HISTORIA DEL SABLE DEL GENERAL SAN MARTÍN.
Por Jorge María Ramallo.
II.
Por Jorge María Ramallo.
II.
Por esa época, San Martín recibía numerosas visitas de americanos que al arribar a Europa querían conocer al anciano militar, Libertador de medio continente, En 1843, lo visitó en su residencia de Grand Bourg, Juan Bautista Alberdi , quien nos ha dejado una interesante descripción de la casa de los moradores, de la cual es el siguiente párrafo , por su vinculación con el sable “ El general ocupa las habitaciones altas que miran al norte. He visitado su gabinete, lleno de la sencillez y método de un filósofo. Allí, en un ángulo de la habitación, descansa impasible, colgada del muro, la gloriosa espada que cambió un día la faz de la América occidental…Vista la espada, se veía naturalmente el deseo de conocer el trofeo con ella conquistado. Tuve pues el gusto de examinar muy despacio el famoso estandarte de Pizarro, que el Cabildo de Lima regaló al general San Martín en remuneración de sus brillantes hechos “- Juan Bautista Alberdi, Obras Completas ,Buenos Aires, 1886, Tomo II, citado por J.L. Buseniche en San Martín visto por sus contemporáneos, edic. cit, pág. 306. Vicente Pérez Rosales, chileno, también nos ha dejado una interesante descripción, veamos :” Lucíanse en las paredes de aquel aposento, que toda la familia apellidaba “ El cuarto del Padre “ algunas armas y entre ellas aquel sombrero de hule y aquella corva espada con cadenita en lugar de guarda-.puño que sirviera de enseña de gloria a los patriotas de Chacabuco y de Maipú y ,que reproduce con rara perfección la estatua ecuestre que engalana la entrada de nuestra ancha y conocida calle del Dieciocho “. ( V. P. Rosales, Recuerdos del pasado , Santiago de Chile, 1886, cit. Por J.L. Buseniche en San Martín visto por sus coinporáneos, edic. cit. Pág. 292. –
Sin embargo, el sable no descansaba impasible, como nos dice Alberdi, en aquel rincón europeo, sino que palpitaba intensamente, como su dueño, ante los acontecimientos que se desarrollaban en el Plata. Donde la misma nación que generosamente le brindaba albergue al héroe americano , pretendía menoscabar la dignidad de su amada Patria.
Pero vanos eran sus intentos por cuanto se enfrentaban ante la insobornable postura del Jefe de la Confederación Argentina, que no cejaba en la defensa de nuestra Soberanía.
III.
Ya en 1833 el Gran capitán le había escrito por primera vez a Rosas, ofreciéndole su corvo para la lucha que se anunciaba : “ he visto por los papeles públicos de ésta, el bloqueo que el gobierno francés ha establecido contra nuestro país ; ignoro los resultados de esta medida ; sí son los de la guerra, yo sé lo que mi deber me impone como americano; pero en mis circunstancias y la que no se fuese a creer que me supongo un hombre necesario, hacen, por exceso de delicadeza que Ud. Sabrá valorar, si usted me cree de alguna utilidad, que espero sus órdenes; tres días después de haberlas recibido me pondré en marcha para servir a la patria honradamente en cualquier clase que se me destine “-Museo Histórico Nacional, ob.cit.pág 124.
En cambio no habnía adoptado igual actitud años antes con Rivadavia- en ocasión de la guerra contra Brasil- pues como le manifestara a O´Higgins: “ Con un hombre como éstew al frente de la madministración, no creí necesario ofrecer mis servicios….,y por el convencimiento en que estaba de que hubieraan sido despreciados “-Museo Histórico Nacional, ob.cit.págs. 7-11.
Y desde entonces mantiene un interesante intercambio epistolar con el Restaurador de las Leyes, labrando paulatinamente una amistad que sólo habría de interrumpir la muerte ..
A través de sus cartas le manifiesta su adhesión, aplaudiendo y apoyando su conducta ante la insólita agresión extranjera. Y ahora, el 23 de enero de 1844, próximo a iniciarse un nuevo conflicto, esta vez con Francia e Inglaterra, José de San Martín” Generalísimo de la República del Perú, y fundador de su libertad, Capital general de la de Chile, y Brigadier General de la Confederación Argentina “, escribe en París su testamento, y al pensar en su sable tan amado, dispone en la cláusula tercera que “ le será entregado al General de la república Argentina , Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que tratan de humillarla “.
“ En San Martín habla el Libertador- dice Otero- y por lo tanto el don de su espada a Rosas constituye un reproche contra los unitarios y contra aquellos que pretextando un auxilio político al Uruguay en nombre de la nacionalidad, atacaron en forma brutal y descarada la soberanía que era el principio doctrinal defendido por Rosas “-J.Potero. ob. cit.,pág 568. Sobre el sentido de esta disposición testamentaria del Libertador, pueden consultarse: Ricardo Font Ezcurra, San Martín y Rosas. Su Correspondencia. Bs.As. 1943; Mario César Gras, San Martín y Rosas. Una amistad Histórica, Bs.As, 1949; Julio Irazusta, San Martín y Rosas, Repuesta a Ricardo Rojas, Bs. As. 1950;Orlando Lázaro, San Martín Y Rosas, Tucumán 1951;Luis Soler Cañas, San Martín, Rosas y la falsificación de la historia”,Bs.As.1951; Alfredo Taruella, Las ideas políticas del General San Martín y su legado histórico, Bs.As,1950.-
A partir de entonces, durante seis años más permanece el sable junto al Libertador, aunque en 1846, habiéndose enterado del glorioso combate de la Vuelta de Obligado, libra entre las fuerzas de la Confederación Argentina y la flota aliada de Inglaterra y Francia, que pretendía surcar libremente el Paraná “…Tentado estuve. Escribe- de mandarle ( a Rosas ) la espada con que contribuí a defender la independencia americana , por aquel acto de entereza, en el cual, con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra anglo-francesa que, pocos o muchos sin contar los elementos, los argentinos saben siempre defender su independencia “-Ernesto Quesada. La época de Rosas, Buenos Aires, 1898, pág 54.