
animales vagaban alrededor de su humilde vivienda.
- ¿Dónde está el arca, Noé?, - preguntó Dios, enfurecido.
- Perdóname, Señor - suplicó el pobre hombre, - hice
lo que pude pero encontré grandes dificultades:
Para construir el arca tuve que gestionar un permiso,
autorizar los planos y pagar impuestos altísimos.
lo que pude pero encontré grandes dificultades:
Para construir el arca tuve que gestionar un permiso,
autorizar los planos y pagar impuestos altísimos.
Después me exigieron que el arca tuviera un sistema de
seguridad contra incendios, lo que sólo pude arreglar
sobornando a un funcionario.
seguridad contra incendios, lo que sólo pude arreglar
sobornando a un funcionario.
Algunos vecinos se quejaron de que estaba trabajando
en una zona residencial y en eso perdí un tiempo
precioso, pues en la Intendencia , para habilitarme
pretendían una contribución a la campaña de reelección
del Intendente.
Pero el principal problema lo tuve para conseguir la
madera, pues en el Instituto Forestal Nacional no
entendían que se trataba de una emergencia y me
dijeron que sólo había madera disponible para las
embarcaciones incluidas en un decreto que no contempla
la construcción de arcas.
en una zona residencial y en eso perdí un tiempo
precioso, pues en la Intendencia , para habilitarme
pretendían una contribución a la campaña de reelección
del Intendente.
Pero el principal problema lo tuve para conseguir la
madera, pues en el Instituto Forestal Nacional no
entendían que se trataba de una emergencia y me
dijeron que sólo había madera disponible para las
embarcaciones incluidas en un decreto que no contempla
la construcción de arcas.
Luego apareció el Sindicato que, apoyado por el
Ministerio de Trabajo, me exigía dar empleo a
susMinisterio de Trabajo, me exigía dar empleo a
carpinteros afiliados.
Además, durante el trabajo, uno de los carpinteros se
enfermó, la ART a la que estaba afiliado le dijo que
la ebriedad no es una enfermedad, y el juicio me lo
inició a mí, por considerar que la cobertura que no le
daba el seguro tenía que cubrirlo yo.
especie y tropecé con el problema que, si no es para
un zoológico, la Secretaría de Agricultura, Ganadería
y Pesca obliga a llenar formularios y pagar impuestos
que se me hacían imposibles de afrontar.
Obras Públicas, por su parte, me exigió un plano de la
zona a inundarse, y cuando les envié un mapa de todo
el país, me iniciaron un proceso por desacato.
Por ultimo, la DGR y la AFIP-DGI me hicieron un
allanamiento, apoyados por la Gendarmería , en busca
de no sé qué, y me desbarataron lo poco que había
logrado avanzar en la construcción del arca...
Después apareció un señor Montoya que me exigió
comprobante de pago de Ingresos Brutos por los últimos
sesenta años, y como yo no los tenía (tengo 38 años)
me embargó las cuentas de los bancos. Los cheques que
había girado para pagar las madera vinieron de vuelta,
y el aserradero me cortó el crédito.
Un día me visitaron inspectores de la ANSES y me
pidieron que presentara el pago de todas las
jubilaciones del personal que estaba trabajando, y me
multaron porque la ferretería que me vende los clavos
tenía un cadete en negro, y el abogado que me iba a
defender me pidió 20.000 pesos de anticipo, ya que el
trabajo en negro está severamente castigado.
Poco tiempo después, la Unión de Constructores de
Embarcaciones de Placer me inició un juicio por
competencia desleal, pues entendían que mi arca era
recreativa, a pesar de que les hice notar que nadie, a
su placer, se iba a embarcar con pumas, zorrinos,
gatos onzas etc. El Juez se declaró incompetente y
estoy esperando una resolución del Procurador
General de La Nación (hace cinco meses) para que
haga lugar a mi defensa, pues la navegación deportiva
y de recreación está fuertemente gravada.
Noé acabó su relato y el Señor nada respondió. Sin
embargo, puso su brazo afectuosamente sobre el hombro
de Noé y al cabo de pocos instantes la lluvia cesó, el
cielo comenzó a despejarse, apareció un sol brillante
y un bello arco iris se desplegó sobre el firmamento.
- Señor, ¿significa esto que no vas a destruir a la
Argentina? -preguntó Noé con los ojos esperanzados,
aunque todavía llorosos.
- No, Noé - respondió Dios, - no es necesario, ya hay
un montón de gente que ya se está ocupando de
hacerlo.