jueves, octubre 29, 2015

El secreto peor guardado de la historia de España: las mujeres guerreras «de puñal guardado en la liga»

De la «Monja Alférez» a la gallega que mató a un abanderado inglés durante el ataque inglés de 1589 a La Coruña, son muchos los casos de mujeres que destacaron en el área militar en época donde su participación estaba limitada a casos de emergencia extrema
Pintura de Agustina de Aragó junto a una batería de artillería
Pintura de Agustina de Aragó junto a una batería de artillería - Ferrer Dalmau
Entre la polémica surgida hace unos años con el vilipendiado Diccionario Biográfico Español, la entonces ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, añadió otro elemento crítico al alertar de que entre los volúmenes había una «escasísima presencia de mujeres» (solo un ocho por ciento de biografías) por lo que esperaba se revisasen «esos conceptos que no parecen muy contemporáneos». Obviamente la historia no puede plegarse a conceptos contemporáneos, ni es contemporáneo el peso que las mujeres han tenido en ella hasta fechas más recientes. Más allá de las Reinas, algunas nobles, poetisas, escritoras y pintoras, el bajo número de españolas célebres está condicionado por su escasa participación en la historia militar, un elemento que vertebra la trayectoria de cualquier país. Pocos imaginan, sin embargo, que en España los casos de mujeres guerreras –las que triunfaron en un terreno siempre vetado para ellas– son demasiados cómo para guardar el secreto.
«Difícil es disuadir a la mitad de los habitantes de Europa de que casi todas nuestras mujeres fuman y de que muchas llevan un puñal en la liga»
«A mí me han preguntado los extranjeros si en España se cazan leones; a mi me han explicado lo que es el té, suponiendo que no le había tomado ni visto nunca, (...). Difícil es disuadir a la mitad de los habitantes de Europa de que casi todas nuestras mujeres fuman y de que muchas llevan un puñal en la liga», escribía Juan Valera, novelista y diplomático, en 1868, sobre la percepción que se tenía de España en el extranjero. Eran los tópicos resultantes de la leyenda negra contra lo español y de varios siglos de aislamiento respecto a Europa, pero también suponía los resquicios de las mujeres que se destacaron como milicianas durante la Guerra de Independencia.
La mujer más destacada en la guerra fue Agustina Zaragoza Doménech «la Artillera», la heroína de los sitios de Zaragoza. Esta catalana se casó con un militar profesional trasladado a Zaragoza en medio de la guerra con los franceses. Entre el mito y la realidad, Agustina acudió a la puerta llamada del Portillo durante el sitio de Zaragoza en busca de su marido y acabó, por las circunstancias del combate, disparando un cañón sobre las tropas francesas que corrían sobre la entrada. Los asaltantes franceses, temiendo una emboscada, abrazaron la retirada al sufrir el disparo de Agustina. Nuevos defensores acudieron a tapar el boquete a tiempo, salvando la ciudad una vez más.
El capitán José Rebolledo de Palafox recompensó a la joven supuestamente con el distintivo de subteniente de la unidad de artillería, aunque probablemente todo se limitó a permitir que Agustina ingresara dentro del cuerpo como soldado raso. Sea como fuere, Agustina continuó en su empeño de defender su ciudad de los franceses vestida con enaguas y «con este atavío de aspecto de soldado». En algunas ocasiones incluso pegó sobre su labio un bigote postizo para incrementar su aire feroz. Tras dos meses de frenética resistencia, la ciudad maña no pudo aguantar la presión napoleónica y cayó irremediablemente. Después de Zaragoza, la artillera catalana también participó en el sitio de Tortosa, fue tomada prisionera por los franceses y, cuando fue liberada como parte de un intercambio de prisioneros, intervino en las batallas de los Arapiles y Vitoria. Sus gestas fueron contadas por el poeta Lord Byron, aunque sin dar su nombre, en la obra «Childe Harold's Pilgrimage» publicada en 1812.

«Quen teña honra, que me siga»

Mientras Agustina se batía en Zaragoza contra los franceses, otras heroínas populares adquirieron gran peso durante la Guerra de Independencia. Así fue el caso de Manuela Malasaña –la joven madrileña que murió durante el levantamiento del 2 de mayo– o de Clara del Rey –que fue herida de muerte ese mismo día en el Parque de Artillería de Monteleón–. El relato nacional de una mujer guerrera que defiende su tierra frente a una invasión extranjera es, en cualquier caso, un mito recurrente en distintos países de Europa, pero además traza un antecedente directo con la historia de María Pita, la defensora de La Coruña en 1589 frente a la Contraarmada Inglesa. Tras el desastre de la Armada española en 1588, Isabel I de Inglaterra ordenó a Francis Drake lanzar un contraataque contra España, la conocida como «Contraarmada», que curiosamente tuvo un destino tan trágico como el de su precursora española.
Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses, por Eugenio Álvarez Dumont
Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses, por Eugenio Álvarez Dumont- Museo del Prado
A falta de la experiencia española para la organización de una operación de grandes dimensiones, que tampoco había servido de nada a éstos, la aventura de la escuadra inglesa acabó en un irremediable desastre. El primer objetivo fue La Coruña, que albergaba a algunos barcos supervivientes de la Empresa inglesa todavía en reparación. Y aunque los ingleses tomaron parte de la ciudad, la actuación heroica de las milicias, entre las que se contaba la popular María Pita, forzaron la huida de los extranjeros sin obtener botín. Cuando los ingleses abrieron una brecha en la muralla y comenzaron el asalto de la ciudad vieja, María Pita acudió a esta posición y mató a un alférez inglés con una espada.
La historia de Pita, no en vano, guarda muchas similitudes con la que luego protagonizaría Agustina de Aragón. Se dice que la gallega mató al alférez inglés precisamente con la espada de su marido fallecido durante el asalto, Gregorio de Recamonde, en un relato muy parecido al de la defensora zaragozana, que se unió al combate contra los galos por acudir junto a su marido artillero. Según la leyenda, acuchilló al inglés al grito de «Quen teña honra, que me siga» («Quien tenga honra que me siga»), lo cual desmoralizó a la tropa inglesa, compuesta por 12.000 efectivos, provocando su retirada. Junto con María Pita, otras mujeres de La Coruña ayudaron a defender la ciudad, siendo el caso mejor documentado el de Inés de Ben, herida en la batalla, aunque ninguna adquirió tanta notoriedad.
Tras la contienda, Felipe II concedió una pensión a Pita que equivalía al sueldo de un alférez más cinco escudos mensuales. La guerrera gallega, que se casó otras dos veces (en total fueron cuatro veces), es hoy en día recordada, entre otras cosas, por la estatua de bronce que decora la Plaza de María Pita, en la ciudad de La Coruña, donde se representa a la heroína alzando una lanza y a sus pies el cuerpo sin vida del alférez inglés.
Retrato de Catalina de Erauso
Retrato de Catalina de Erauso
Otro caso de una mujer que consiguió romper todas las barreras sociales que encontraban quienes querían empuñar una espada en el siglo XVI fue la casta Monja Alférez. Bien es cierto que se valió de un enorme ardil para ese propósito: hacerse pasar por un varón. La historia documentada de Catalina de Erauso, nacida en San Sebastián el 10 de febrero de 1592, empezó cuando con cuatro años ingresó en un convento, donde las novicias la humillaban y la maltrataban. A los 15 años, Catalina de Erauso logró escapar de allí y se disfrazó de hombre para no ser reconocida. A partir de ese momento pasó toda su vida disfrazada bajo la identidad de Francisco Loyola y, solo al final de la misma, confesó que era una mujer. No en vano, Catalina llegó a ser durante esos años de mentiras y fingimiento conocida por su exitosa senda de conquistas amorosas con otras mujeres y, lo que es más esperable dadas sus habilidades como espadachín, por ser un excelente soldado en el ejército español que luchaba contra los guerreros indígenas de Chile. Tras batirse contra un jefe indígena y quedar herida de poca gravedad, Catalina de Erauso fue ascendida a alférez.
El carácter pendenciero del alférez conocido como Francisco Loyola, algo habitual entre los soldados españoles de la época, le costó con los años que fuera expulsada del ejército y fuera finalmente prendida por la justicia en Perú. Viéndose ante la posibilidad de ser ejecutada por sus delitos, Catalina reveló su auténtica identidad y su condición de virgen. A partir de entonces, como el historiador José Luis Hernández Garvi relata detalladamente en «Adonde quiera que te lleve la suerte» (Edaf, 2014), se convirtió en un personaje mediático, incluso recibido por el Papa, que viajó por toda Europa ante el interés de reyes y plebeyos. Cansada de su popularidad, que en realidad era una suerte de asombro por lo que se consideraba en la época un bicho raro, Catalina de Erauso volvió a hacerse pasar por un hombre, un mercader español en América, hasta sus últimos días.
Ilustración de Inés Suárez
Ilustración de Inés Suárez
También en el Nuevo Mundo se gestó la historia de una de las españolas más combativas. La extremeña Inés de Suárez fundó Santiago de Chile junto a Pedro de Valdivia y mantuvo una relación considerada escandalosa con este conquistador. Tras quedarse viuda de su primer marido, un aventurero que llevó a su mujer consigo al otro lado del Atlántico, conoció a Pedro de Valdivia e inició algo más que una amistad con él, mientras la esposa de Valdivia, Marina Ortiz de Gaete, esperaba pacientemente en España.
Cuando a finales del año 1539 Pedro de Valdivia inició su expedición a Chile, Inés no dudó en acompañarlo previa autorización del explorador Francisco Pizarro. Inés viajaría como sirvienta de Pedro para no escandalizar a la Iglesia, lo cual hizo igualmente. La principal ocupación de Inés durante las refriegas y enfrentamientos con los caciques locales fue la de asistir a los heridos y a las tropas. En uno de los episodios más oscuros de la conquista de América, la joven convenció a los conquistadores españoles para decapitar a los siete caciques que habían conseguido capturar y lanzar sus cabezas a los enemigos para amedrentar sus ánimos.
Inés y Pedro de Valdivia mantuvieron una relación que se alargó más de diez años, aunque ni la Iglesia ni el virrey aceptaron aquella situación en ningún momento. Finalmente obligaron a Pedro a traer a su esposa a America. La extremeña también se vio obligada por la presión social a casarse por segunda vez, siendo el elegido el capitán Rodrigo de Quiroga, con el que terminaría sus días lejos de las contiendas militares de su juventud.

La «Leona de Castilla» y los comuneros

Prácticamente en el mismo periodo de la conquista de Chile vivió María Pacheco y Mendoza, la fiera esposa del general comunero Juan de Padilla. Casada con un hombre de rango inferior al linaje de ella y de poca ambición, fue María Pacheco quien empujó a su marido a que se uniera en 1520 al levantamiento contra Carlos I de las Comunidades. Así, coincidiendo con la salida del Rey para la elección imperial en Alemania, se produjo una serie de revueltas en las principales ciudades castellanas que tuvieron por protagonistas a miembros de la nobleza media como Padilla.
No obstante, la revuelta duró poco tiempo y en la batalla de Villalar fueron hechos prisioneros los principales líderes comuneros, entre ellos, Juan Bravo, Francisco Maldonado y Juan de Padilla, que fueron ejecutados en esta misma localidad. Cuando María Pacheco recibió la noticia de la muerte de su marido cayó en una depresión y se encerró en el luto unos días. Pero al convertirse Toledo en el último reducto comunero, «la Leona de Castilla» apartó el luto de un zapazo para dirigir con el obispo de Zamora, Antonio de Acuña, la resistencia desesperada frente a las tropas realistas. Y aunque el resto de los dirigentes comuneros de la ciudad se inclinaron por capitular, la viuda de Padilla logró evitar la rendición hasta extremos heróicos y, habiendo huido el obispo Acuña en dirección a Francia, se elevó como el máximo mando en Toledo.
María Pacheco de Padilla después de Villalar (1881)
María Pacheco de Padilla después de Villalar (1881)- Wikimedia
La resistencia de Toledo se alargó nueve meses más allá de la batalla de Villalar, durante los cuales María llegó a apuntar los cañones del Alcázar contra los toledanos para mantener el orden. Finalmente, la superioridad de las tropas reales forzó la caída de la ciudad. Gracias a la ayuda de los familiares que militaban en el bando realista, María Pacheco logró huir disfrazada de la ciudad con su hijo de corta edad con el objetivo de exiliarse en Portugal. Allí fallecería casi una década después sin lograr jamás el perdón del Monarca, pese a la insistencia de su hermano menor, el poeta Diego Hurtado de Mendoza, que era uno de los hombres de mayor confianza de Carlos I. Suyas son las palabras del poético epitafio de la «Leona»:
«Si preguntas mi nombre, fue María/ Si mi tierra, Granada; mi apellido/ De Pacheco y Mendoza, conocido/ El uno y el otro más que el claro día/ Si mi vida, seguir a mi marido;/ Mi muerte en la opinión que él sostenía/ España te dirá mi cualidad/ Que nunca niega España la verdad».

Diez castillos visitables en España

El Alcázar de Segovia

Es junto al acueducto la imagen de la ciudad de Segovia. Se cree que existía ya desde la dominación romana. Destacan en él la sala de los Reyes, la sala del Trono y la torre de Juan II. Este castillo fue una de las inspiraciones para el Castillo de la cenicienta de Walt Disney.
Horario: de octubre a marzo de 10:00h a 18:00h, y de abril a septiembre de 10:00h a 19:00h. Precio: 4,50 euros la entrada normal, 3 euros la reducida, 2 euros la torre y 6,50 euros la entrada completa.

Castillo de Almodóvar del Río

Se encuentra en Córdoba y es una fortaleza de origen musulmán. Anteriormente fue castro romano, pero la edificación actual tiene definitivamente origen Berebere, del año 760. Huellas de múltiples culturas, como la musulmana y la cristiana han ido marcando su estilo a lo largo de los años.
Horario: Varía dependiendo la época del año.Precio: entrada normal 6,50 euros, menores de 12 años 4 euros y menores de tres gratuita

Castillo de Bellver en Mallorca

Es un castillo de estilo gótico mallorquín, que fue construido a principios de siglo XIV por orden del rey Jaime II de Mallorca. Se encuentra a unos tres kilómetros de Palma, en un monte a 112 metros sobre el nivel del mar. Tiene la particularidad de que su planta es circular. Desde él se puede disfrutar de unas vistas espectaculares de la bahía y la ciudad de Palma de Mallorca.
Horario: de octubre a marzo, de martes a sábado de 08:30h a 18:00h y domingos y festivos de 10:00h a 18:00h. Y de abril a septiembre de martes a sábado de 08:30h a 20:00h y domingos y festivos de 10:00h a 20:00h.Precio: 4 euros la entrada general y 2 euros para estudiantes y jubilados.

Castillo de Coca en Segovia

Es considerado como una de las más hermosas muestras de arte gótico-mudéjar español. Su construcción empezó en el año 1473, a instancias del tercer señor de Coca Don Alonso de Fonseca.Más tarde pasó a ser propiedad de la Casa de Alba, y en 1928 la Dirección General de Bellas Artes lo declaró Monumento Histórico Nacional.
Horario: días laborables, de 10:30h a 13:00h y de 16:30h a 18:00h, y los sábados, domingos y festivos de 11:00h a 13:00h y de 16:00h a 18:00h.Precio: entrada general 2,70 euros, y la entrada reducida para jubilados y niños de 7 a 14 años de 2 euros.

Castillo de la Mota en Medina del Campo

En este castillo pasó sus últimos días Isabel la Católica. Se comenzó a construir en 1440 por orden de la familia Fonseca, en la esquina de un antiguo recinto árabe. Consta de dos recintos, y a su interior se accede a través de un imponente puente levadizo.
Horario: en invierno de lunes a sábado de 11:00h a 14:00h y de 16:00h a 18:00h y domingos de 11:00h a 14:00h, y en verano de lunes a sábado de 11:00h a 14:00h y de 16:00h a 19:00h y domingos de 11:00h a 14:00h.Precio: entrada general 4 euros y entrada reducida 2,50 euros

Castillo de Loarre en Huesca

Fue construido en el siglo XI y está muy bien conservado. Es probablemente el que mejor lo está de estilo románico de Europa. El rey Sancho III lo mandó construir para organizar desde él, los avances sobre las tierras musulmanas de Bolea.Su imagen se ha hecho famosa en todo el mundo al haber sido escenario de muchas películas, como por ejemplo El Reino de los Cielos.
Horario: en invierno de 11:00h a 17:30h, en verano de 10:00h a 20:00h, y en primavera y otoño de 10:00h a 19:00h.Precio: entrada normal 3, 90 euros, reducida de 3,30 euros e infantil de 2,70 euros.

Castillo de Mendoza en Manzanares del Real

Es una muestra importante de la arquitectura militar castellana del siglo XV. Sus obras dieron comienzo en 1475 y está erigido sobre una ermita románico-mudéjar.Es una de las fortalezas medievales españolas mejor conservadas y más conocidas.
Horario: martes a domingo de 10:00h a 18:00h. los sábados y domingos cierra de 15:00h a 16:00h. Precio: 5 euros la entrada normal, 3 euros para mayores de 60 y menores de 14 años, y gratuita para menores de 3 años y discapacitados.

Castillo de Monterrei en Verin

Situado en lo alto del valle Monterrei se haya este castillo, que es uno de los mejor conservados de Galicia. No sólo es un castillo, sino que es un recinto amurallado que forma una pequeña ciudad. La construcción se debe sobre todo a Don Sancho Sánchez de Ulloa, primer Conde de Monterrey en tiempos de los Reyes Católicos.
Horario: en verano de miércoles a domingo, 10:30h a 13:30h y de 17:00h a 20:00h, y en invierno de 10:30h a 13:30h y de 16:30h a 19:00h.

Castillo Templario de Ponferrada

Construido entre los siglos XI y XV el castillo que hoy conocemos es el resultado de una serie ampliaciones a lo largo de los años. En 1178 Ponferrada pasa a depender de la Orden del Temple y estos amplían y mejoran la construcción para convertirla en una defensa del Camino de Santiago. Los escudos y blasones de quienes lo ocuparon y contribuyeron en su construcción son prueba de sus diferentes etapas.
Horario: En Invierno de 11:00h a 14:00h y de 16:00h a 18:00h, y en verano de 10:00h a 14:00h y de 16:00h a 19:00h.Precio: entrada general 6 euros, entrada reducida 4 euros, y niños gratuita. Los miércoles la entrada es gratuita

Castillo de San Javier en Navarra

En él nació y vivió San Francisco Javier, cofundador de la Compañía de Jesús. Su construcción se remonta al siglo X, pero a lo largo de los años, hasta el siglo XV sufrió varias reformas. Es un buen ejemplo de una fortaleza medieval y uno de los lugares más visitados de Navarra. Cada año, en el mes de marzo cuando se celebran las Javieradas tiene la tradición de hospedar a los peregrinos que van a la localidad de Javier.
Horario: de noviembre a febrero de 10:00h a 14:00h y de 15:30h a 18:00h; y de marzo a octubre de 10:00h a 14:00h y de 15:30h a 19:00h.Precio: 2 euros para los adultos y 1 euro para los niños.
Ver galería de imágenes de los diez castillos

viernes, octubre 23, 2015

Creó por voluntad propia una nueva realidad política, el Reino de Valencia, a pesar de las presiones de la nobleza aragonesa y de la burguesía de Barcelona

Jaime I, el rey que ofrendaba glorias a España
Este año conmemoramos el 777 aniversario de la reconquista de Valencia por uno de los grandes reyes españoles, Jaime I, creador por voluntad propia de una nueva realidad política, el Reino de Valencia, a pesar de las presiones de la nobleza aragonesa y la burguesía de Barcelona.
Jaime de Aragón y Montpellier nace en el siglo XIII, época de grandes reyes como San Fernando (III de Castilla), Alfonso X el Sabio, San Luis (IX) de Francia... en un entorno personal y político muy complicado. Era un hijo no deseado por su padre, el rey, que no lo llega a conocer hasta los dos años, y que lo deja como rehén de su enemigo Simón de Monfort. Huérfano a los cinco años de ambos padres (separados), continúa prisionero del vencedor de la batalla de Muret en la que su padre es derrotado y muerto, hasta que por presiones del Papado un año después es liberado y recluido con los Templarios hasta su mayoría de edad en el Castillo de Monzón.
En lo político tampoco le fueron fáciles las cosas. Con la frontera norte de su reino comprometida tras la derrota ya citada de Muret en 1213, al principio de su reinado es puesto en entredicho, secuestrado por la nobleza en ocasiones y chantajeado por la burguesía casi siempre. A lo largo de su vida se va haciendo dueño de su destino e imponiendo sus designios, en múltiples ocasiones de forma diplomática, pero cuando hace falta, por medio de contundentes acciones bélicas, aplicando una estrategia indirecta propia de la caballería, utilizando a ésta para realizar grandes cabalgadas en maniobras envolventes, o en la lucha contraguerrilla frente a los muyaidines en las montañas mallorquinas o valencianas.
Para la historia de España fue transcendental, como ya insinuó Ramón Menéndez Pidal, tanto en el orden interno como externo. En cuanto a la relevancia doméstica, en primer lugar porque finaliza la reconquista peninsular en lo concerniente a Aragón con la ocupación y creación del Reino de Valencia, y también es el rey que acuerda los límites entre las dos Coronas hispanas, la de Castilla y la de Aragón en el Tratado de Almizra en 1244 (aunque después se reajustarían) mediante el acuerdo con el Infante de Castilla, futuro rey Alfonso X y yerno suyo, e incluso colabora con los castellanos en la pacificación de Murcia, por su gran espíritu cruzado e hispano. Lo hace por "la primera cosa per Deu la segona per salvar Espanya". Así lo afirmaba en su Llibre dels Fets.
Respecto a la política exterior, fijó las límites con Francia a través del Tratado de Corbeil en 1258 para asegurar la frontera norte, renunciando a la gran influencia y posibles derechos hereditarios que tenía en el mediodía francés, a cambio de que Luis IX renunciara a sus derechos sobre los condados Orientales de la Marca Hispánica: Ampurias, Barcelona, Besalú, Cerdaña, Conflent, Gerona, Osona, Rosellón y Urgel, para que su unión con el destino del resto de territorios hispanos no tuviera sombra alguna.

Discusión con el Papa

A la par que aseguraba las fronteras peninsulares de su reino, inició la expansión por el Mediterráneo con la toma de las Baleares, que abriría la conquista (por sus sucesores) a territorios tan lejanos como los Ducados de Atenas y Neopatria, Reino de Jerusalén e Isla de Malta; o más cercanos como el Reino de Sicilia y Nápoles, Islas de Córcega y Cerdeña. Toda esta expansión llevará a que el Mare Nostrum se convierta en uno de los ejes básicos de la política exterior de España.
Para finalizar esta escueta semblanza del rey Jaime I, hay que recordar dos hechos históricos que protagoniza. Primero rememorar su entrada-procesión oficial-cívica en Valencia el 9 de octubre, gesta que evocamos, cuyo itinerario consistió en llegar a la Catedral (cimentada sobre la antigua Iglesia Visigoda), entonces Mezquita que sería consagrada, y celebrar la Santa Misa de acción de gracias, por lo que repetirlo es un acto de justicia y memoria histórica con él y con el propio Reino de Valencia, que se celebra así desde su primer centenario… si es que nos tomamos en serio al pueblo valenciano y a su historia.
En segundo lugar, repasar los hechos acecidos en el II Concilio de Lyon de 1274 (dos años antes de su muerte en tierras valencianas) y que justifican el encabezamiento del artículo. Cuando el rey se despide un poco airado del Papa, al no aceptar una nueva cruzada a Tierra Santa, afirma (según su propio Llibre dels Fets): Barones, ya podemos irnos "que huy es honrrada tota Espanya".

Prof. Jordán Bruno Genta

" Varios veranos en nuestro Seminario  de Concordia;vino a descansar con familiares y las tardes sus amigos escuchabamos al Maestro hablar del amor a Dios y la Patria,con su figura imponente y su voz como grito desafiante a la muerte que le prodigò el E.R.P. con 14 a 16 balas que lo llevaron inmediatamente al Cielo de los Màrtires.¡ Eras el Legionario "enamorado de la muerte " por los altos ideales de ese Bien Comùn Crstiano que nos enseñastes con tu verbo ardiente y maravilloso como fin de nuestras vidas.

El Director.



Otro repudio al ataque de la catedral marplatense

aica.org  |  Especial  |  Interés general
Otro repudio al ataque de la catedral marplatense
Viernes 23 Oct 2015 | 11:49 am
San Luis (AICA): El obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez, expresó su repulsa al ataque violento contra la catedral de Mar de Plata perpetrado el domingo 11 de octubre por un grupo de personas que participaban del 30º Encuentro Nacional de Mujeres Autoconvocadas.
El obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez, expresó su repulsa al ataque violento contra la catedral de Mar de Plata perpetrado el domingo 11 de octubre por un grupo de personas que participaban del 30º Encuentro Nacional de Mujeres Autoconvocadas.

Monseñor Martínez sostuvo que la violencia física, la manifestación de "obscenidades irreverentes", las blasfemias prolongadas y los insultos contra Dios, la Virgen María y el Papa manifiestan “una hostilidad hacia la fe cristiana y hacia la Iglesia católica” propio de un “accionar irracional e injustificado” de “una ideología contraria a la paz social y al bien común de los argentinos y de los católicos”.

“Nos unimos al dolor y al repudio del obispo de Mar del Plata, monseñor Antonio Marino, y de los fieles. Invitamos a orar especialmente para que el Señor colme de su amor a los protagonistas e ideólogos de esta violencia agresión”, dijo el obispo sanluiseño.

Dirigiéndose a los fieles de San Luis, el obispo les pidió que oren por esta causa y que perseveren en el seguimiento de Cristo y de su Iglesia.

El ataque del templo
Al cierre del 30° Encuentro Nacional de Mujeres Autoconvocadas, una de las columnas de manifestantes desvió su recorrido y se dirigió hacia la catedral, donde realizaron bailes, desnudaron sus pechos y gritaron consignas a favor del aborto. Un grupo de fieles se ubicó, rejas de por medio, en las escalinatas de la catedral.

Los incidentes comenzaron pasadas las 22, cuando mujeres y hombres que participaron de la marcha comenzaron a arrojar bengalas, botellas, bolsas con residuos y excremento contra el grupo apostado frente al templo. Luego un tramo de la reja cedió. Fue entonces cuando intervinieron efectivos de la Gendarmería Nacional, y detuvieron a varias de las manifestantes.

Los grupos de mujeres provida se habían juntado para rezar, pero una vez más fueron agredidas por sectores que, bajo la oculta intención de expresar su repudio a los femicidios, presionan a las autoridades para despenalizar el aborto.+
LA CARTA DE DESPEDIDA DE MARIO MARKIC A CRISTINA
Ácido y sarcástico. Pase lo que pase este domingo, con o sin balotaje, los comicios marcarán la salida de Cristina Fernández del poder. En ese marco, el periodista eligió darle un adiós particular.
URGENTE 24
CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24) El periodista Mario Markic, en Telenoche, le escribió una carta de despedida a la mandataria en la que remarcó su legado político tras dos mandatos.

Con tono ácido y sarcástico, el conductor de ‘En el camino’ hizo además un repaso de la gestión cristinista y cuestionó cómo se va a tomar la jefa de Estado la “pérdida del poder”.

A continuación, la carta:

Señora Presidenta:

Pase lo que pase el domingo, estamos a horas del comienzo de su inevitable y acaso tan temida despedida del poder. Pase lo que pase, el domingo o será uno consagrado por el voto de los argentinos, o habrá que elegir entre dos opciones unos días más tarde pero todo está allí, a la vuelta de la esquina.

O sea, Presidenta, ya aparece el otro. Será una bisagra histórica. Recuerde que usted lleva casi ocho años ejerciendo el poder, "empoderada", como le gusta decir. Y por eso, nos imaginamos claramente su tristeza por estas horas frente al hecho consumado: la certeza de la ausencia de poder.

Usted señora, mostró en un tweet algo así como que lo que se viene es el fin del principio. Siempre fue rápida de reflejos señora, como para que nadie le diga 'esto es el principio del fin y bla bla..'. Y está bien, y era lo esperable, confrontativa hasta el fin, siempre redoblando la apuesta.

Como cuando en aquel acto en Rosario frente al monumento a la Bandera Nacional usted dijo sin decir, pero todos lo entendimos, aquel propósito: el más antirepublicano que se recuerde, por lo menos de un gobernante civil.

Y ese "vamos por todo" estruendoso fue , aunque todo puede discutirse, el principio del fin. Porque, señora, no pudo con todo. De hecho debe ser raro para usted sentir que no está en el lugar de los candidatos ahora, que no compite.

Esta vez, si o si señora Presidenta, se tiene que ir. Y lo que son las cosas: ahí lo tendrá a Massa compitiendo por la banda y el bastón. El mismo que le cerró la puerta a su propósito de reelección.

Y estará Scioli, el hombre paciente al que usted humilló sin contemplaciones. Y usted sabe, lo sospecha, lo malicia: si gana y si aflora su gen peronista de la autopreservación es muy probable que, más temprano que tarde, la deje de lado, se olvide de usted. Que la traicione, en una palabra.

Y Macri, que viene desde otro palo y otra condición, y que empezó su aventura política desde la capital Federal: imagine si fuera él el elegido. Por eso, se viene el largo adiós, la melancólica retirada. Porque así de ingrata es la cosa: usted, señora Presidenta, a partir del 11 de diciembre volverá a ser una persona común y corriente. Una ciudadana más de a pie.

O sea, no habrá Tango 01 a su disposición, tanto como para ir a buscar a su hijo o a su hija en cualquier momento que quiera hacerlo, o llevar a bordo los regalos para su pequeño nieto.

¿Se acuerda que hasta se rompió la cabeza precisamente cuando estaba en esos menesteres domésticos? Porque si quiere hacerlo deberá pagar su pasaje como cualquiera de nosotros. Y podrá viajar gratis, claro, si acumula millaje como cualquiera de nosotros.

¿Cuánto de difícil será acostumbrarse a ser una ciudadana común? No la primera ciudadana, sino una entre tantas. Y extrañará seguramente que nadie esté obligado a escuchar lo que piensa sobre política, economía, deporte y sus vidas pasadas.

Con seguridad señora Presidenta, ahora que tiene la certeza de que comienza su melancólico retiro de la escena, sabe que ya no habrá cámaras que registren sus alegres pasos de baile, que acaso sigan, pero con la salvedad de que quedarán reservados para la intimidad de las fiestas familiares.

O para Bailando por un sueño: experiencia acumula. Porque aquel baile de los días felices traspasó las fronteras. ¿Se acuerda de Angola y del tractor de Moreno? Ya nadie se acuerda de Angola. Y cualquiera podrá imaginarse que recordará con infinita nostalgia esos discursos que estaban obligados a seguir millones de argentinos y que calurosamente aplaudían sus fieles acólitos entre el agitar de las banderas en la Casa Rosada y las desentonaciones jingleras de Ignacio Copani.

¿Quién usará, si así lo decide, -¿por algo será presidente no?- su balcón señora? Y qué pasará con el Salón de las Mujeres? Imagine que el próximo inquilino, con todo derecho por otra parte, lo deje de lado. Y peor aún, que a instancias de la primera dama se haga, por ejemplo, un salón de los estables de la patria para las cadenas nacionales.

Y ya como algo pesadillesco que el señor presidente decida terminar con el peregrinaje de Cristóbal Colón para devolverlo a su emplazamiento original.

Señora Presidenta, usted sabe que cosas así pasarán por su cabeza cuando deba despojarse del poder. Y tal vez el nuevo presidente decida cambiar el protocolo también y "ellos y ellas" o el "para todos y para todas" sea dejado olímpicamente de lado.

Y acaso en poco tiempo más, porque en Argentina el olvido no necesita tiempo, ya los slogans que acompañaron sus años de gestión como "tenemos patria", "no fue magia", "ni un paso atrás"; y sobretodo el temerario y agresivo "vamos por todo", tan poco digno de usted señora, pasen al limbo de las cosas descartables.

No podrá ya modelar ni formatear la vida ni la conducta de los argentinos. Podrá cambiar cosas en su vida o cercanas a usted, elegir también cambiar cosas en su lugar en el mundo, en el lugar que elija para vivir, tal vez pueda incidir en el dibujo de su jardín. Pero su revolución tendrá los límites de su vereda.

Porque señora, usted volverá a ser una persona común y silvestre, como se dice.

Y como pasaron al olvido cosas de Alfonsín y de Menem, uno se pregunta, y tal vez usted ya empezó a hacerlo, ¿qué pasará con Tecnópolis, nuestra feria tecnológica permanente? ¿Y con Zamba, el personaje para niños con su particular visión de la historia argentina totalmente repartida entre héroes y villanos, cipayos y patriotas, blancos o negros, buenos y malos? Visión que se parece tanto a su propio modo de entender la vida.

¿Y 678, el club de los amigos de la revolución nacional y popular seguirá en la misma pantalla o buscará refugio en las pantallas de los empresarios amigos? ¿Seguirá carta abierta exaltando las acciones de su gobierno? ¿O se encolumnarán como buenos soldados militantes con el mismo fervor de los que cambian de creencia religiosa de un día para otro?

Por ahora no señora, las tropas son leales. Ahí apareció Horacio González, el de la Biblioteca Nacional, diciendo que ellos van a votar a Scioli desgarrados, pero lo van a votar. ¿Y con Milani no estaban desgarrados-? ¿Y con Boudou tampoco estaban desgarrados? ¿Y con Jaime?

Usted se preguntará qué destino le espera a la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional -¿qué titulazo no?- que capitanea el intelectual del modelo Ricardo Forster.

¿Qué harán los artistas militantes frente a su inevitable ausencia? ¿Irán en busca de un nuevo productor? La palabra clave del tiempo que se avecina es "ex". Usted señora, será una ex con todo lo que ello significa y connota porque el poder será de otro.

Será inevitable, pero así son las cosas del poder: almíbar y amargura. Como "ex" usted vivirá de recuerdos. Y en esa caravana desfilarán los fastos del Bicentenario. ¿Se acuerda de la Vuelta de Obligado y de todos los actos militantes perfectamente armaditos como una gran película de Hollywood?.

Y regresará también el recuerdo del regreso triunfal de la Fragata Libertad a Mar del Plata, y de su repentina amistad con el odiado Jorge Bergoglio.

Y toda esta película no es el principio del fin, pero tampoco es el principio de algo que continuará en el tiempo tal como usted lo dejó.

Señora: tampoco nos vamos a pasar la vida hablando de los buitres habiendo otros pájaros tan bonitos para ver.

No hay a la vista "Cristina parte 2". Todo se olvida rápido por aquí ¿Vio?. Y volver al llano a algunos les cuesta mucho más que a otros. Depende de cómo se haya ejercido el poder.

Con toda humildad, no quisiera estar en sus zapatos señora Presidenta. 
 

jueves, octubre 15, 2015

Las crueles torturas de los caníbales aztecas a la caravana de Hernán Cortés

Un grupo de arqueólogos ha encontrado los restos de más de 550 españoles que fueron capturados y aniquilados por los nativos del Nuevo Mundo. Entre ellos había mujeres y niños

 

Corría julio de 1520 cuando una tribu de aztecas, ávidos de derramar la sangre de los conquistadores que acababan con su pueblo a espada y arcabuz, capturó una caravana que provenía de Veracruz con más de 550 personas. Una buena parte de las mismas eran españoles que acudían a reunirse con Hernán Cortés en Tenochtitlán, la capital de este imperio americano. Los nativos fueron sumamente crueles pues, en los meses siguientes, sacrificaron a hombres, mujeres y niños a sus dioses de formas impensables para pedirles que expulsaran a aquellos monstruos barbudos de su hogar. Según las crónicas, todos murieron.
Aunque esta historia parece propia de una película de ciencia ficción, lo cierto es que se corresponde con la narración de unos hechos que acaecieron durante la conquista del futuro México por parte de Cortés y sus hombres. Sin embargo, cinco siglos después vuelve a estar de nuevo de moda gracias a Enrique Martínez -del Instituto Nacional de Antropología e Historia- quien, junto a su equipo, acaba de hallar los restos de varios reos de estos nativos cerca de Texcoco (en México D.F.). El descubrimiento denota que los presos estuvieron vigilados durante más de un año por los acolhuas (nativos que habitaban la región y eran aliados de los aztecas) y que fueron sometidos a todo tipo de torturas.
Concretamente, el descubrimiento ha sido realizado dentro del «Proyecto Arqueológico Zultépec-Tecoaque», una investigación que lleva más de dos décadas activa y en el marco de la cual se encontraron en 2006 más de 10.000 objetos relacionados con el pueblo en el que se llevó a cabo esta masacre (conocido en su momento como Zultépec). En la actualidad han clasificado más de 15.000, entre los que se destacan restos que solo pueden prevenir de la vieja Europa.

Los trágicos hechos

Según explicaron el cronista Fray Bernardino de Sahagún y el propio Cortés en sus escritos (este último, en sus «Cartas de relación», textos en los que el extremeño relata a Carlos V sus aventuras en México), estos trágicos sucesos se sucedieron en junio de 1520.
Tal y como afirma el experto en la civilización maya Éric Taladoire en su dossier «La guerra de dos mundos», por aquellos días salió de la ciudad de Veracruz (al sur oeste de México) una caravana compuesta por 550 «españoles, indígenas, negros, mulatos y mestizos» en dirección a Tenochtitlán, hacia donde se dirigía Cortés con sus hombres para derrocar al azteca Moctezuma. A su vez, la comitiva se completaba con algunos aliados indígenas aliados de los conquistadores (destacando totonacos y tlaxcaltecas).
En palabras del investigador, estaban bajo el mando de Juan de Alcántara y eran miembros del contingente de Pánfilo de Narváez. La caravana -en la que se destacaban también mujeres (50 en total) y niños (10 de hasta tres años)- fue sin embargo atacada por los guerreros de Texcoco, los cuales capturaron también a los animales que iban con ellos, los primeros que habían llegado hasta entonces de territorio europeo.
Los prisioneros fueron trasladados al poblado de Zultépec, donde les mantuvieron presos seis meses para sacrificarles paulatinamente a sus dioses en sus diferentes fiestas indígenas. En palabras de Martínez, el principal de estos rituales fue el ofrecido a Huizilopochtli -el dios de la guerra-; aunque tampoco fue nada desdeñable la matanza que se produjo en la ceremonia en honor a Izcalli, la deidad del fuego.

Las crueles torturas a los conquistadores

Según determina Martínez, las torturas a las que fueron sometidos los miembros de esta caravana fueron brutales. Para empezar, y según acaba de descubrir, una buena parte de los supervivientes fueron separados y confinados en varias «habitaciones» de este pueblo. La finalidad: que no pudiesen comunicarse. Con todo, el experto considera que no fueron usados como esclavos, tan solo como meras ofrendas a los dioses con el objetivo de aplacar la ira que los conquistadores traían sobre su región.
En la festividad en honor de Huizilopochtli se vivió uno de los momentos más trágicos, pues fueron asesinados 9 hombres mesoamericanos y 9 mujeres embarazadas (un requisito indispensable). La forma en la que murieron ha generado controversia estos últimos años. La mayoría de los expertos abogan porque en esta celebración los aztecas abrieron sus pechos y se comieron sus corazones, pues era la pieza mejor considerada de todo el cuerpo humano. No obstante, esta teoría no es seguida por otros investigadores como la arqueóloga Ximena Chávez, quien cree que fueron decapitados. Según determina, los mexicas no solían recurrir tan habitualmente como se quiere hacer pensar a meterse entre pecho y espalda carne humana.
Luis Pancorbo López, en su obra «El banquete humano: una historia cultural del canibalismo», es seguidor de la primera teoría. «Los aztecas no dejaron apenas hueco en el tema caníbal. En los 18 meses de 20 días que tenía su calendario, aparte de cinco días vacíos, dos meses eran los más propicios para los sacrificios: el mes XIII […] consagrado al dios Tláloc con abundantes sacrificios humanos; y el mes X […] que celebraba la caída de la fruta con grandes sacrificios humanos», determina el investigador. A su vez, este divulgador histórico es partidario de que, en base a los hallazgos de Martínez, la carne fue cortada con cuchillos de obsidiana, hervida y, posteriormente, comida.
Las crueles torturas de los caníbales aztecas a la caravana de Hernán Cortés
Hernán Cortés
Y es que, después de investigar durante 20 años la zona, Martínez cree que la teoría del canibalismo es la más creíble: «Los sacrificados se elegían en pareja, se les extraía el corazón y sus cuerpos eran tirados por las escaleras del templo ceremonial. Y una vez abajo, desmembrados y cocidos, y algunos de su huesos, repartidos entre los nobles y guerreros sus cráneos eran colocados en el 'tzompantli'", o altar de calaveras».
De la misma opinión es Taladoire: «Los hallazgos incluyen elementos como huesos humanos hervidos, lo que hace pensar que los integrantes de la caravana capturada fueron víctimas de canibalismo ritual. Otros de los restos como las calaveras fueron exhibidos por los mexicas y texcocanos a manera de mensaje de advertencia para los invasores».
Martínez se atreve también a aventurar (pues no tiene pruebas de momento para ello) que las cabezas de los asesinados (tanto hombres como mujeres y niños) fueron clavadas en estacas y puestas en los alrededores del poblado como una advertencia a los conquistadores españoles. Esta práctica era denominada tzompantli y se completaba dejando las testas en una empalizada de madera. Todo ello habría sucedido después de que los rituales acabasen definitivamente en marzo de 1521.
Con todo, esta triste historia no terminó en este punto, pues Cortés envió a su soldado más fiel, Gonzalo de Sandoval, a destruir el poblado. Este, junto a varios soldados españoles, arrasó el asentamiento sin poder liberar a ningún preso, pues todos habían sido asesinados. La mayoría de nativos (incluyendo también mujeres y niños) fueron pasados por la espada. Con todo, algunos fueron preservados como esclavos.
Los militares tampoco tuvieron piedad con las estatuas levantadas en honor a los dioses por los mexicas, las cuales decapitaron. A los pocos años, y debido a lo que vieron allí los hombres de Hernán, el lugar fue bautizado como Tecoaque (término que se puede traducir como «El lugar en el que se los comieron»).

El misterioso pudridero de El Escorial para momificar a los reyes españoles muertos

Si bien no existe un tiempo estipulado para que culmine el proceso biológico de reducción natural del cuerpo, se calcula que son necesarios entre 30 y 40 años para que sea eliminada «la humedad» y el mal olor del cuerpo. Los detalles de la estancia se guardan con hermetismo desde hace siglos

 

El Real Monasterio de El Escorial nació en su origen con la intención, más allá de conmemorar la victoria de San Quintín sobre los franceses, de servir de sepulcro para los reyes y familiares de la dinastía Habsburgo. En 1573, Felipe II hizo trasladar así al templo los restos de su padre, Carlos I, y de otros Habsburgo para ser reunidos en un primitivo sepulcro que, casi un siglo después, Felipe IV sustituiría por la actual y vistosa Cripta Real. No en vano, el Panteón Real y el de los Infantes, que ha servido como lugar de descanso para los restos mortales de la gran mayoría de miembros de la Familia Real española, tanto de la dinastía de los Habsburgo como de los Borbones, tiene una estancia previa siempre envuelta de misterio: el pudridero, donde los cuerpos deben esperar aproximadamente 30 años a su momificación.
La muerte estos días del primo del Rey, Don Carlos de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma, quien fue nombrado Infante en 1994 por expreso deseo del Rey Don Juan Carlos, ha devuelvo momentáneamente a la actualidad el proceso de «momificación» que debe realizarse a los Reyes y a los Infantes antes de descansar definitivamente en paz en El Escorial. Como si fuera algo así como un secreto, cuando evidentemente no lo es, los guías del Palacio Monasterio de El Escorial suelen dotar de un tono misterioso a su voz al mencionar que existe una sala contigua al Panteón de los Reyes, con suelo de granito y techo abovedado, que hace las veces de pudridero y que en la actualidad permanece ocupado por los restos mortales de varios Infantes, entre ellos Don Jaime de Borbón, y por los Condes de Barcelona.
El misterioso pudridero de El Escorial para momificar a los reyes españoles muertos
Monasterio de El Escorial, desde el Monte Abantos
El pudridero de El Escorial, con dos estancias diferencias, uno de ellos para Reyes y otro para Infantes, se encuentra en el subsuelo de la basílica, a pocos metros del lugar de los sepulcros reales. Los monjes agustinos, que sustituyen a la Orden de los Jerónimos del periodo de Felipe II desde 1885, se encargan de custodiar tres pequeñas salas sin luz cuyo paso está limitado solamente a ellos. Si bien no existe un tiempo estipulado para que culmine el proceso biológico de reducción natural del cuerpo, se calcula que son necesarios entre 25 y 40 años para que sea eliminada «la humedad» y el mal olor del cuerpo. La función final del pudridero, en cualquier caso, es reducir el tamaño de los cuerpos para que se adapten a los minúsculos cofres de plomo que, en el caso de los Reyes, ocupan apenas un metro de largo y 40 centímetros de ancho.

¿Cómo es el pudridero por dentro?

«Permanecen los cadáveres 30 o más años hasta consumida la humedad»

Pese al limitado número de personas que tiene permiso para acceder a estas estancias, distintos cronistas del templo han descrito al detalle el lugar con la intención de romper el misterio. «Las puertas que están en el segundo descanso de la escalera conducen a los pudrideros, cuyo uso explicaré para desvanecer las muchas patrañas que sobre ellos se cuentan. Son tres cuartos a manera de alcobas, sin luz ni ventilación ninguna. Luego que se concluyen los Oficios y formalidades de entrega del Real cadáver que ha de quedar en uno de los panteones, el prior, acompañado de algunos monjes ancianos, baja al panteón donde ha quedado el cadáver llevando consigo los albañiles y algunos otros criados. Estos sacan de la detisú o terciopelo que la cubre la caja de plomo sellada que contiene el cadáver, y la conducen junto al pudridero. Mientras los albañiles derriban el tabique, los otros abren cuatro o más agujeros en la caja de plomo, la colocan dentro del cuarto o alcoba sobre cuatro cuñas de madera que la sostienen como dos o tres pulgadas levantadas del suelo, y en el momento los albañiles vuelven a formar el tabique doble que derribaron. Allí permanecen los cadáveres 30 o 40 o más años hasta que consumida la humedad y cuando ya no despiden mal olor son trasladados al respectivo panteón», relata con precisión quirúrgica fray José de Quevedo, bibliotecario del monasterio, en el libro «Historia del Real Monasterio de San Lorenzo del Escorial».
El misterioso pudridero de El Escorial para momificar a los reyes españoles muertos
Imagen de la primera cámara sepulcral del Panteón de Infantes.
En la actualidad, el Pudridero de los Infantes guarda los cuerpos de Don Jaime de Borbón –el segundo de los hijos del Rey Alfonso XIII–, Don Luis Alfonso de Baviera y Borbón –nieto de Alfonso XII– y Doña Isabel Alfonsa de Borbón y Borbón –también nieta de Alfonso XII–. No están ya los del Infante Alfonso de Borbón-Dos Sicilias –padre del fallecido Don Carlos– y los del Infante Alfonso de Borbón y Borbón –hermano de Don Juan Carlos–, que han sido los últimos en abandonar el Pudridero de los Infantes para ocupar su tumba permanente entre los mármoles blancos del Panteón de los Infantes, el lugar destinado a Príncipes, Infantes y Reinas que no fueron madres de Reyes. Allí todavía quedan 24 tumbas vacías.
Este traslado de los Infantes y de los Reyes del pudridero al Panteón se celebra en la intimidad y bajo un protocolo muy estricto. Asisten un miembro de la comunidad agustiniana, otro de Patrimonio Nacional, un arquitecto –que se encarga de dirigir el desmontaje del murete del Panteón Real–, dos operarios y un médico, que se limita a testimoniar que el proceso de descomposición ha finalizado.
Por su parte, el Pudridero Real se encuentra hoy ocupado por los padres de Don Juan Carlos: Don Juan de Borbón y Doña María de las Mercedes, que descansan en el Monasterio desde abril de 1993 y enero del 2000, respectivamente. El último entierro permanente en este caso fue el de la Reina Victoria Eugenia que, aunque falleció en 1969 en Lausana (Suiza), sus restos fueron repatriados en 1985.
Una vez que los cuerpos de los Condes de Barcelona sean trasladados a sus sepulcros, el Panteón de Reyes estará completo, a menos que se realice una ampliación. A excepción de Felipe V, que recibió sepultura en la Colegiata del Real Sitio de La Granja de San Ildefonso junto a su segunda esposa, de su hijo Fernando VI, que fue enterrado según su deseo con su esposa Bárbara de Braganza en el convento de las Salesas Reales, así como los ajenos José I Bonaparte y Amadeo de Saboya, todos los Reyes de la historia de España desde 1558 permanecen enterrados en El Escorial.

¿Un error de Felipe II, o uno de Felipe IV?

La fecha en la que se habilitó el pudridero es complicada de precisar, pero desde luego no fue en el reinado de Felipe II, sino con la creación del Panteón Real, inaugurado en 1654, estando Felipe IV en el trono. De esta forma, la Octava Maravilla del Mundo construida por Felipe II, irónicamente, habría fallado con estrépito en su cometido principal como tumba de Reyes, puesto que el conocido como «los infiernos» (el sepulcro donde quedaban enterrados los cuerpos al principio) era estrecho y sombrio. O al menos eso es lo que pensó su nieto, Felipe IV. En una carta enviada por Felipe IV al prior Fray Nicolás de Madrid, disponiendo el traslado de los cuerpos al nuevo panteón, el Rey explica por qué creía que su abuelo había cometió un error así: «Siendo la intención del Rey mi señor, y mi abuelo, cuando edificó esta Real Casa, quiso que fuese allí su Sepultura, la de sus gloriosos Antecessores, y la de sus Sucessores; pero no dejó señalado competente sitio para este».
El misterioso pudridero de El Escorial para momificar a los reyes españoles muertos
Cámara sepulcral y altar del Panteón de Reyes
La Cripta Real levantada para solucionar el aparente descuido de Felipe II fue construida por Juan Gómez de Mora, el arquitecto de la Plaza Mayor de Madrid, y consta de 26 sepulcros de mármol dispuestos en siete columnatas a ambos lados del altar, que fueron ocupados por los antepasados de Felipe IV. Sin embargo, ahora que es necesaria más que nunca una ampliación del Panteón, algunos autores han cuestionado que la decisión de Felipe IV de trasladar los cuerpos fuera la más correcta. El principal cronista de la época, el padre Sigüenza, cuenta como Felipe II sí precisó el lugar, pues quiso «hacer un cementerio de los antiguos donde estuviesen los cuerpos reales sepultados y donde se les hiciesen los oficios y misas y vigilias, como en la primitiva Iglesia se solían hacer con los mártires». El arquitecto Juan Rafael de la Cuadra Blanco, que abordó ampliamente el tema en una Tribuna Abierta de ABC del 29 de octubre de 1998, defiende que «Carlos I dejó claro en su testamento que quería estar medio cuerpo debajo del altar y medio debajo de los pies del sacerdote. Y su hijo, Felipe II, cumplió su deseo».
Si se devolviera a Felipe II, a Carlos I y a sus esposas, las Reinas Ana de Austria e Isabel, a su primitivo enterramiento se corregiría, según los defensores de esta teoría, «un error histórico, y quedarían cuatro tumbas libres para enterrar a dos generaciones más». Ese lugar original donde Felipe II quiso enterrar a sus padres, a sus tías, a tres de sus mujeres y a su hijo Don Carlos fue una pequeña bóveda bajo el altar y bajo las estatuas orantes del presbiterio, y ligeramente encima del Panteón de Reyes, los «Infiernos» mencionados.
 

La iglesia de San Antonio de los Alemanes oculta un imponente mural del siglo XVII

 
 
maya balanya
maya balanya

 

La iglesia de San Antonio de los Alemanes oculta un imponente mural del siglo XVII

Una silenciosa mueca de asombro define los rostros de quienes contemplan las pinturas murales de la iglesia de San Antonio de los Alemanes; un enorme manto, con sensación de infinidad, que se extiende circularmente desde la base del templo hasta la bóveda. La elevada consideración sobre esta suerte de capilla sixtina, inadvertida en el centro de Madrid, contrasta con la modesta apariencia del templo en su cara exterior, de ladrillo visto y granito, síntesis de los problemas económicos de la España de Felipe IV.
Ajena la iglesia al paisaje urbano en el que se ubica, fue construida entre 1624 y 1632 por la institución de San Antonio de los Portugueses –su nombre original– con la función añadida de hospital para moribundos y desamparados. No tomó su denominación actual hasta la independencia de Portugal, en 1668, cuando cambió su apellido por la cesión que hizo la reina consorte, Mariana de Austria, a los alemanes católicos de la Corte. Después, en 1705, el nuevo rey, Felipe V, hizo lo propio con la Hermandad del Refugio, quien hoy mantiene intacta su labor.
El interior del templo, diseñado por el jesuita Pedro Sánchez, Francisco Seseña y Juan Gómez de Mora, es un inequívoco exponente del barroco madrileño. Imperceptible a primera vista, tiene forma octogonal en su conjunto aunque esconde una planta elíptica de unos mil metros cuadrados. En la sencilla y austera fachada, obra de Gómez de Mora, solo el chapitel en pizarra que corona el edificio y la imagen de Antonio de Padua, a quien se rinde devoción, aportan un mínimo de atractivo.
Apenas se cruza la pesada puerta de madera que custodia la iglesia, tras un breve vestíbulo, el visitante se pierde en los impresionantes frescos que lo envuelven y embelesan, extendidos entre los muros curvos, desde la base hasta el techo. Aderezados por seis enormes altares de medio punto, se representan los ocho milagros de San Antonio. Sobre una base de granito y la posterior imitación de un zócalo de mármol, se conectan en orden ascendente pinturas de reyes y alegorías, plasmadas como tapices. El mural lleva la firma de autores como Lucas Jordán, Juan Carreño de Miranda, Luca Giordano o Agostino Mitelli.
Así se alcanza la bóveda, con la Apoteosis del santo portugués como elemento central. Pintado en trampantojo con puntuales elementos florales, da sensación de profundidad ante el pasmo halagador del invitado. Su valor, en ese sentido, no ha pasado desapercibido para el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM), que lo ha incluido entre los edificios más singulares de la región con motivo de la Semana de la Arquitectura.

Descanso de las infantas

Bajo el suelo de la imponente obra, en la cripta, descansan dos infantas de Castilla desde 1869, cuando fueron trasladadas desde el convento de Santo Domingo del Real. Los nichos de Berenguela y Constanza –hijas de Alonso X y Fernando IV– enfocan la atención entre una veintena de sepulcros. Tras las circulares paredes de ladrillo yacen igualmente los fundadores de la Hermandad del Refugio, la misma que nació para revertir la miseria del decrépito Madrid del Siglo de Oro.