«Cuando en la Tierra ha habido superpoblación, los remedios han sido siempre dos: la supresión biológica […] o el reordenamiento geopolítico: una mayor producción y una mejor distribución de los medios de subsistencia. Los imperialismos […] piensan que su solución está, en estos momentos críticos de la humanidad, en ser los salvadores, en programas donde ellos sean imprescindibles. Uno de esos programas consiste en controlar los procesos de liberación y de independencia. Llega McNamara a Buenos Aires y dice: “Argentina debe ser sólo un país de pastores y agricultores”. Claro, están defendiendo la comida y la materia prima del futuro. La comida, mediante el control de la natalidad; la materia prima, mediante el acopio de todos los bienes»
(Juan Domingo Perón, Entrevista en Marcha, 27 de febrero de 1970)
Senador Nacional Nicolás Fernández
De mi mayor consideración:
El 9 de agosto ppdo. el Senado de la Nación aprobó el proyecto de ley referente a intervenciones quirúrgicas esterilizantes (ligadura de trompas de Falopio y vaseoctomía). Según informa el diario La Nación en su edición del 10 de agosto de 2006, usted ha sido uno de los miembros informantes del bloque oficialista para la aprobación del mismo, razón por la cual me permito escribirle para hacerle conocer mis inquietudes.
1. En primer lugar, considero que el proyecto esconde, en su enunciado formal, una mentira o una afirmación hipócrita. El título del mismo habla del «derecho personalísimo sobre el propio cuerpo, en lo referente a intervenciones quirúrgicas sobre concepción o procreación». En realidad, el proyecto aprobado hacía exclusiva referencia a prácticas quirúrgicas que imposibilitan tanto la concepción como la procreación: si el sentido común no me engaña, nadie puede fomentar y promover la concepción o la procreación esterilizándose quirúrgicamente: de lo que se trata en realidad, es de impedir la concepción. En todo caso, sería un gran acto de honestidad intelectual y política que llamen a las cosas por su nombre, no utilizar eufemismos hipócritas o mendaces.
¿POR QUÉ NO HAN LLAMADO A LAS COSAS POR SU NOMBRE?, ya que según informa el diario mencionado, en su intervención usted pidió «eliminar el velo de la hipocresía». Hubiera empezado dando el ejemplo, y lo mismo tendrían que haber hecho sus colegas de bloque y de bancada: llamar a las cosas por su nombre. Es una hipocresía utilizar eufemismos para ocultar el trasfondo de proyectos que, como el tratado y aprobado por ustedes, está en un todo de acuerdo con la salvaguardia de la seguridad nacional de Estados Unidos y de sus intereses de ultramar. Es una hipocresía utilizar eufemismos para ocultar el hecho (casual o no) que el proyecto en cuestión responde –LITERAL Y EXPRESAMENTE- a lo planificado por John Davison Rockefeller III, para controlar el crecimiento poblacional mundial y reducir el mismo a un crecimiento «cero». Los documentos que prueban lo que le digo están al alcance de todos, y usted (y sus colegas), como cuadros políticos que son, los deben conocen de sobra (o deberían conocerlos, para ocupar el lugar en el que actualmente están), para poder legislar en función de las necesidades reales de nuestro pueblo y de nuestra Patria y para su beneficio real y efectivo, NO PARA SERVIR A LOS PROYECTOS IMPERIALISTAS DE LA OLIGARQUÍA MUNDIAL, que han promovido y promueven INICIATIVAS LEGISLATIVAS COMO LAS QUE EL SENADO HA SANCIONADO Y CONSAGRADO COMO LEY[1].
2. En segundo lugar, uno de los fundamentos por usted esgrimidos es que con esta ley se contribuye a eliminar el velo de la hipocresía, «porque no podemos negar que los sectores de mayor poder adquisitivo tienen acceso a estas prácticas». Si no lo entiendo mal, usted sostiene que eliminar el velo de la hipocresía consiste en asegurarles a los pobres los mismos derechos que ejercitan los más ricos. Si los ricos se mutilan genitalmente, entonces los pobres tienen que tener el mismo «derecho» (suponiendo que la mutilación voluntaria sea un derecho). Me pregunto por qué entonces usted, si se ha graduado en la Universidad Católica de Santa Fe, no promueve iniciativas legales que promuevan la justicia social: si los más ricos pueden veranear un mes o más por año en la costa Atlántica, en Bariloche, en Punta del Este o en las playas de Brasil, entonces los pobres deberían gozar del mismo derecho; si los más ricos le ofrecen a sus hijos cuatro comidas diarias, entonces los pobres deberían gozar del mismo derecho y brindarles a sus hijos las mismas cuatro comidas diarias; si los más ricos poseen casas de campo, entonces los más pobres deberían tener acceso a una casa de campo (además de su vivienda en barrios marginales o en villas miserias); si los más ricos pueden acumular 20 propiedades inmobiliarias en cinco años, entonces los más pobres tendrían que tener el mismo derecho y ser propietarios de 20 propiedades en el mismo lapso; si los más ricos tienen acceso a una atención médica personalizada en una clínica privada, entonces los más pobres deberían tener acceso a esas mismas clínicas privadas en forma gratuita; si los más ricos visten dignamente a sus hijos, con ropa de primer nivel y de última moda, entonces los más pobres deben tener el mismo derecho para con sus hijos; los más ricos tienen acceso inmediato a operaciones cardiovasculares de riesgo, entonces los más pobres deberían gozar del mismo derecho, etc. NO CONOZCO DE NINGUNA INICIATIVA LEGISLATIVA QUE EQUIPARE LOS DERECHOS DE LOS RICOS CON LOS DE LOS POBRES con garantía del Estado, sólo el de la esterilización quirúrgica (y lo mismo se pretende con la despenalización del aborto).
¿Sabe que lo que más me sorprende es que JOHN DAVISON ROCKEFELLER III HA PROMOVIDO LA MISMA JUSTICIA SOCIAL QUE USTED Y SUS COLEGAS DEL SENADO? En el texto mencionado, el gran oligarca afirma que «viola la justicia social» el hecho que los ricos puedan esterilizarse quirúrgicamente y que los pobres no puedan acceder a lo mismo; que las mujeres ricas puedan abortar «en forma segura» y «sin complicaciones», mientras que la mujer pobre debe recurrir a un aborto «inseguro». Para él, hay que equiparar los mismos derechos: el de esterilización quirúrgica y el de la liberalización del aborto. Del resto de los derechos, Rockefeller no ha dicho nada ni ha propuesto nada: para el resto de los derechos, rige la desigualdad. Con esta ley, el Senado argentino ha transitado el camino propuesto por Rockefeller. Me pregunto entonces ¿los miembros del Frente para la Victoria piensan igual que los Rockefeller porque éstos son progresistas y promueven los derechos humanos o, caso contrario, con la máscara de la centroizquierda están imponiendo en nuestra Patria la cultura y los valores de la gran plutocracia privada mundial? Permítame ofrecerle una pista: los Rockefeller son gorilas y enemigos de los pueblos y de la raza humana, David Rockefeller todavía no puede superar el síndrome de Juan Domingo Perón. ¿Por qué usted y sus colegas promueven leyes en sintonía con el proyecto antinatalista y depoblacional de ese oscuro y turbio personaje de la política mundial?
No crea que exagero diciendo que el Parlamento Nacional legisla más en función de los intereses y «necesidades» de los Rockefeller y sus secuaces que en beneficio del pueblo argentino. En la edición mencionada del diario La Nación, se da a conocer una noticia sorprendente (página 22): demoras de hasta tres años para las cirugías cardiovasculares en la ciudad de Buenos Aires. Según el autor de la nota (Jesús A. Cornejo), «las enfermedades cardíacas representan la principal causa de muerte en la ciudad de Buenos Aires» (si esto pasa en esta ciudad, imagino que en el resto del país debe ser peor). ¿Sabe que es lo grave de esto grave? Que LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS QUE ESTÁN ESPERANDO HASTA TRES AÑOS PARA UNA OPERACIÓN CARDÍACA PROVIENE DE FAMILIAS DE ESCASOS RECURSOS ECONÓMICOS. De acuerdo con declaraciones del Dr. Enrique Gurfinkel, jefe de la unidad coronaria de la Fundación Favaloro, «siempre son los pobres los que se embroman y tienen que esperar. Una operación cardiovascular puede costar entre diez mil y veinte mil pesos, depende del cirujano y de los insumos».
Para los Rockefeller, está bien que sea así: que el Estado les garantice a los pobres servicios gratuitos de esterilización, pero que no se preocupe si los auténticos servicios de salud les son onerosos y caros (que se las rebusquen o se mueran). Para ustedes, senadores de la Nación (no de Rockefeller), parece que está bien que sea así: esterilización gratuita en centros de salud públicos o privados, pero ni una palabra sobre los servicios de salud que los pobres necesitan realmente (esto, hasta ahora, tienen que pagarlos o embromarse).
No extraña que el Ministro de Salud de la Nación (ex funcionario de la última dictadura militar) haya acompañado este proyecto de ley, mientras se ha despreocupado de promover servicios gratuitos quirúrgicos para quienes los necesitan y no pueden costearlos, o no ha promovido ninguna acción penal contra quienes asesinan 500 mil nascituros por año (y no me refiero a las madres)[2]. Si me extraña que quienes dicen representar al pueblo argentino y a sus provincias legislen en forma absolutamente acorde con los proyectos antinatalistas y genocidas de los Rockefeller y sus secuaces en el dominio y saqueo del mundo. Me pregunto si la Argentina puede ser un país en serio -libre, justo y soberano- si se rige y legisla con leyes a gusto e piacere de la inmunda plutocracia imperialista mundial, artífice y dueña del Nuevo Orden Mundial, que ve en los niños por nacer un peligro mortal que amenaza sus objetivos de apropiación de los recursos y riquezas mundiales. ¿SE PUEDE SER PROGRESISTA Y ENCARAR UNA VERDADERA RECONSTRUCCIÓN Y REGENERACIÓN DE NUESTRA PATRIA, PERO SIGUIENDO LOS POSTULADOS IDEOLÓGICOS DE LOS ROCKEFELLER? ¿Este tipo de leyes será el precio que debemos pagar los argentinos, para que la sra. Susan Segal –mano derecha de Rockefeller (Ámbito financiero dixit)- sea recibida con honores presidenciales en Buenos Aires y para que nuestro presidente sea agasajado por el mismo David Rockefeller en Nueva York?
Por supuesto, estoy a su disposición, para cualquier aclaración que considere pertinente. Por mi parte, SI USTED QUIERE, le ofrezco a poner en sus manos toda la documentación e información con la que cuento, mediante la cual usted podrá vislumbrar y percibir que el proceso de desintegración nacional encarado por la última dictadura cívico-militar en 1976, apoyada, financiada y sostenida por la familia Rockefeller a través de la Trilateral Commission, bajo el velo de la guerra antisubversiva, culmina con este gran drama genocida del Nuevo Orden Mundial, en el que
a) la pobreza en la Argentina es igual a la del resto del mundo, y tanto en nuestra Patria como en el resto del planeta se extiende cada vez más Y EN FORMA CRECIENTE la brecha entre ricos y pobres.
b) El enemigo que según la gran oligarquía mundial pone en peligro la paz mundial SON LOS HIJOS, PRESENTES Y FUTUROS, DE LOS POBRES, razón por la cual hay que impedir su reproducción.
En resumidas cuentas, ¿repudiar a los agentes militares del Proceso, reciclar a los funcionarios civiles del mismo (más peligrosos que los militares) y abrazar al autor intelectual y sostén político y financiero del mismo –David Rockefeller- no es un acto de esquizofrenia política o, peor aún, una estupidez política de máxima magnitud, casi rayana en el delito de traición a la Patria? En definitiva, se trata de legislar a favor del Pueblo y de la Nación, lo cual no coincide para nada con los intereses de los Rockefeller y cía. Las leyes como la de esterilización quirúrgica benefician a estos personajes siniestros de la política y del poder mundial contemporáneo. Nuestro pueblo, sobre todo los más desposeídos, necesitan alimentos y remedios, no mutilación genital ni derecho a asesinar a sus hijos. O se está con Rockefeller o se está con Perón. Leyes como ésta está al servicio del primero, que es quien la ha diseñado, proyectado y divulgado a lo largo del mundo.
A su entera disposición, para colaborar en la noble y hermosa tarea-mandato de labrar la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación
[1] En este sentido, puede consultar Rockefeller Commission Report, Population and the American Future, New York, 1972, Chapter 11. Henry Kissinger, Decisión de Seguridad Nacional 200/74: «Implicancias del crecimiento poblacional mundial para la seguridad de Estados Unidos y sus intereses de ultramar».
[2] Hace unos días, a través de dos notas periodísticas del diario Página/12, se ha dado a conocer que un médico diplomado ha asesinado a un nascituro de 5 meses de edad, pero el Ministro del área no ha promovido ninguna acción penal.
José Arturo Quarracino
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