FALSA DOCTRINA DE LA LIBERTAD
[15]. Si cuando vulgarmente se entabla una discusión acerca de la libertad, se entendiese esa libertad legítima y honesta que la razón nos muestra y nosotros acabamos de describir, nadie osaría calumniar a la Iglesia, presentándola como enemiga de la libertad de los individuos y de los Estados. PERO HAY YA MUCHOS IMITADORES DE LUCIFER, QUE FUE QUIEN LANZÓ AQUEL NEFASTO NON SERVIAN- NO OBEDECERÉ- LOS CUALES ENTIENDEN POR LIBERTAD UN ABSURDA Y DESENFRENADA LICENCIA. Tales son los partidarios de aquella tan extendida y pujante secta que TOMANDO NOMBRE DE LIBERTAD, se denominan LIBERALES.
A) El Liberalismo exagerado.
[16] En realidad, lo que en filosofía sostienen los NATURALISTAS O RACIONALISTAS , ESO MISMO PROCLAMAN EN MORAL Y EN SOCIOLOGÍA LOS FAUTORES DEL Liberalismo, YA QUE SU TENDENCIA ES LLEVAR A LA PRÁCTICA E IMPLANTAR EN LAS COSTUMBRES LOS PRINCIPIOS DEL NATURALISMO.
Ahora bien, EL PRINCIPIO CAPITAL DEL RACIONALISMO ES LA SOBERANÍA DE LA RAZÓN, la cual, rechazando la obediencia debida a la divina y eterna sabiduría y proclamándose independiente, se constituye a sí mismo en el único principio, fuente y criterio de verdad.
De la misma manera los secuaces del Liberalismo no admiten ninguna voluntad divina como NORMA de nuestra acciones, sino de cada uno es por sí su propia ley. De aquí, procede esa MORAL llamada INDEPENDIENTE., la cual, so capa de libertad, aparta a la voluntad de la observancia de los divinos preceptos y conduce al hombre a una licencia desenfrenada.
Fácil es adivinar a dónde conduce todo esto, sobre todo a la sociedad. Porque una vez llevada a la convicción de los espíritus de que NO EXISTE AUTORIDAD ALGUNA SOBRE EL HOMBRE, la consecuencia es que la causa eficiente de la sociedad civil debe buscarse, no ya en el principio exterior y superior del hombre, sino en la libre voluntad de cada uno, y que la autoridad civil se deriva, como de su primera fuente, del CONCENSO DE LA MULTITUD; además, lo que la razón individual es para el individuo, a saber, la única ley que regula la vida privada, eso mismo es la razón colectiva para la humanidad en el orden de los asuntos públicos. De aquí se sigue que el poder pertenece a los más, y la mayoría es la crea los derechos y deberes de todos.
REFUTACIÓN
[17]. Mas por lo dicho se puede apreciar cuán en pugna esté todo esto con los dictámenes de la razón. En efecto, querer suprimir todo vínculo entre el hombre o la sociedad y Dios Creador, y por ende supremo legislador universal ,entraña una aberración tan absurda, que no sólo repugna a la naturaleza del hombre, sino a la de todos los seres creados. Porque todo efecto tiene que estar de alguna manera ligado a la causa de que procede, y es propio de toda naturaleza y como una exigencia de su perfección, mantenerse en aquel rango o lugar que asigna el orden natural, es decir, que el SER INFERIOR SE SOMETA Y OBEDEZCA AL SUPERIOR. Más aquella doctrina es en gran manera perjudicial tanto a la sociedad como a los individuos. En efecto, abandonado a la sola razón el juicio de lo bueno y de lo verdadero, desaparece toda real diferencia entre el bien y el mal; lo torpe y lo honesto no se diferenciarán entre sí en la realidad, sino en la opinión y juicio de los hombres; será lícito, lo que nos refrenar los torpes apetitos agrade, y entronizada una moral sin la menor fuerza para del alma, quedará abierto el camino a todos los vicios. Y en lo que concierne a la vida pública, la autoridad es separada de su verdadero y natural origen, de conde saca toda su eficacia para el bien común; la ley que dictamina acerca del bien que se ha de hacer y del mala que se ha de evitar, queda librada al juicio de la mayoría, que equivale a preparar el camino para la tiranía y la violencia. Una vez rechazada la autoridad de Dios sobre los individuos y sobre la sociedad, se impone la carencia de toda religión pública, y todo lo que con la religión se relacione será mirado con la mayor indiferencia. Al mismo tiempo, engreída de la muchedumbre con la convicción de su soberanía, se deja fácilmente arrastrar a la sediciones y tumultos ; habiendo desaparecido los frenos del deber y de la conciencia, no quedan más que la fuerza bruta, que es incapaz para contener por sí sola las efervescencias populares .
Una prueba manifiesta de todo esto la tenemos en las luchas casi diarias contra los socialistas y otras turbas de sediciosos, que desde hace tiempo no maquinan otra cosa más que el desquiciamiento absoluto de la sociedad. .Por aquí podrán apreciar, los que juzgan rectamente de las cosas, si estas doctrinas fomentan de suyo la verdadera libertad digna del hombre, o si más bien la falsean y corrompen por completo..
B) EL LIBERALISMO MODERADO.
[18] Es cierto que no todos los seguidores del LIBERALISMO se adhieren a estas doctrinas, repelentes por su misma enormidad , y que según hemos visto, se apartan abiertamente de la verdad y son concausa de gravísimos males. Es más, constreñidos por la fuerza de la verdad, muchos de ellos dudan en reconocer, y aun lo afirman de buen grado, que al abandonarse a tales excesos, despreciando la verdad y la justicia, la libertad se prostituye y degenera abiertamente en licencia; por eso a por la recta razón admiten la necesidad de que sea dirigida y gobernada y, consiguientemente, que sea sometida al derecho natural y a la ley divina y eterna. Pero, no juzgando que se deba proseguir adelante, niegan que el hombre libre tenga que someterse a otras leyes que Dios tenga a bien imponerle por una vía distinta de la razón natural..
Continuaremos con [19]: Refutación. El Director )